Opinión | UN MILLÓN

El efecto semáforo

Esperando un semáforo que demoraba infinitamente su cambio de color me pregunté cómo sería la percepción de Usain Bolt de los 9,58 segundos del 16 de agosto de 2009 en Berlín en que batió el récord en la carrera de los cien metros lisos

Usain Bolt / ANDY RAIN | EFE

Jean-Jacques Servan-Schreiber fue un francés del siglo XX a quien la vida le dio para fundar el semanario L’Express y varios partidos, ocupar cargos y escribir ensayos muy difundidos internacionalmente. En años de más estrés leí una obra menor suya titulada El arte del tiempo. De ella extraje algunas enseñanzas útiles 40 años después y una de las pocas citas que soy capaz de recordar y que señalaba la diferencia de la percepción del tiempo en la noche de los amantes y en la del reo de muerte. El tiempo es el mismo, su uso diferente y la percepción distinta.

Un semáforo en rojo dura lo que sea, pero la percepción de la espera varía muchísimo entre las personas que aguardan a la luz verde e incluso en la misma persona según la hora del día en que lo cruce, según vaya o vuelva, el hambre que lleve o el plan en expectativa. Esperando un semáforo que demoraba infinitamente su cambio de color me pregunté cómo sería la percepción de Usain Bolt de los 9,58 segundos del 16 de agosto de 2009 en Berlín en que batió el récord en la carrera de los cien metros lisos.

Seguro que notó la diferencia respecto a su anterior récord, los 9,69 segundos a los que había parado el cronómetro en los Juegos Olímpicos de Pekín un año antes. Las 9 centésimas que separan las dos marcas se pueden medir, pero son imperceptibles en la vida diaria de una persona normal en una actividad corriente (corriente a menos velocidad que el atletismo de élite). ¿Cómo las siente una persona que dedica su vida a superar esa diferencia imperceptible? Ya ve que se me hizo largo el semáforo, ese farol aburrido y tricolor que pronto tendrá también una luz blanca para los vehículos autónomos.

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Para mi tranquilidad me esfuerzo en ser indiferente al tiempo parado ante el semáforo, pero me da para pensar si la forma en que la oposición plantea el debate sobre la emigración no es fruto de la percepción de una espera interminable a que cambie el disco de rojo a verde.

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