Opinión | MIEL, LIMÓN & VINAGRE

Nevenka Fernández, el pez de colores

La exconcejal de Ponferrada que denunció por primera vez a un político por acoso sexual es un ejemplo de coraje y también la luz que proyecta la imagen de una España rancia, machista y cómplice de la violencia contra las mujeres 

Nevenka Fernández. / EPE

Juan José Millás compara a la exconcejala de Ponferrada Nevenka Fernández con un pez de colores. El pez de colores es un ejemplar hermoso, objeto de miradas, más inteligente que sus congéneres, pero al que el resto de especies picotea y acosa hasta devorarlo. Así acabó Nevenka. Acosada primero por Ismael Álvarez, alcalde de la ciudad cuando ella tenía 26 y él 50. Picoteada después por el resto de concejales y concejalas de su partido, el PP, que callaron o no la creyeron y cerraron filas con el delincuente; devorada por una temible y despiadada masa enfurecida compuesta de vecinos y vecinas del pueblo, lectores y lectoras de medios de comunicación y una parte importante del share de este país, que gritaban "¡Ismael, Ismael!" en las calles de Ponferrada o se pronunciaban ante las cámaras a cara descubierta: "A mí no me acosa nadie si no me dejo", se encaraba una mujer a un redactor del Telediario. Luego da media vuelta y continúa gritando, firme en sus principios.

Veinticuatro años después, un docudrama de televisión y una película de Icíar Bolláin (Soy Nevenka, presentada en San Sebastián) han devuelto a la actualidad este sórdido episodio de la política y la sociedad españolas. Aquel Ismael Álvarez que llamaba a su concejala hasta 30 veces diarias para meterse en su cama pese a haber acabado una breve relación sentimental —si así podía llamarse— y ella negarse a retomarla, es ya un hombre de 74 años nada venerable. Hoy, ella se siente optimista, a veces devastada, en ocasiones aún ‘culpable’; y, sin embargo, satisfecha de haber sido la primera española en lograr la condena de un político por acoso.

Nevenka ganó y perdió. Está a unos días de cumplir 50, los años que tenía su acosador cuando se introdujo en su habitación de hotel y se masturbó junto a ella. Ganó cuando Ismael Álvarez, un año después de arrancar el siglo, fue condenado por acoso sexual con todo en contra para la víctima, comenzando por el Ministerio Público, que la emprendió con la denunciante, todo un fiscal jefe del alto tribunal de Castilla y León, entonces decano de los fiscales de España, un tipo alto, de gesto hosco, voz cuartelera, pelo encanecido e ideas malsanas. No hay derecho al olvido que repare el comportamiento infame de José Luis García Ancos. "Usted no es la empleada de Hipercor que la tocan el trasero y tiene que aguantarse porque es el pan de sus hijos. Usted no tenía por qué aguantar eso", le espetó el inquisidor a Nevenka en mitad del proceso. Para el fiscal, las empleadas de un supermercado deben aguantar "por el pan de sus hijos". Otro acosador procesal picoteando al pez de colores. Lo relevaron del caso.

A pesar de ganar el juicio con una condena más que laxa (nueve meses de prisión para el alcalde, una multa de 6.480 euros —rebajada a 2.000— y 12.000 de indemnización a la víctima), Nevenka se vio obligada a poner tierra de por medio. Marchó a Inglaterra y luego a Irlanda, donde vive con su marido y sus hijos. El exilio de la moral. Señalada donde iba, fue ella quien tuvo que dejar España mientras él siguió en Ponferrada, donde volvió a concurrir a las elecciones de 2011 y tuvo la llave de la gobernabilidad. Qué más poder se puede obtener en política. Fue dueño de la llave de la gobernabilidad, como antes se creyó propietario de la llave de Nevenka. Quien tiene las llaves tiene el poder. Sacó cinco concejales, dos de ellos mujeres, y contribuyó con sus votos a echar al PP, su antiguo partido, con una moción de censura que lideraba el PSOE. En ocasiones, la izquierda ondea la bandera de la pureza hasta que se halla cerca de tocar pelo.

Nevenka ganó en los tribunales y perdió en la calle. Economista de formación, máster en Auditoría por la Complutense, antigua empleada de Arthur Andersen cuatro años antes de cumplir los 30, Nevenka salió derrotada frente al escuadrón social de la moral. Lejanos todavía los tiempos de #MeToo y el #SeAcabó, muchos no la creyeron. Ana Botella, mujer del entonces jefe del Gobierno, José María Aznar: "Hay que tener un respeto total por el alcalde de Ponferrada". Respeten, gente acosando.

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Nevenka Fernández salió al fin de la pecera. Asegura que no ha sido capaz de acabar de ver la película de Bolláin, rodada en Zamora porque no logró los permisos en Ponferrada. Quedan muchas nevenkas y muchos ismaeles. Dos décadas después de ser condenado, el exalcalde acosador no se había movido del sitio: "No me tengo que arrepentir de nada, porque no hice nada de nada". Hay actitudes que no cambiarán nunca. Ahí radica el problema, en la gente que va por la vida acosando, picoteando y sin tener culpa de nada.