HISTORIA

Ni tan violenta, ni tan misógina, ni tan ignorante... Diez 'ideas falsas' sobre la Edad Media puestas en cuestión

El historiador Martin Aurell desmonta en un nuevo libro los principales tópicos sobre un periodo siempre considerado oscuro

'En Diez ideas falsas sobre la Edad Media', de Martin Aurell, se explican algunos avances de este periodo histórico como el fin de la esclavitud o avances tecnológicos en agricultura y navegación. / EPE

Ángeles Castellano

Muchas de las ideas negativas que hasta hoy han llegado sobre la Edad Media tienen que ver con un error en la traducción. Así lo explica Martin Aurell (Barcelona, 1958) en Diez ideas falsas sobre la Edad Media, publicado recientemente por la editorial Taurus. Lo hace desde el inicio del libro, donde explica incluso que la expresión que le da nombre al periodo histórico entre el siglo V y el XV ya nació como algo peyorativo: la usa, por primera vez, San Buenaventura, con la idea simplemente de unir dos periodos: las civilizaciones clásicas y el Renacimiento. ¿Es tan importante cómo llamamos a las cosas? "Es importantísimo, sin duda", responde el autor, profesor de Historia Medieval en la Universidad de Poitiers (Francia), donde también dirige el Centro de Estudios Superiores de Civilización Medieval.

A lo largo del libro, va desgranando muchos errores en la traducción o interpretaciones falsas. En el primer capítulo, dedicado a la supuesta misoginia y falta de libertad de las mujeres, Aurell explica cómo es falso que se debatiese, en el sínodo provincial de Mâcon, si las mujeres tenían alma. La misoginia, dice, es la primera de las ideas falsas acerca de la Edad Media. "Hay que volver siempre sobre los textos de la época, que están escritos en un contexto muy diferente del nuestro y en un latín muy específico, difícil de interpretar", afirma. "En el concilio de Mâcon se discutió sobre el lenguaje inclusivo, sobre si había que utilizar una palabra específica para hablar a la vez de hombres y mujeres o si en la palabra hombres ya se incluía también a las mujeres", aclara. "Era un debate puramente lingüístico, pero en la época moderna, sobre todo en el siglo XIX, se inventó la idea de que se había discutido sobre el alma de las mujeres. No fue así, nadie se cuestionaba eso". Entre otras cosas porque, argumenta, las mujeres eran bautizadas igual que los hombres (si no hubieran tenido alma no habría habido necesidad de salvarlas a través del bautismo), recibían los sacramentos y eran santificadas. "Que en la Edad Media no se creyese en la existencia del alma de la mujer es una estupidez", zanja.

Las mujeres, pues, tenían alma en la Edad Media. ¿Pero existía la igualdad? Aurell propone en su libro muchos ejemplos en contra de la idea de que fue un periodo histórico misógino. Pero matiza: "no se puede generalizar. El historiador es un hombre de matices, especialmente en la Edad Media, que duró un milenio", explica. "Hubo diferentes periodos, diferentes situaciones, diferentes contextos..." En el texto, el autor reflexiona sobre el propio concepto de la libertad individual, una idea que no existía en aquel periodo -nace en la Ilustración- y que, por tanto, resultaría anacrónico como parámetro para juzgar a las sociedades de la época. "No debemos juzgar la historia", explica Aurell. "Es como si un antropólogo va a estudiar una tribu del Amazonas y les da lecciones sobre cómo vestirse o qué deben comer. No somos moralistas, la historia debe ser entendida en su contexto".

Martin Aurell, historiador medievalista y profesor en la Universidad de Poitiers, es el autor de 'Diez ideas falsas sobre la Edad Media' (ed. Taurus) / Olivier Roller

La Inquisición

"Hay multitud de ejemplos de mujeres protagonistas en diferentes campos, incluso en relación a la libertad de elegir su destino". ¿Y qué hacemos con la Inquisición, que se dedicó a perseguir mujeres y quemarlas en la hoguera? "De la Inquisición hablo un poco en el libro", se excusa el autor. "Es algo que llega tardíamente en la Edad Media: aparece en el siglo XIII, pero no tuvo la importancia que alcanza en la Edad Moderna, cuando los estados empiezan a tener monarquías fuertes que buscan unidad religiosa porque se sabe que el protestantismo provoca muchas divisiones sociales".

Así que al error de traducción hay que añadir un error en las fechas: a la Edad Media se le achacan males que no le correspondieron cronológicamente. "Los que insisten en mantener la Inquisición como manera de garantizarse el poder son más los reyes que el clero", justifica el historiador. "En el libro menciono el testimonio del Papa Alejandro III, que le escribe al hermano de Luis VII, rey de Francia, que era el arzobispo de Reims, pidiendo que se calmen en la persecución de los herejes", ejemplifica. "Para los reyes es una garantía de unidad política y de ausencia de división, y eso da más fuerza al estado gobernado por el rey. Hay que tener en cuenta la cantidad de guerras de religión que vive Francia en la Edad Moderna".

