NUTRICIÓN

Así afectan el calor y el verano a los pacientes con diabetes... y a las plumas de insulina

Las personas diabéticas tienen alterado el control biológico de los mecanismos de adaptación a temperaturas extremas y son más sensibles al calor.

El verano puede afectar muy negativamente a los pacientes con diabetes. / Wirestock. Freepik.

Redacción

Una de las épocas más complicadas para los pacientes con diabetes es el verano. Y es que tanto el calor como el cambio de hábitos propios de estas fechas puede llegar a alterar los niveles de glucosa en sangre con lo que esto supone para la salud de estos pacientes. 

Como explica el doctor Manuel Gargallo, miembro del Área de Diabetes de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN):

  • Las personas con diabetes están más expuestas al “golpe de calor” cuando están un tiempo prolongado sometidos a altas temperaturas, ya que tienen alterado el control biológico de los mecanismos de adaptación a temperaturas extremas y son más sensibles al calor.

Impacto del verano en los pacientes con diabetes

Uno de los principales motivos para el descontrol glucémico en las personas con diabetes durante el periodo estival es el cambio de hábitos en cuanto a alimentación se refiere. A este respecto, el especialista de la SEEN señala que:

  • "La mayor ingesta de bebidas alcohólicas y no alcohólicas supone un mayor aporte calórico y de hidratos de carbono que, de forma inmediata, producirán un descontrol glucémico y, a medio plazo, un aumento de depósitos grasos y exceso de peso”. 

¿Qué es la resistencia a la insulina y por qué no se debe confundir con la diabetes tipo 2? / Freepik

Para evitarlo, el doctor Gargallo advierte de que las personas con diabetes deben cuidar el tipo de bebidas que consumen, procurando que estas tengan pocas calorías, así como que sean sin alcohol o ‘00’. Además, estas bebidas tan habituales en las cenas, comidas o aperitivos veraniegos suelen ir acompañadas de aperitivos que tampoco están recomendados para los pacientes con diabetes. 

Por eso, el médico especialista en Endocrinología y Nutrición incide en que para compensar estos ‘excesos’, las personas diabéticas deben controlar la ingesta y así mantener un cierto control de su diabetes. Así, “pueden tomar aperitivos o meriendas con disminuciones dietéticas en la comida o la cena”, puntualiza el experto. 

Los síntomas de deshidratación y su relación con la diabetes

Uno de los problemas directamente relacionados con las altas temperaturas es la deshidratación. Cualquiera podemos sufrirla, pero:

  • Los pacientes con diabetes son especialmente vulnerables a la pérdida de líquidos.

Como explica el doctor Gargallo, si la glucosa no está bien controlada durante los meses de verano, “pueden orinar bastante y, si por efecto del calor sudan abundantemente, en el caso de que no compensen estas pérdidas con una ingesta importante de líquido, el riesgo de deshidratación es muy alto”. 

La glucosa mal controlada en verano aumenta el riesgo de deshidratación. / MARILYN NIEVES / MARILYN NIEVES - Archivo

“Este riesgo es mayor en ancianos con diabetes o en aquellos que tienen algún tipo de afectación renal”, añade el experto.

“Por ello, este grupo de población tiene que beber al menos dos litros de líquido diario y no exponerse demasiado tiempo a temperaturas elevadas”.

A esto hay que sumarle, el efecto de algunos fármacos (glucosúricos) es aumentar la producción de orina, lo que aumenta el riesgo de deshidratación en aquellos pacientes que los toman. 

Cómo adaptar la rutina de los diabéticos en los días calurosos

Otro problema de las personas diabéticas durante los meses de verano es la falta de ejercicio físico que, en muchos casos, las altas temperaturas limitan y abocan al sedentarismo, con lo que esto supone para el control de los niveles de glucosa en sangre. 

En este sentido, el endocrinólogo destaca que la actividad física en las personas con diabetes reporta grandes beneficios como:

  • La reducción del riesgo cardiovascular, ya que es la principal causa de mortalidad en estos pacientes.
  • Además, ayuda al control del peso y a prevenir la obesidad
  • Favorece el control glucémico
  • Previene y combate el desarrollo de sarcopenia, más frecuente en personas con diabetes
  • Influye de manera positiva desde el punto de vista psicológico y en la calidad de vida.

Así que, aunque haga calor los pacientes con diabetes deben intentar moverse, caminar o nadar son una buena opción, aprovechando las horas donde menos aprieta el sol. 

El sedentarismo descontrola los niveles de glucosa. / Freepik.

Por último y no menos importante, no se debe olvidar que el medicamento básico para el tratamiento de la diabetes, la insulina, es un fármaco muy sensible al calor, hasta el punto de que puede perder su eficacia si la temperatura a la que se encuentra es muy elevada. “Hay que evitar dejarla en el interior de un coche durante varias horas bajo el sol o en una ventana”, asevera.

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