DANA EN VALENCIA
Los tres frentes del desastre en el interior valenciano
El Magro, el Poyo y el Túria ya habían inundado Utiel-Requena, la Hoya, el Camp de Túria y Los Serranos antes de que la riada devastase l’Horta y la Ribera
Voluntarios trabajando junto al barranco del Poyo en el casco urbano de Chiva. / Fernando Bustamante
Voro Contreras
Las primeras imágenes que nos hicieron vislumbrar las dimensiones desastre del 29 de octubre llegaron desde Utiel. A mediodía ya se había desbordado el río Magro a su paso por la Alameda y los barrios de San Isidro y la Constitución, anegando calles, inundando viviendas y comercios, destrozando el mobiliario urbano, arrastrando vehículos y provocando las primeras muertes.
Fue allí donde ese día se vio a los primeros vecinos refugiándose en las plantas superiores y los tejados de sus casas y a los equipos de la UME saliendo a su rescate. La cartografía diseñada por la Universitat de Valencia para mostrar de forma precisa el área de inundación provocada por la dana da una idea de la gravedad del desbordamiento del Magro ya que todo el daño provocado, incluidas las seis personas fallecidas allí que han sido identificadas, se produjo en un espacio relativamente pequeño del término e incluso del casco urbano de la localidad.
Primer frente: el Magro
Según esta investigación, también se registraron inundaciones en Camporrobles, Caudete de las Fuentes, Fuenterrobles, Requena y Sinarcas. De esta última localidad (la que más término tiene inundado en la comarca, un 10 %) procede el barranco de la Torre que alimenta al Magro y cuya crecida también inundó la pedanía utielana del mismo nombre.
En Utiel, la precipitación acumulada hasta las 14.00 horas fue de 173,4 litros por metro cuadrado (l/m2) con 103,6 l/m2 acumulados entre las 11.00 y las 14.00 horas. «El río Magro está ya muy lleno y parece que se ha desbordado en algunos tramos y calles. Si sigue lloviendo así, la situación puede empeorar todavía mucho más», avisaba por la mañana una vecina a Levante-EMV, periódico editado por Prensa Ibérica.
«Está siendo muy complicado», advertía el alcalde Ricardo Gabaldón, que ya a primera hora de esa mañana había activado el Plan de Actuación Municipal frente al Riesgo de Inundaciones y decretado la suspensión de las clases, las actividades deportivas, el cierre de instalaciones municipales y la prohibición del tráfico rodado por zonas especialmente conflictivas.
Área inundada en Utiel-Requena y Los Serranos / .
Todo aquello que estaba ocurriendo desde primera hora del 29 de octubre en la plana de Utiel-Requena no fue alarma suficiente para tomar las medidas necesarias en la Hoya de Buñol, el Camp de Túria y, sobre todo, l’Horta y la Ribera. La crecida del Magro a su paso por la comarca -más de 1.000 metros cúbicos por segundo, 60 millones de litros en un minuto, más del doble del caudal de río Ebro a su paso por Zaragoza-, alimentado por ramblas, barrancos y por el río Mijares, cebó el embalse de Forata, que en apenas cinco horas quedó colmatado. La CHJ fue desaguando el embalse de forma paulatina y controlada, la infraestructura hidráulica aguantó la riada y evitó que los 37.000 millones de litros embalsados fueran hacia la Ribera y el Xúquer. Las dimensiones que hubiera alcanzado la tragedia resultan inimaginables.
Segundo frente: el Poyo
No hubo freno, en cambio, en el barranco del Poyo, cuyo desbordamiento inundó fatalmente varios municipios de la Hoya de Buñol, el Camp de Túria, l’Horta Sud y València. En Chiva, donde está la cabecera de este barranco que allí es la rambla del Gayo, los pluviómetros alcanzaron la increíble cifra de 492 l/m². A las 11.30 ya se había desbordado e inundado parte del municipio. Como en el caso de Utiel, el mapa de la UV reduce la zona anegada de Chiva al área del casco urbano que rodea la rambla y a parte de su polígono industrial. Pero también como en Utiel, el efecto fue devastador, con decenas de viviendas, comercios, empresas y edificios públicos inundados y ocho fallecidos. Cerca de allí, en Cheste, han sido hallados siete cadáveres, cuatro en Godelleta y uno en Buñol.
Desde Chiva, el barranco del Poyo fue bajando el martes por la tarde con casi cinco veces más de agua que en cualquier gran riada anterior de la que se tenga constancia. Hasta las 10.55 de la mañana no había pasado una gota de agua por ese tramo. Casi nunca lo hace. Pero a las once en punto empezó un flujo imparable que a las 11.40 era de 264 m3/sg. Una cantidad cercana a la del Ebro a su paso por Tortosa. En su pico más alto se llegaron a registrar exactamente 2.228,904 m3/sg en el caudalímetro de Riba-roja de Túria. Eran las 18.55 horas.
Área inundada en la Hoya, Los Serranos y el Camp de Túria / .
Es precisamente entre los términos de Riba-roja (y su polígono industrial de la Reva), Chiva, Quart de Poblet y Aldaia a la altura del centro comercial Bonaire, donde el desbordamiento del Poyo y de los diversos barrancos que se encuentran con él va extendiendo el área de la inundación camino del desastre en l’Horta y Valencia. El agua, la vegetación, las piedras y el fango irrumpen en campos de cultivo y empresas cuyos trabajadores se vieron durante horas atrapados en fábricas, vehículos o incluso subidos a árboles.
Una parte importante de las 3.333 hectáreas de suelo industrial y comercial que la UV incluye como área inundada está en esta zona por la que cruzan además algunas de las vías de comunicación más importantes del Estado -la A-3, la A-7, la Línea de Alta Velocidad-, que también resultaron gravemente dañadas por la dana.
Tercer frente: el Túria
Queda aún un tercer frente que proveniente desde las comarcas del interior llegó casi al área metropolitana de València. El embalse de Buseo, en Chera, en la comarca de Los Serranos, ha sido otro de los puntos críticos al encontrarse al límite de su capacidad tras recibir agua de la lluvia y del río Reatillo. Como ocurrió con la presa de Forata, el temor a un posible colapso obligó a verter agua por el Túria, que mostraba su máximo caudal a las dos y media de la madrugada con 1.900 m3/sg en Vilamarxant, aumentando 380 veces por encima de lo normal.
Un Túria desbocado arrasó playas fluviales y zonas de viviendas y provocó víctimas mortales en Sot de Chera, Gestalgar, Bugarra y Pedralba. Desde Vilamarxant y Riba-roja el río fue destruyendo el parque que lleva su nombre hasta llegar a Manises, Quart de Poblet y el Plan Sur para unirse al desastre de l’Horta Sud. La invasión se había ejecutado, pero la batalla de la supervivencia no había hecho más que comenzar.
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