Opinión | UNA IBICENCA FUERA DE IBIZA

Santificarás las fiestas

Crucen los dedos por tener más suerte en la pedrea de festivos autonómicos y locales

Calendario laboral en Alcalá de Henares: estos son los días festivos y los puentes este año

Vengo del futuro, literalmente. De asomarme al calendario de 2025 y les traigo una mala noticia: salvando las Navidades, solo el 1 de mayo, Día del Trabajador, cae en jueves. Crucen los dedos por tener más suerte en la pedrea de festivos autonómicos y locales, y mientras, guardemos un minuto de silencio por todos los que ansiamos un puente y las agencias de viaje que venden escapadas.

Pero asomarse al calendario, caramba, también deja un regusto a viajar al pasado. De entre los festivos nacionales: Epifanía del señor, San José, Jueves y Viernes Santo, Santiago Apostol, Asunción de la Virgen, Todos los Santos, Día de la Inmaculada Concepción y Natividad del Señor, tan solo Año Nuevo, la Fiesta del Trabajo, el Día de la Constitución y la Fiesta Nacional, han logrado esquivar el evangelio.

Algo que le pega como a un Cristo dos pistolas desde la publicación el 29 de diciembre de 1978 del texto de la Constitución Española que garantiza “la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades” (Artículo 16.1) y que “ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones” (Artículo 16.3). Declarando pública y oficialmente, tras cuatro décadas de dictadura, a España un Estado aconfesional.

La mención explícita de “la Iglesia Católica” omitiendo cualquier otra de “las demás confesiones” ya daba una pista de que ‘La Pepa’ era aconfesional pero solo la puntita. Apenas cinco días después, el 3 de enero de 1979, el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, firmaba en el Vaticano junto al cardenal Giovanni Villot, Prefecto del Consejo para los Asuntos de la Iglesia, un ‘Instrumento de Ratificación del Acuerdo entre el Estado español y la Santa Sede’, que entre otros, disponía en su artículo 3: “El Estado reconoce como días festivos todos los domingos. De común acuerdo se determinará qué otras festividades religiosas son reconocidas como días festivos”.

Que entendiendo perfectamente el contexto de la redacción de la Constitución, con el país en el intento de transicionar del “Francisco Franco, Caudillo de España por la gracia de Dios”, a la democracia, podemos llamar a la ratificación del acuerdo con la Santa Sede ‘inconstitucional’, o un ‘tengamos la fiesta en paz’.

Y como las cosas de palacio van despacio y las de misa no tienen prisa, el calendario nos recuerda, cuarenta y seis años después, en el día a día, que en esta ‘aconfesionalidad’, la Iglesia Católica mantiene un innegable privilegio por encima de todas las otras —y sobre las creencias de los no creyentes—. Pero con la larga lista de asuntos a resolver, ¡anda que no hay cosas antes que un festivo! Y como, total, les toca a otros explicar por qué esta España aconfesional tiene entre sus festivos nacionales la fecha calculada a ojo en que un espermatozoide fecundó un óvulo dando lugar al milagro de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, restando nueve meses de la estimación del nacimiento, aunque ni tan siquiera el Nuevo Testamento hace mención del lugar ni de las circunstancias del mismo. Fue muy a posteriori, cuando el Papa Pío IX mediante la Epístola ‘Ineffabilis Deus’ (Dios inefable) (Inefable: Que no se puede explicar con palabras) dictaminó el Dogma (Dogma: Proposición tenida por cierta y como principio innegable) de la Concepción el 8 de diciembre y “para que la doctrina misma de la Concepción Inmaculada de la Virgen permaneciese intacta”, prohibía “bajo las penas y censuras contenidas en el Índice de los libros prohibidos, los libros en los cuales se pone en duda la mencionada sentencia, fiesta o culto conforme a ella”.

O, a pesar del riesgo de que se me incluya entre los libros prohibidos, otra festiva fecha al tuntún es el supuesto nacimiento de Jesús de Nazaret un 25 de diciembre, que tampoco se menciona en ningún texto secular más allá de los evangelios de Mateo y Lucas que, incluso entre ellos, discrepan en el año, situándolo en algún punto en el 6 o el 4 —válgame Dios— ¡antes de Cristo!

Prueba de que el “no robarás” se pensó para asuntos más formales que los días en rojo, la mayoría de estas festividades fueron paganas antes que cristianas. La Navidad se colocó con calzador usurpando el espacio de la celebración del soslticio de invierno; San Juan suplantó la antigua celebración del solsticio de verano y Samhainn, la fiesta gaélica que celebraba el final de la temporada de cosechas el 1 de noviembre se reemplazó vía decreto papal en Todos los Santos.

Pulsa para ver más contenido para ti

A Dios rezando y con el calendario dando, a la fe en un único Dios Todopoderoso sumaron la fe en que con tal de tener fiestas... poco importaría el cómo, dónde o en honor a quién. O lo que es lo mismo, que el único mandamiento que cumplimos a pies juntillas es el de “Santificarás las fiestas”. Ni les cuento, si caen en jueves.

Pulsa para ver más contenido para ti