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La espantada del PNV

Los nacionalistas vascos dan un toque de atención al Gobierno por la inconcreción en los traspasos y Venezuela: un riesgo añadido para Sánchez

Sánchez, con Ortuzar y Esteban, en una imagen de archivo. / Sergio Barrenechea / EFE

El encuentro de ayer en Madrid del ministro Félix Bolaños con el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, y su portavoz parlamentario, Aitor Esteban, demuestra que las luces rojas se han encendido en la Moncloa. La debilidad del presidente Sánchez en el Parlamento, donde difícilmente va a contar con el apoyo de Junts, Coalición Canaria se ha acercado al PP por la inacción del Ejecutivo en la crisis migratoria y el diputado José Luis Ábalos tiene ansias de venganza, hace imprescindible no perder también el respaldo de los nacionalistas vascos.

El toque de atención del PNV votando esta semana junto al PP para reconocer a Edmundo González como presidente electo de Venezuela es un aviso a navegantes que tiene varias interpretaciones. Primero, las internas. El PNV, socio “estratégico” del Gobierno desde el inicio de la legislatura, reclama avances en dos leyes que para ellos son claves -familia y secretos oficiales- y que se acelere el segundo paquete de traspasos competenciales. Aunque no haya elecciones a la vista, el PNV siente en el cogote el aliento de Bildu y no puede ceder ni un milímetro esa posición privilegiada de interlocutor vasco en Madrid.

La segunda interpretación tiene que ver con la gestión que está haciendo el Gobierno español de la crisis venezolana. El PNV intuye que Edmundo González no es un segundo Juan Guaidó, que llegó a ser reconocido como presidente venezolano no sólo por España sino por Bruselas en 2019, pero cuya figura se fue diluyendo ante la incapacidad de aunar a toda la oposición. González Urrutia parece otra cosa, el momento en Venezuela no es el mismo y tampoco la fortaleza de Maduro se asemeja a la de hace cinco años. Aún así, España no ha reconocido aún su victoria y al encuentro del jueves en Moncloa con Sánchez se le dio un perfil bajo, apenas un paseo por los jardines de palacio.

Mientras, un PNV con muchos vasos comunicantes con Venezuela observa cómo el ofrecimiento de España de otorgar a González asilo político, aplaudido con gran alivio desde Caracas, ha descolocado a una parte de la oposición venezolana y a algunas cancillerías de la región, que creen que el líder opositor hubiera ejercido mayor presión sobre Maduro desde la cárcel, el destino que el régimen le tenía preparado.

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En el Madrid político se le tiene un gran respeto al olfato estratégico del PNV, por ello el foco ha empezado a iluminar a los cinco diputados en el Congreso comandados por Aitor Esteban tras su toque de atención al Gobierno, donde tampoco ha pasado desapercibido la maniobra peneuvista: Bolaños comió ayer con Esteban y Ortuzar, llegado de Bilbao.

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