Opinión | APUNTE
Madrastra o madrina
La Unión Europea está a tiempo de encuadrar las nuevas reglas fiscales en la herencia rígida del 2010 o en la más flexible del 2020
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen / Europa Press/Contacto/Grzegorz Wajda
Dice el presidente del Consejo Económico y Social (CES), Antón Costas, que la Unión Europea aún está a tiempo de decidir si a partir de ahora quiere ser "madrastra" o "hada madrina"; si quiere recuperar volver al comportamiento "rígido e inmisericorde" que mostró en la crisis de 2010 en forma de 'austericidio' o si prefiere perpetuar el papel más compresivo adoptado desde la crisis sanitaria del 2020 hasta nuestros días.
La clave está en la aplicación de las nuevas reglas fiscales que ya han sido aprobadas en la Unión Europea y que obligarán a hacer ajustes significativos ajustes presupuestarios a al menos, 19 de los 27 estados miembros que ya incumplen algunos de los ratios de déficit y de deuda pública. Entre ellos, España, para cuya presupuesto público se augura la necesidad de un ajuste equivalente a unos 40.000 millones que se podrá repartir en cuatro o en siete años.
El CES no discute la magnitud de los ajustes que deberán acometer la mayoría de los países de la UE para restañar la explosión de deuda pública con la que los Estados han tenido que financiar en los últimos cinco años (y aún se sigue haciendo) políticas con las que compensar las heridas de las crisis sanitaria, energética y de precios. Disciplina para los Estados, sí; pero acompañada de un impulso público por parte de las autoridades europeas, sostiene el CES en su informe sobre gobernanza económica europea que aspira a ofrecer sustrato al debate político previo a las próximas elecciones europeas, de junio.
Para este organismo, los fondos europeos 'Next Generation EU' o del programa 'SURE' (que sirvió para financiar ertes de la pandemia) son algunos de los postes que definen un camino por el que ya ha transitado la Unión Europea y que, de algún modo, deberían perpetuarse en el tiempo, según propone el CES. Son, en definitiva, programas de gasto europeo que pueden compensar las estrecheces en las políticas de inversión o sociales a las que se verán abocados países como España por el cumplimiento de unas nuevas reglas fiscales, de cuya necesidad casi nadie duda. De cómo se encajen las nuevas reglas fiscales en el marco más general de la gobernanza europea dependerá que la UE acabe siendo "madrastra" o "madrina".
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