TEMPORAL

Dos asistentes al concierto de Quevedo en Vigo: "Íbamos a disfrutar y fue un infierno”

Relatan que acabaron “empapados y helados” por tener que esperar bajo la intensa lluvia y que en el acceso de menores se vivió una “avalancha”

Jóvenes apretujados en el acceso al recinto ferial y personas bajo un toldo que fue a comprar uno de los asistentes.

Elena, una joven viguesa de 15 años, esperaba con ilusión la jornada de este sábado. Era una de las 12.500 personas que tenía entrada para ver a Quevedo en la histórica cita en Vigo. Para asegurarse un buen sitio, empezó a hacer cola el día antes, el viernes a las diez de la noche. Pero no llegó a ver al artista canario: ni de cerca, como ella quería, ni de lejos. “Estuve tres horas esperando bajo la lluvia y cuando abrieron la cola de menores la aglomeración fue tal que me tiraron a un charco y me pisaron en hombros, cabeza, piernas... Con el shock entré al recinto, ni la entrada me pidieron del caos que había, pero estaba temblando y dolorida, no aguantaba, así que llamé a mi madre y en cuanto llegó me fui al coche a calentarme con la calefacción... Ya no volví, tras casi 24 horas sufriendo para ver a Quevedo me quedé sin escucharlo”, resume. Pese a que el concierto del autor del popular tema 'Quédate' fue un éxito de puertas adentro, lo que ocurrió en el exterior durante las horas previas por las aglomeraciones en los accesos en pleno temporal de lluvia y viento ensombreció el evento. La organización “fue horrenda”, denuncian chavales y padres que vivieron una situación que la propia Policía Local calificó de “caótica”, motivo por el cual, según avanzaban el propio sábado, iban a redactar un informe para poner de manifiesto el problema de “seguridad ciudadana” que se produjo a las puertas del multiusos vigués.

Roque fue otro de los chicos que acudió al recital de Quevedo organizado por Taste the Floor S.L. Él llegó a las 06.49 horas. Las primeras horas transcurrieron con normalidad y “buen rollo”. El problema llegó cuando la lluvia empezó a caer a plomo. “Eran las tres o las cuatro de la tarde”, afirma. “Llovía intensamente, tratábamos de cubrirnos con lo que podíamos, con chubasqueros, con paraguas que acababan reventados por el viento...”, describe, quejándose de que, pese a la previsión del mal tiempo, los organizadores del concierto no habilitaron instalaciones para que se pudiera esperar a cubierto. “Allí estábamos 12.500 personas, es algo que tenían que haber previsto”, denuncia este chico de 15 años que narra cómo la gente gritaba para que “abriesen las puertas” mientras estaban “apelotonados y apretujados”. “Y no nos hacían caso”, indica.

“Y claro, con ese panorama, cuando de repente abrieron, todos entraron a lo loco y hubo avalancha. En la entrada se formó un embudo, la gente se empujaba e insultaba, muchos lloraban, yo mismo tuve que esquivar a una niña a la que agarré para que no se cayese. Ya dentro me dolía la cabeza, la barriga, estaba empapado y me dio un ataque de ansiedad”, afirma. Los guardas de seguridad, cuenta, lo sacaron de allí y acabó siendo atendiendo en una ambulancia: el parte de asistencia fue por hipotermia.

“Conseguí recuperarme y fui al concierto, pero no me valió la pena por todo lo que sufrí; no sé si Quevedo se enteró de lo que pasó, me imagino que sí, eché de menos que dijese algo en el concierto, que pidiese disculpas aunque sé que no es directamente culpa suya...”, reflexiona este joven, cuya madre, Pilar, que estaba con él, relata la “impotencia” por la que pasó cuando se vio con su hijo en la ambulancia. “Fue algo inhumano; fue terrible la falta de consideración que tuvieron hacia nosotros, sin hacernos caso pese a vernos chorreando bajo la lluvia y muriéndonos de frío”, lamenta. “Íbamos a pasarlo bien, a disfrutar de Quevedo, y fue un infierno; presentaré denuncia para que al menos conste que lo que ocurrió no está bien”, dice esta mujer.

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En Redes Sociales

Fabi, de Mos, fue otro de los chicos que vivió el caos ante el Ifevi. Como otros chavales, lo denunció en redes sociales. “Menuda vergüenza la organización de la entrada del concierto de Quevedo en Vigo”, arranca su hilo en Twitter. Ya en conversación con Faro de Vigo, de Prensa Ibérica, describe la “avalancha flipante” de la entrada y el “agobio” ante el miedo a acabar “aplastado”. “Mi padre fue a comprar un toldo de cinco metros para que la gente pudiese protegerse de la lluvia”, relata. Al evento también acudieron su madre y sus hermanas: “Una de mis hermanas se cayó y la pisaron, la tuvo que sacar la Policía”. Lo único que le reconforta, resume, es que conoció a gente “súper maja” y al final asistió a un “conciertazo”. “Y Quevedo me firmó la pancarta”, concluye.

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