Opinión | VIOLENCIA MACHISTA

Premio de Igualdad para un condenado por maltrato

Si Carlos Flores Juberías pretende reírse del feminismo, esa acción dice más de él que de a quien pretende ridiculizar

Flores Juberías interviene en un acto de Vox, en una foto de archivo. / José Manuel López

“Loca. Imbécil. Puta”, son algunos de los insultos que Carlos Flores Juberías, diputado en el Congreso por Vox, hizo a su mujer. Fue condenado en 2002 por violencia psíquica y 21 faltas de coacciones, injurias y vejaciones a su expareja. Delitos que hoy están tipificados como violencia de género, ley aprobada más tarde en 2004. Ahora, Flores ha sido finalista en un certamen de relatos de Igualdad del Ayuntamiento de Valencia. La alcaldesa del Partido Popular ha dejado en suspenso el proceso ante lo que define como una “provocación innecesaria”.

Hay razón en que no ha incumplido las normas conforme a las bases del concurso. (Por cierto, sorprende premiar un relato donde la primera línea dice “el quicio de la cerradura”). Hablan del anonimato de la participación, pero la organización sí sabe el nombre real de quienes ganan. En cualquier caso, insisto, la candidatura se ajusta a las bases. Pero el fondo del asunto es ético y de principios. A ver, somos las primeras en las que con terapia confiamos en la reinserción, pero reinsertarse en Vox no está contemplado como el mejor grupo para cambiar conductas.

Flores se divierte como vencedor respondiendo en redes a quien mencione este tema, pero no sé si ha calculado que esto tiene un efecto bumerán. Si quería desprenderse de aquella conducta del pasado, produce el efecto contrario. Yo pienso en la ex de Flores y aquella frase recogida en la sentencia de: “Te voy a estar jodiendo toda la vida hasta que te mueras y acabe contigo, ladrona”. Si pretende reírse del feminismo, esa acción dice más de él que de a quien pretende ridiculizar. Ya ven, tanto Vox haciendo campaña de que el feminismo encarcela a los hombres de por vida, que los estigmatiza, que los calla y censura… y todo queda en humo ante los hechos que él protagoniza. La pena es que haya metas personales tan ridículas, por no hablar de la insensibilidad y desprecio a las víctimas. Aunque si como grupo no respetan ni minutos de silencio ante las asesinadas, imaginen un concurso. Quizás los titulares tendrían que centrarse en lo importante y en lo que seguro que Vox no tiene mucho interés de hablar.

Acaba un verano cargado de machistas asesinos. Desde junio hasta hoy, recta final del verano, 22 mujeres asesinadas, más de una por semana. En este año, 35 mujeres y 10 menores fueron asesinadas por la violencia machista, 1.279 mujeres desde 2003. No son solo cifras, son nombres como Natia, Soledad, Petri, Laura, Susana… Y todo esto sin contar los casos de supervivientes como el hombre que amputó una mano a su pareja en Santa Coloma de Gramenet u otro en Vigo que roció con gasolina y prendió fuego a su expareja, por citar los más recientes.

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Ya se sabe que en vacaciones aumentan los casos, pero la falta de confianza y de detección siguen siendo obstáculos. Cómo confiar en el sistema es el gran desafío. Colarse con antecedentes en un concurso de relatos es también parte del sistema. Aunque esto es minúsculo frente a una estructura cargada de resquicios con victorias para maltratadores o condenados.