Opinión | ADMINISTRACIÓN

Aprovechar la DANA para ir contra el Estado

La responsabilidad es de Mazón y debe asumir que el dolor de muchos ciudadanos recaiga sobre sus espaldas. Sin embargo, desde el primer momento se comenzó a construir un relato que situaba a los equipos de rescate en una situación de inoperancia injusta

Carlos Mazón / EPE

Lo ocurrido comunicativamente en Valencia se veía venir desde el minuto cero. Son sensaciones que comenzaron a planear en el momento que se tuvo conocimiento de que las alertas habían llegado tarde a la población.

Existe un concepto metafísico descrito por Aristóteles que siempre es recurrente cuando es necesario pensar en aquello que fue primero. Habla de la primera causa de todo movimiento. El filósofo lo denominó “primer motor inmóvil” y, por lo tanto, que no está movido por nada. Es paradójico que algo que nada mueve tenga tanta energía o tanta posibilidad para generar unas consecuencias inconmensurables. Para San Agustín ese 'primus motor' era Dios. Pues en el caso de la DANA ese motor primero fue la decisión de Mazón de no enviar la alerta mucho antes. Después llegó el resto.

Mazón no es Dios. Así que sería interesante conocer al ingeniero, meteorólogo, físico o colega de la administración de la Generalitat Valenciana que le aseguró que sobre las seis de la tarde, palabras textuales de rueda de prensa, la DANA se trasladaría “hacia la serranía de Cuenca”. Además, prosiguió afirmando que se esperaba que a las 18 horas de aquel día disminuyera su intensidad. A partir de ahí la primera idea, como primer motor, estaba consolidada. No había de qué preocuparse. Sin embargo, esa decisión acabó con la vida de 211 muertos en Valencia, de momento.

El presidente de la Generalitat Valenciana habrá echado la vista atrás en repetidas ocasiones intentando repasar en su memoria los segundos en que decidió decir algo que después no se cumpliría. Mazón es jurista. Estudio derecho en la Universidad de Alicante y hasta llegó a ser cantante del grupo Marengo. Así que su voz solo puede considerarse la del vocero que trasladaba una información oficial equivocada ante una situación de tanta responsabilidad. Siempre, en estos casos, el político dice lo que le cuentan los profesionales.

Ello no es excusa para exonerar a Mazón del escarnio público que se merece. La responsabilidad es suya y debe asumir que el dolor de muchos ciudadanos recaiga sobre sus espaldas. Es la cara pública. No hay otra. Sin embargo, desde el primer momento se comenzó a construir un relato que situaba a los equipos de rescate, a todos, en una situación de inoperancia injusta.

Las redes sociales iban llenas de una idea maliciosa: aquí no viene nadie; estamos solos. A las 24 horas de producirse el desastre ya existían millares de mensajes donde se criticaba la ausencia de ayuda sin detenerse a pensar en nada más.

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Si analizamos otros desastres atmosféricos, el más cercano puede ser el volcán de La Palma, la crítica llegó mucho más tarde, aunque nada tenga que ver con esta DANA. Pero ojo, los malos siempre están detrás de estas situaciones. Cuando después descubres proclamas que aseguran que “al pueblo solo lo salva el pueblo”, caes en la cuestión. Cualquier desastre natural es bueno para que generar el 'primus motor' contra el Estado. Afortunadamente, Pedro Sánchez ha puesto una primera cifra al desastre: 10.600 millones de euros en ayudas. Todos gracias al Estado, a los impuestos de los ciudadanos y a su solidaridad.     

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