Seducir a través del diseño de un libro

Decíamos ayer que hace unos años llevar bajo el brazo libros con los tonos amarillos o verdes de Anagrama o el negro de Tusquets mostraban un nivel de conocimiento literario por encima de la media. Puede ser un tópico o hasta tonterías, pero fue ver llegar a la redacción al entonces becario Miqui Otero, hace no más de 20 años, con uno de esos libros y sospechar que ahí había un buen periodista y, claro, un futuro escritor sensible.

Y así fue. Las dos editoriales, creadas en una Barcelona marcada por las emociones que emanaban del diseño, lograron construir un imaginario a través de sus portadas. Primer éxito. ¿El segundo? Que sus títulos tuvieran calidad para los adictos a la lectura de aquella época.

En estos momentos son muchas las editoriales que han logrado esa magia. Solo por estar acompañado de un tipo de libro, por el solo hecho de ver cómo concentra su mirada en un ejemplar -asegura la escritora y compañera Inés Martín Rodrigo, uno de los actos más sensuales que hay-, se logra hacer una radiografía de la personalidad del lector.

En ese orden visual, una editorial despunta en calidad literaria tanto como hace unas décadas se situaban Anagrama y Tusquets. Me refiero a Galaxia Gutenberg, dirigida por Joan Tarrida y nacida del mundo Círculo de Lectores y la Fundación Bertelsmann. Desde hace un tiempo son ellos los que marcan la tendencia, no solo en pensamiento, sino literaria, con apuestas que han funcionado.

Theodor Kallifatides, Edurne Portela, Pascal Quignard, Zülfü Livaneli, José Ovejero, Antonio Soler y otros muchos que marcan un criterio de calidad e intuición editorial liderados por Tarrida y su equipo.

No son los únicos. Tránsito, Sexto Piso, Blackie Books, Libros del Zorro Rojo y otras muchas, con la característica de independientes, invierten, no solo en la calidad interior, sino en la exterior. Y eso crea marca y unos lectores fieles y satisfechos.