CONSEJOS SALUDABLES

Atención al calor si eres diabético: tienes más riesgo de sufrir deshidratación

Los especialistas explican que los pacientes tienen que adaptar su rutina, alimentación y actividad física a los cambios de temperatura derivados de la llegada del verano 

Sanidad pone el foco en los más frágiles por las olas de calor: los mayores de 74 años concentran el 90% de las muertes

Hay un 70% de probabilidades de que este verano vuelva a ser más cálido de lo normal / EUROPA PRESS

Marta Alberca

Más de 537 millones de adultos viven actualmente con diabetes en todo el mundo, y en España la prevalencia ha alcanzado el 14,8%, es decir, la padece uno de cada siete adultos y es la segunda tasa más alta de Europa, según datos de la Federación Internacional de Diabetes (FID). Globalmente, el 90% de las personas con diabetes presentan una diabetes tipo 2, una de las que más se ve afectadas con la llegada del verano. El calor se convierte así en un gran enemigo para estos pacientes que corren más riesgo de deshidratarse, ya que se altera la capacidad que tiene nuestro organismo de percibir la insulina.

Por eso, los especialistas piden prestar más atención en esta época, tal y como explica en EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, la doctora María José Picón, vicepresidenta de la Sociedad Española de Diabetes (SED) y facultativo de Endocrinología y Nutrición del Hospital Virgen de la Victoria (Málaga), “no hablaría de riesgos como tal, sino de la necesidad de acomodar bien las rutinas a la llegada del verano y las vacaciones”. Ya que indica que la diabetes es una enfermedad que está muy influenciada por el estilo de vida de las personas, lo que implica un cambio en la época del verano, tanto en las comidas como en la actividad física, “cuando hay una variación en la alimentación, que no quiere decir que sea peor, ya que en esta época del año comemos mucha más fruta, hay que adaptar la dosis de insulina. Lo mismo ocurre con el ejercicio físico, puesto que, el horario en el que practicamos deporte es distinto e incluso la actividad en sí”, argumenta Picón.

Del mismo modo añade que es especialmente necesario medir los niveles de glucosa más a menudo, porque “a partir de esa información, es más fácil ir ajustando sus dosis de insulina, así como las ingestas, para intentar mantener el equilibrio necesario”, dice. El otro inconveniente para la doctora está relacionado con los relacionados con las bombas de insulina y dispositivos de monitorización continua de glucosa en tiempo real, “con los baños en piscinas y playas, y la ropa descubierta puede ser más fácil dañarlos o perderlos. Así que hay que tener cuidado con esto porque son indispensables, además de caros”, señala la doctora.

¿Qué es un golpe de calor?

Los golpes de calor se presentan cuando la temperatura corporal alcanza repentinamente los 40 grados, ocasionados por la temperatura ambiental. Las personas con diabetes tienen mayores dificultades para regular la temperatura corporal, y cuando son víctima de una subida brusca de calor aparecen dolores de cabeza, sed intensa, debilidad muscular, náuseas y/o vómitos, alteraciones en el humor, más sudoración, y piel fría y húmeda. Otras consecuencias pueden ser las hemorragias nasales, la pérdida de la conciencia y, en los más extremos, la muerte.

Para evitar los efectos de los golpes de calor, estos pacientes deben seguir una serie de recomendaciones. Las más importantes son evitar la exposición al sol durante las horas de mayor radiación (12.00h-17.00h) y mantenerse hidratado, principalmente con agua. Por lo que respecta a la indumentaria, es importante tomar ciertas precauciones: ropa ligera, transpirable y de colores claros, que absorben menos las altas temperaturas. En cuanto a la actividad física, es necesaria, siempre y cuando se efectúe en las horas de menos calor.

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En caso de que ya se esté sufriendo un golpe de calor, debemos buscar la sombra, a ser posible en un lugar fresco y tranquilo, donde podamos humedecer la ropa y la cabeza con paños mojados. Es importante mantener la cabeza en alto y beber agua fresca en pequeñas cantidades para no atragantarnos. Si la situación no revierte en unos minutos: llamar al 112.

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