ALERTA DE LOS CARDIÓLOGOS

El alto consumo de grasas trans aumenta un 34% el riesgo de muerte por cualquier causa

La ingesta de este tipo de grasas es responsable de más de 500.000 muertes prematuras al año en todo el mundo por cardiopatías coronarias, con datos de la OMS

Patatas fritas.

Nueva llamada de atención de los cardiólogos sobre los beneficios de la dieta mediterránea que reduce, hasta en un 30%, el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular. Este lunes, la Fundación Española del Corazón (FEC) ha vuelto a poner en valor los beneficios de esta alimentación, frente al consumo de grasas trans que, alertan, aumentan los niveles de colesterol total, en especial del colesterol LDL, conocido popularmente como 'colesterol malo', mientras que reducen el colesterol HDL o 'colesterol bueno'.

La FEC aconseja nuevamente la reducción en el consumo de este tipo de grasas por la publicación del 'Informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la eliminación mundial de grasas trans 2022 – Cuenta atrás para 2023'. La entidad recuerda que la alimentación es un importante factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y explica, nuevamente, por qué las grasas trans son perjudiciales para el corazón.

La ingesta de grasas trans es responsable de más de 500.000 muertes prematuras al año en todo el mundo por cardiopatías coronarias

La Fundación Española del Corazón apunta que la evidencia sobre los efectos perjudiciales de los ácidos grasos trans a nivel cardiovascular es amplia, tal y como recoge la OMS: el alto consumo de este tipo de grasa aumenta considerablemente -un 34%- el riesgo de muerte por cualquier causa y un 28% las muertes por cardiopatías coronarias. Según este organismo, la ingesta de grasas trans es responsable de más de 500.000 muertes prematuras al año en todo el mundo por cardiopatías coronarias.

Colesterol 'malo'

Desde la FEC explican que la ingesta de ácidos grasos trans incrementa la concentración del colesterol LDL, también llamado 'colesterol malo', por ser el más perjudicial, y disminuyen la concentración del colesterol HDL o 'colesterol bueno', que es más beneficioso. Además, la ingesta de este tipo de grasas se asocia a un aumento del nivel de triglicéridos y de inflamación. Esta última, dicen los cardiólogos, tiene un papel importante en el desarrollo de la diabetes y la aterosclerosis que, a su vez, incrementan el riesgo cardiovascular.

Con datos de la misma fundación, recogidos del estudio Estudio de Nutrición y Riesgo Cardiovascular en España (ENRICA), el 50,5% de los españoles tiene hipercolesterolemia, es decir, niveles de colesterol por encima de 200 mg/dl . El mismo estudio destaca que el 46,4% de los que tienen colesterol elevado, lo desconocen.

Un 5% del consumo total de ácidos grasos trans que consumimos proviene del consumo de grasa de rumiantes

La Fundación detalla que los ácidos grasos trans provienen de dos fuentes: una natural y otra artificial o industrial. La natural procede de los animales rumiantes como la vaca, la oveja o la cabra. Aproximadamente un 5% del consumo total de ácidos grasos trans que consumimos proviene del consumo de grasa de rumiantes, a través de productos como la mantequilla, crema, nata, leche entera o carne grasa, explica la entidad.

Los peligros de las grasas trans

Por otro lado, la fuente industrial de ácidos grasos trans ocurre al hidrogenar parcialmente aceites vegetales, explica la FEC. Mediante un proceso de hidrogenación logran mejorar el sabor, la textura y la durabilidad de los alimentos cocinados o elaborados con ellas. Si bien algunos alimentos pueden tener grasa trans de manera natural y esta no es provocada siempre por procesos tecnológicos, este tipo de grasa se encuentra principalmente en productos procesados, como bollería industrial, productos precocinados (empanadillas, croquetas, pastas, pizzas), salsas, aperitivos salados o dulces...

La campaña 'PACTOS por tu corazón', de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y la Fundación Española del Corazón (FEC) pone el foco en los principales factores de riesgo, entre ellos la alimentación. Cada una de las letras de la palabra PACTOS hace referencia a uno o más de esos factores: P (presión arterial), A (alimentación), C (colesterol y contaminación), T (tabaquismo), O (obesidad), S (sedentarismo y salud emocional). Una iniciativa para que la ciudadanía cuide de su salud cardiovascular a través del control de los factores de riesgo.