Son muchísimas las dudas que tenemos las madres y los padres sobre cómo tratar con nuestros hijos los temas relativos a la educación sexual. El tabú social, sumado a que muchos de nosotros no recibimos ningún tipo de educación sexo-afectiva, se traduce en muchas preguntas y miedos sobre cómo abordar el tema con nuestros hijos.
Las dudas más frecuentes sobre educación sexual
La psicóloga y sexóloga Lara Avargues explica que algunas de las situaciones más frecuentes que suelen generar dudas y preocupaciones entre madres y padres son:
¿A qué edad debemos hablar de sexualidad con nuestros hijos e hijas?
Si tu hija o hijo comienza una relación de pareja, ¿cómo te sentirías? ¿Hablarías de eso con él o ella, o lo dejarías pasar hasta que te lo explique? ¿Qué le plantearíais?
Si tu hijo o hija tiene una pareja de su mismo sexo, ¿cómo te sentirías? ¿Qué le dirías? ¿Cómo te acercarías?
Si hay un embarazo en la adolescencia, ¿qué creéis que se debe hacer en estos casos, ¿sabríais como abordarlo?, ¿creéis que tenéis información suficiente sobre este tema?
Si sabéis que ha comenzado a tener relaciones sexuales, ¿le dais alguna información? ¿Qué le planteáis? ¿Cómo lo abordáis?
En definitiva, como señala la sexóloga, “lo que más nos preocupa es actuar y responder de manera adecuada ante las dudas y situaciones relacionadas con la sexualidad y afectividad que puedan vivir nuestros hijos e hijas”.
El papel de las familias en la educación sexual
Debemos tener en cuenta que nuestra visión acerca de la sexualidad va a ser crucial a la hora de determinar cómo vivimos nuestra propia sexualidad y cómo nos posicionamos respecto a los demás. Por eso, Lara Avargues aconseja “reflexionar sobre cuáles son nuestras opiniones, para así favorecer actitudes de respeto y comprensión tanto hacia nosotros mismos y lo que sentimos, como hacia nuestros hijos e hijas, ya que las sexualidades son diversas y las formas de verlas, también”.
Dar información sobre sexualidad a niños y niñas genera una mayor capacidad para tomar decisiones correctas al respecto /
Abrir las puertas de la promiscuidad: el mayor miedo sobre la educación sexual
Hay quienes consideran que abordar la sexualidad con los hijos puede ser abrirles la puerta a la promiscuidad, generar en ellos un interés que no existía o que se inicien antes en determinadas prácticas. Sobre esto, la sexóloga es tajante: “Está comprobado que un abordaje de la sexualidad desde la infancia, adaptada a la edad y las inquietudes de la persona aporta tranquilidad y seguridad a la hora de abordar las situaciones relacionadas con las conductas sexuales y evitar situaciones que no se desean”.
Además, “también se ha demostrado que el hecho de que los padres y madres faciliten información no significa en absoluto el fomento en sus hijos e hijas del deseo de tener relaciones sexuales, sino que produce una mayor capacidad de tomar decisiones adecuadas”, explica Avargues.
"La posibilidad de que los niños y niñas experimenten la sexualidad de manera responsable presupone facilitar con anterioridad una información adecuada"
Sexóloga
Claves para llevar a cabo en casa una educación sexo-afectiva adecuada
Lara Avargues insiste en que “todos los padres y madres están capacitados para hacer educación sexual, pero estar dispuesto a hacer educación sexual es quizás lo más importante”. Algunas pautas que nos aconseja para empezar son:
Crear un buen clima de comunicación, que cultive la confianza y trabaje la proximidad con un lenguaje claro y sencillo, a través de la escucha y el respeto. Es decir, un clima que no imponga el dialogo, respetando sus ritmos donde nuestros hijos e hijas perciban que lo que cuentan nos interesa y nos importa, sin juicios de valor.
Las preguntas son oportunidades para abordar temas que inquietan o que generan curiosidad sobre la sexualidad en la gente joven. Estar receptivo a estas preguntas potencia el debate, el aprendizaje conjunto y, por ende, la unión familiar.
Hay que tener en cuenta las particularidades de cada persona, ya que pueden tener diferentes dudas en diferentes momentos y en diferentes edades. Se trata de ir más allá de la preguntas y tener en cuenta quién nos las hace y en qué momento está.
Es importante darnos permiso a no saber y compartirlo con ellos, desde la honestidad y la claridad. No es necesario responder como expertos en el tema, sino abordar el tema con tranquilidad. Además, si lo necesitamos, podemos buscar información profesional sobre los diferentes temas de educación sexual y afectiva; incluso, se pueden buscar conjuntamente esas dudas o decirles cómo se han resuelto y que, a veces, se pueden buscar apoyos.
Mantener la coherencia con los valores que tiene la familia y sus formas de hacer, incluyendo los aspectos relacionados con la educación sexual.