Opinión | LONGEVIDAD
El secreto de morir viejo y contento
A mí, lo que me gusta de la gente centenaria es ver cómo se ríen de nosotros
Maria Branyas, la superanciana más longeva del mundo, en su último cumple con 117 años. / EFE/Familia de Maria Branyas
Ha muerto a los 117 años Maria Branyas, la persona más vieja del mundo, aunque al instante alguien, en algún lugar remoto, ocupó su lugar, esas cosas funcionan así, como si el destino nos recordara que no hay nadie imprescindible. A mí, lo que me gusta de la gente centenaria es ver cómo se ríen de nosotros. Como saben que en cada entrevista se les va a preguntar por el secreto de vivir tanto tiempo, centenarios de todo el mundo se reúnen una vez al año en un lugar secreto, en una especie de Club Bilderberg de la longevidad, y acuerdan responder burradas, así se burlan de los jóvenes, que a sus ojos somos casi todos. En realidad, ninguna de esas venerables personas tiene ni puñetera idea de por qué sigue entre los vivos, pero ya que la gente es tan pesada preguntando, tendrá respuestas.
- ¿Mi secreto? Tomarme un vaso de vinagre en ayunas. Mano de santo, joven, pruébelo.
-Mucho sexo. A poder ser, con una mujer distinta cada día (risotada).
-¿Yo? Castidad, joven, mucha castidad, así ahorra uno energía.
-¿Quiere llegar a los 110, como yo? Una copita de anís a media tarde.
-No probar nunca el alcohol.
-Acostarse siempre por el lado derecho de la cama.
-Yo cada día escucho RNE y aquí me ve, con una salud de roble.
-No leer nunca, los libros desgastan el cuerpo.
Y así nos van tomando el pelo, la vida se hace más llevadera riéndose del prójimo.
Lo importante, más que vivir mucho, es morir contento. En 'Profecía', Sandro Veronesi relata los últimos días de su padre, enfermo terminal, y cómo una noche le pilla mirando telebasura (en Catalunya podría sustituirse por las sempiternas noticias sobre los restos del 'procés', que eso sí es basura de la buena). Al preguntarle qué hace viendo algo que siempre ha detestado, el viejo le responde:
-Veo esos programas de mierda para convencerme de que la vida es de verdad tan miserable, que no hay amor ni belleza ni ingenio, sino un sórdido asunto de rencores, chismorreos y olor a cerrado. Así, ¿comprendes?, me resulta más fácil abandonarla.
El propósito de esos programas, entiende entonces Veronesi, es hacer menos dolorosa la partida de los enfermos terminales. Si seguía la política en Catalunya, Maria Branyas se habrá largado también con toda tranquilidad, quizás murmurando un “ahí os quedáis”.
- La comisión de investigación sobre Begoña Gómez en Madrid, primera prueba para la supervivencia de Lobato
- El pueblo de Ávila con 663 piscinas, una por cada nueve vecinos: 'Creo que hemos llegado al tope
- Los holandeses que compraron viñedos en Girona con un 'crowdfunding' y ahora llevan sus vinos a Escandinavia
- Esto es lo que cobran los invitados de 'La Revuelta' y 'El Hormiguero': ¿qué programa paga más?
- Vodafone pactará con Telefónica una fuerte rebaja del precio del contrato por usar su red de fibra
- Concha Alós, la escritora que ganó dos premios Planeta y murió en el olvido por su vida fuera de la norma
- Pensiones contributivas: así subirán en 2025
- El periodista y tertuliano Jimmy Giménez-Arnau fallece a los 80 años