Este es el peligro de sufrir hipertensión durante el embarazo

Tener hipertensión supone un gran problema para la salud. También si el aumento de la tensión arterial se produce durante el embarazo, algo que ocurre en entre el 5 y el 10 % de las embarazadas. Estos trastornos de la tensión, explica la doctora Alicia Esparza, ginecóloga del Hospital Vithas Medimar, “incluyen la hipertensión crónica, que ya estará presente antes del embarazo o aparecerá en las primeras 20 semanas de gestación, la hipertensión gestacional y la preeclampsia, que aparecen de nuevo en el embarazo, normalmente a partir de las 20 semanas”.

Una de las principales características de la hipertensión es que no causa síntomas, de ahí que su diagnóstico resulte complicado. “Pero si no se controlan y se tratan pueden dar lugar a complicaciones maternofetales como el retraso del crecimiento fetal intrauterino, bajo peso fetal al nacimiento, desprendimiento de placenta, aumento de la incidencia de muerte neonatal y prematuridad”, advierte la especialista.

Desarrollar un trastorno de hipertensión en el embarazo implica, además, un aumento del riesgo de desarrollar preeclampsia, afección que se debe tratar para evitar la complicación más grave, “la eclampsia, una complicación neurológica muy grave para la madre y el feto, caracterizada por convulsiones y que es una de las causas más frecuentes de muerte materna”, especifica la doctora Esparza.

Tipos de hipertensión gestacional

La alteración de los niveles de tensión durante el embarazo puede ser de diversos tipos. El doctor Eugenio Blanes, ginecólogo de Vithas Valencia 9 de Octubre, explica que “durante la gestación son diversos los cuadros de alteraciones de la tensión que podemos encontrar, en función del momento de aparición y de la sintomatología que genera, lo que va a condicionar la gravedad de este”.

Así, el especialista distingue entre:

- Hipertensión crónica: la madre ya tenía una tensión arterial elevada antes del embarazo o antes de la semana 20 de gestación.

- La llamada ‘hipertensión de bata blanca’ que se produce en las revisiones habituales a causa de la presencia de profesionales sanitarios con cifras tensionales < 135/85 en la monitorización en consulta.

- La hipertensión inducida por la gestación, caracterizada por un aumento de la tensión arterial que aparece después de las 20 semanas de gestación.

Además, de todas ellas, el doctor Blanes señala que “tenemos que añadir la preeclampsia sobreañadida a hipertensión crónica que aparece en paciente con hipertensión crónica de menos de 37 semanas y que presenta un empeoramiento brusco de las cifras tensionales o aparición/empeoramiento de síntomas de afectación de preeclampsia y la eclampsia que es la aparición de convulsiones del tipo gran mal o coma no atribuibles a otras causas”.

¿Qué factores pueden contribuir a que la tensión aumente durante el embarazo?

Teniendo en cuenta que no todas las embarazadas ven incrementados sus niveles de tensión, hay que saber cuáles son los factores que hacen que otras mujeres si sufran estas alteraciones tensionales. La doctora Begoña Pellicer Iborra, ginecóloga del Hospital Vithas Valencia Consuelo explica que los factores de riesgo para la preeclampsia abarcan “la hipertensión crónica preexistente, antecedentes de preeclampsia en embarazos anteriores, historial familiar de hipertensión o preeclampsia, cambios en el padre biológico entre embarazos -dado que la preeclampsia está vinculada a la genética paterna-, tabaquismo, obesidad y edad avanzada”.

Estos factores de riesgo pueden acumularse, aumentando la probabilidad de desarrollar preeclampsia. “Afortunadamente, se realizan controles médicos rutinarios durante el embarazo, con especial atención a partir de la semana 12, lo que permite identificar y abordar precozmente cualquier complicación hipertensiva para garantizar la salud de la madre y el bebé. A veces, es necesario adelantar el parto para reducir el riesgo asociado con la preeclampsia”, asegura la experta.

Síntomas que indican hipertensión en el embarazo

Aunque, como ya hemos visto, las alteraciones en la tensión arterial no provocan ninguna molestia en los primeros momentos, los ginecólogos enumeran las señales que pueden indicar a los especialistas que la embarazada sufre hipertensión: 

- Hipertensión arterial: Tensiones superiores a 140/90 en tomas separadas y en reposo.

- Proteinuria: Un aumento de proteínas en la orina. 

- Doppler uterino patológico: alteración de los flujos vasculares en el feto.

- Alteraciones detectadas en los análisis de sangre rutinarios (valores anormales de plaquetas, del colesterol LDH o de los factores de coagulación). 

- Presencia de dolor en el abdomen.

- Vómitos.

- Cefalea intensa.

- Alteración visión.

- Convulsiones en casos muy severos. 

¿Cómo abordar la hipertensión en el embarazo?

“La prevalencia de la hipertensión ha ido en ascenso debido al aumento de enfermedades cardiometabólicas en mujeres en edad fértil. Es la segunda causa de mortalidad materna durante el embarazo y un importante factor de morbilidad materno y fetal por lo que es un tema de gran relevancia en nuestra especialidad”, describe la doctora Pilar Carratalá, ginecóloga y obstetra de Vithas Castellón.

Por ello, su prevención, detección y control se convierten en algo de vital importancia. “Las medidas preventivas consiguen reducir la incidencia, se trata de evitar el riesgo de enfermedades cardiometabólicas, importantísimo una dieta sana, sin exceso de grasas, suplementación con calcio, en mujeres embarazadas deben tener una ingesta diaria de calcio de 1gr/día, mantener peso adecuado y ejercicio al menos 3 veces a la semana”, explica la doctora Carratalá.

Si a pesar de todas cautelas la embarazada ve como sus niveles de tensión arterial se disparan, hay que buscar el mejor tratamiento para reducir la tensión sin que suponga un problema para la gestación. En esta línea la doctora Carratalá recomienda que “uno de los tratamientos más destacados hoy en día, para su prevención es la introducción de ácido acetilsalicílico diario oral en la madre antes de las 16 semanas para mejorar la vascularización placentaria, evitar estados de hipoxia, hipoperfusión e isquemia placentaria”.