ENDOCRINOLOGÍA Y NUTRICIÓN

Comida basura y estrés: ¿Por qué no paramos de comer cuando estamos estresados?

El estrés puede producir dolor de barriga, de cabeza e incluso tensión muscular

Comida basura y estrés: ¿Por qué no paramos de comer cuando estamos estresados? / Freepik

Rafa Sardiña

Una de cada cuatro bajas que existen en nuestro país es por estrés, es decir un 25%. Es un problema que afecta al 54% de la población activa y es el segundo motivo de bajas laborales.

De hecho, España se sitúa como uno de los países de la Unión Europea con más estrés, que está presente (por encima del 75%) en todos los grupos de edad.

Sin embargo, un estudio en ratones del Instituto Garvan de Investigación Médica en Sídney, Australia, sugiere que:

  • La combinación de estrés junto a la comida basura (que suele ser la elección de las personas más estresadas) ‘apaga’ el mecanismo del cerebro que nos dice cuando estamos realmente saciados. Lo que aumenta el riesgo de padecer obesidad.

Según puntualiza el principal autor de la investigación, publicada en ‘Neuron’, el profesor Kenny Chi Kin Ip:

  • "Nuestros hallazgos revelan que el estrés puede anular una respuesta natural del cerebro que disminuye el placer que se obtiene al comer, lo que se traduce en que el cerebro es ‘recompensado’ continuamente por comer”.

Así, durante los episodios de estrés, que podría afectar a casi siete de cada diez trabajos al menos una vez a la semana (frente al 62% previo a la pandemia del coronavirus), es muy importante optar por una alimentación variada y equilibrada que nos mantenga alejados del exceso de calorías que podría desencadenar en sobrepeso.

  • “Demostramos que el estrés crónico, combinado con una dieta hipercalórica, puede impulsar una ingesta de alimentos cada vez mayor, así como una preferencia por los alimentos dulces y muy apetecibles”.

¿Qué comemos en los episodios de estrés?

El cortisol es conocido como la hormona del estrés. Nuestro organismo la produce en situaciones de “emergencia” para afrontar estas situaciones y “sobrevivir”. Puede causar:

  • Dolor abdominal
  • Dolor de cabeza
  • E incluso tensión muscular. 

Aunque también es habitual a que el estrés puede producir que se nos ‘cierre’ el estómago, la mayoría de las personas suele comer más: comidas ricas en calorías, azúcares y grasas, o lo que es lo mismo, alimentos ultraprocesados y poco saludables.

Los alimentos ultraprocesados no están recomendados para pacientes con hipertensión arterial / Freepik

El doctor Chi Kin Ip explica que han descubierto que:

1- “una zona conocida como habénula lateral, que normalmente interviene en la desconexión de la respuesta de recompensa del cerebro, se activa en ratones sometidos a una dieta de corta duración y alta en grasas para proteger al animal de comer en exceso”.

Pero, cuando los ratones sufrían momentos de estrés crónico:

2- “Esta parte del cerebro permanecía en silencio, lo que permitía que las señales de recompensa siguieran activas y fomentaran la alimentación por placer, dejando de responder a las señales reguladoras de la saciedad”.

Por su parte, el profesor Herbert Herzog señala que:

  • "Los ratones con estrés que seguían una dieta rica en grasas consumían tres veces más sucralosa que los que solo seguían una dieta rica en grasas sin estrés. Esto sugiere que el estrés no solo activa una mayor recompensa al comer, sino que impulsa el deseo por los alimentos dulces”.

La importancia de comer sano cuando se tiene estrés

¿Cómo se llegó a esta conclusión?  A los ratones se les dio a elegir entre dos tipos de bebida: una formada por agua y otra con agua y edulcorante artificial.

La OMS ha lanzado un aviso sobre el uso de edulcorantes / Foto de Alexander Grey en Unsplash

Aunque todos siguieron una dieta rica en grasas, se vio que los ratones estresados también preferían el agua con sucralosa, mientras que los más tranquilos optraron por el agua a secas.

  • Con estos resultados, los investigadores subrayan que el estrés es un “regulador crítico de los hábitos alimentarios” que puede anular la capacidad natural del cerebro de regular las necesidades energéticas y querer más calorías sin ningún tipo de sentido.
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“Este análisis en ratones pone de relieve que el estrés puede comprometer un metabolismo energético sano. Y es un recordatorio para evitar un estilo de vida marcado por el estrés, especialmente prolongado en el tiempo, e intentar seguir una dieta sana y dejar a un lado la comida basura”.

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