Nacimiento de la novela

Además de la libertad de las mujeres o la intolerancia religiosa y el fanatismo, la falta de cultura y la ignorancia, la violencia y la opresión son algunas de las cuestiones que Aurell aborda en un libro que nació ante el hartazgo de escuchar el adjetivo medieval como sinónimo de todos los males del mundo. Fue Clara Dupont-Monod, autora -también especializada en la Edad Media- y directora editorial de Éditions Lattès (en la que se ha publicado este libro originalmente, en francés), además de amiga del autor, quien le animó a desarrollar una defensa de este periodo histórico en base a diez ideas, casi una excepción en la carrera de este investigador en activo, autor prolífico en publicaciones científicas pero no tanto como divulgador para el público general.

Aurell defiende en su libro que es justamente durante la Edad Media cuando nacen las lenguas romances y se comienzan a escribir las primeras proto-novelas -la primera que se publica en francés, recuerda Aurell, fue de una mujer, Marie de France, en el siglo XII-. "En una de mis favoritas, una mujer cuenta la opresión que suponía casarse en contra de su voluntad. Hay un alegato a favor de la libre elección de marido", explica.

Además, en este periodo se crean algunos de los mitos que perviven hasta hoy, como las aventuras de los caballeros -el rey Arturo, el mago Merlín y el Santo Grial-, que tienen su origen en leyendas celtas transmitidas de forma oral y que se adaptan a la mentalidad y usos de la sociedad medieval y comienzan a registrarse por escrito. "No hay tanta gente que acuda a leer esos mitos fundacionales en sus publicaciones originales", se lamenta Aurell, "pero los mitos perduran hasta hoy. Guy Ritchie hizo una película sobre el Rey Arturo no hace mucho [Rey Arturo: la leyenda de Excalibur, de 2017], es algo que sigue interesando en la ficción, son constantes las adaptaciones de estos temas". Menciona otros ejemplos: las novelas (y serie) Juego de Tronos, de George R R Martin y su precuela, La casa del dragón.

Mucha de esa ficción medieval ha llegado hasta hoy a través del filtro del Romanticismo, movimiento artístico del siglo XIX que se inspiró profundamente en la Edad Media. Aurell es consciente del viraje de los gustos del público: "a los de mi generación nos gustaba más la novela histórica", explica, "y a mis alumnos actuales les interesa más la fantasía inspirada en la Edad Media, que permite volver a ese periodo de una forma imaginaria". Pero puntualiza: "Tolkien, autor de la importante saga El señor de los anillos, fue un gran filólogo que tenía un amplio conocimiento de la lengua medieval de Inglaterra".

El autor reconoce trabajar a menudo como consultor de novelistas y guionistas de cine y series. "Me suelen consultar si en determinados periodos se comía con las manos o no, cosas así... Yo suelo ser exigente con la exactitud histórica, pero no olvido que la ficción es ficción, se establece un contrato de fantasía con los receptores, no hay que perder esto de vista".

Leonor de Aquitania (imagen de su tumba) fue una mujer poderosa tanto en la vida política de su tiempo como una figura fundamental para el impulso de las artes y la literatura / EPE

Primeros avances tecnológicos

En Diez ideas falsas sobre la Edad Media Aurell aclara, defiende y contextualiza las sociedades medievales, y además desarrolla los avances que serían fundamentales para las sociedades posteriores: el fin de la esclavitud en la agricultura, por ejemplo. La economía en las civilizaciones clásicas (Grecia y Roma) estaba basada fundamentalmente en el trabajo esclavo, algo que acabó en la Edad Media, cuando se impuso un sistema de subsistencia agraria y no volvería a aparecer hasta los monocultivos de la Edad Moderna y el comercio internacional (asociados a las grandes conquistas de territorios lejanos a Europa).

Además, se produjeron grandes avances tecnológicos, como la explotación de la energía hidráulica y la eólica, que se aprovecharon para el trabajo agrícola, el papel ("el pergamino era carísimo", explica), la filosofía de Aristóteles ("gracias a la Escuela de traductores de Toledo"), la contabilidad en números árabes, el método deductivo en la ciencia o el capitalismo. "Puede parecer horrible, pero provocó un progreso económico", sostiene.

Precisamente la etapa posterior, la de los grandes descubrimientos, no habría sido posible sin estos avances, considera Aurell. "Los navegantes ya no tienen que seguir la línea de costa para no perderse: en este periodo se inventan las brújulas y se utilizan las constelaciones para la navegación, algo que tendría un papel fundamental en la llegada a América, por ejemplo".

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Ahora que ha contribuido a limpiar la mala imagen de la Edad Media, Aurell confiesa su interés por un personaje al que dedica bastantes páginas en su libro: la reina Leonor de Aquitania (1122 - 1204), que lo fue de Inglaterra y Francia y que tuvo un papel fundamental en la política y las artes de su tiempo. "Voy a publicar en septiembre una biografía de 600 páginas", explica. "Sobre ella se han escrito multitud de obras, y no siempre se ha dado una imagen justa".

'Diez ideas falsas sobre la Edad Media'

Martin Aurell

Editorial Taurus

200 páginas | 18,91 euros

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