ENTREVISTA

Nina Gramunt, neuropsicóloga: “Estamos en un momento muy esperanzador en cuanto a la investigación del alzhéimer”

“Si se adoptaran hábitos saludables podrían reducirse los casos o el riesgo de desarrollar la enfermedad a casi la mitad”, apunta

La neuropsicóloga Nina Gramunt.

Cerca de 900.000 personas en España tienen alzhéimer, una enfermedad degenerativa que tiene un fuerte impacto en el paciente y en su entorno. Nina Gramunt Fombuena, neuropsicóloga, nos explica cómo se puede influir en su prevención actuando sobre algunos de sus múltiples factores de riesgo y para dar a conocer los últimos avances en la investigación, tanto en tratamientos como en diagnóstico precoz. Gramunt asegura que vivimos “un momento esperanzador” en cuanto a nuevos medicamentos.

No conocemos qué causa el alzhéimer, pero sí sus factores de riesgo o, al menos, algunos.

Efectivamente, desconocemos cuál es la causa y lo que nos está mostrando el conocimiento científico es que difícilmente vamos a encontrar una causa, su origen, porque se debe a una serie de factores de riesgo, que, combinados en distinta proporción en cada persona, confiere una mayor o menor probabilidad de acabar padeciendo la enfermedad. Es decir, el riesgo cero no existe. No hay nadie exento del riesgo de poder padecer alzhéimer. Sólo un 1% de los casos tiene una causa puramente genética, es decir, ha heredado una mutación genética del padre o de la madre. En el otro 99%, la genética actúa como un factor de riesgo más, pero no es determinante. Otro factor de riesgo no modificable, y el principal factor de riesgo, es el envejecimiento, aunque esto no quiere decir que sea una consecuencia inevitable de envejecer.

¿Se puede prevenir entonces?

Son muchos los factores sobre los que podemos actuar a lo largo de la vida para disminuir el riesgo de desarrollar alzhéimer. Algunos tienen que ver con el control de la salud cardiovascular, por aquello de que lo que es bueno para el corazón es bueno para el cerebro; otros, con la actividad cognitiva, es decir, no sólo con los estudios académicos, que favorecen una buena resistencia del cerebro ante la eventual aparición de la enfermedad de Alzheimer u otras, sino también todos los nuevos aprendizajes; la socialización; evitar el aislamiento; la nutrición; el ejercicio físico, procurar un sueño reparador, porque mientras dormimos el cerebro pone en marcha mecanismos que limpian las células de restos tóxicos que se producen durante el día por la propia actividad cerebral... La última revisión de la comisión de expertos de la prestigiosa revista científica “The Lancet Neurology” describe hasta 14 factores de riesgo sobre los que podríamos actuar y afirma que si se actuara sobre todos ellos el porcentaje de casos que se podría evitar o el riesgo que se podría reducir es de un 45%, o sea, casi la mitad. Por eso, la prevención basada en el control de riesgos modificables es una baza importantísima.

¿Y el diagnóstico precoz?

Es muy importante porque los tratamientos que tenemos disponibles, que son sintomáticos, lo que hacen es reducir los síntomas, favorecer la calidad de vida de los afectados y de sus cuidadores, y mantener el máximo tiempo posible su autonomía. Todo este tipo de actuaciones se maximizan cuanto antes se diagnostique y se comiencen a tratar los síntomas. Además, en Estados Unidos hace ya un par de años que se aprobó un fármaco, que está empezando a administrarse en la práctica clínica, y recientemente, un segundo, que están demostrando que producen modificaciones en los cambios patológicos del cerebro y, consecuentemente, una ralentización objetivable de la reducción de los síntomas. El diagnóstico precoz es una puerta importantísima para poder actuar de la manera más eficaz posible antes de que el daño cerebral esté tan avanzado que estas acciones ya no tengan un potencial de acción significativo. Los nuevos tratamientos que están empezando a ver la luz hacen que estemos en un momento muy esperanzador.

¿Podríamos estar más cerca de una cura?

A mí no me gusta hablar de cura en una enfermedad tan compleja como ésta porque es bastante utópico, pero sí que es cierto que estamos en un momento muy ilusionante desde el punto de vista de la investigación científica. La investigación de fármacos que atacan distintas vías neuropatológicas relacionadas con el alzhéimer es muy amplia. Y es verdad que salimos de un par de décadas en las que no se había producido la aprobación de ningún fármaco con indicación específica para el alzhéimer. Insisto, estamos en un momento muy esperanzador, pero con cautela porque aún hay que gestionar muchas cosas para que esto sea una realidad global.

"Hablar de una cura en enfermedades tan complejas como el alzhéimer es utópico"

Estamos hablando, además, de una patología que causa un fuerte impacto también en las familias.

Las enfermedades irreversibles y crónicas tienen un impacto emocional en toda la familia, pero el alzhéimer actúa, además, en forma de onda expansiva porque de manera directamente proporcional a la progresión de los síntomas de la enfermedad y, por tanto, la progresiva pérdida de autonomía de la persona afectada, aumenta su dependencia de terceras personas. En la mayoría de familias suele surgir la figura de la persona cuidadora principal, que por un motivo u otro, voluntariamente o por necesidad, acaba asumiendo la principal responsabilidad del cuidado de esta persona que va perdiendo capacidades, y esta persona también se ve impactada en su salud física y psicológica, y los recursos de los que dispone son insuficientes. En este sentido también hay que seguir avanzando. Nosotros en la fundación tenemos un programa de apoyo a las familias porque es fundamental y esto es algo que también hacen excelentemente las asociaciones de familiares de personas con alzhéimer como AFAGA.

¿Cuál es su mensaje a las familias con motivo del 21 de septiembre, Día Mundial del Alzhéimer?

Primero, que sepan que no están solas, porque es una afección que impacta alrededor de 900.000 personas en todo el territorio español y, consecuentemente, a todas sus familias. Segundo, que el hecho de que una enfermedad como esta no tenga cura no quiere decir que no tenga tratamiento, es decir, que no se pueda actuar para variar sus síntomas y mejorar la calidad de vida de la persona. Y, sobre todo, que se procuren información de calidad. La fundación tiene el blog “Hablemos del alzhéimer”, que hemos tratado que sea un puerto seguro en internet para que cuando se busque sobre la enfermedad se llegue a una información rigurosa y de calidad basada en la investigación y el conocimiento experto. Internet es una jungla. Es tentador entrar para buscar información, pero si uno no tiene la capacidad de discriminar qué es lo que puede ser cierto y lo que no, uno acaba abocado a mitos y falsas promesas.

Pulsa para ver más contenido para ti