CARDIOLOGÍA
Ser optimista, dormir bien y respirar aire puro, el nuevo tratamiento para prevenir un infarto
Sufrir depresión incrementa en un 60% las posibilidades de sufrir enfermedades cardiacas
Ser optimista, dormir bien y respirar aire puro, el nuevo tratamiento para prevenir un infarto / Freepik
Rebeca Gil
A la hora de evaluar el riesgo de padecer algún evento cardiovascular los especialistas consideran 7 parámetros, divididos en dos categorías:
- Por un lado, los factores biológicos, que son la presión arterial, el colesterol total y los niveles de glucosa.
- Y por otro lado los conductuales, entre los que se encuentran el consumo de tabaco, la actividad física, la dieta y el índice de masa corporal.
Pues bien, en los últimos años los expertos en cardiología comienzan a destacar la existencia de otros dos:
- La contaminación ambiental
- El bienestar emocional.
De hecho, la Fundación Española del Corazón, en línea con la Federación Mundial del Corazón, consideran estos dos aspectos como importantes factores de riesgo cardiovascular emergentes.
Depresión y salud cardiovascular
Se estima que el 10% de la población española padece al menos un trastorno emocional y que algo más del 15% lo padecerá a lo largo de su vida.
Según datos de 2020, el 5,4% de los españoles; es decir, unos dos millones de personas, sufre algún tipo de cuadro depresivo, trastorno que incrementa en un 60% las posibilidades de sufrir enfermedades cardiacas.
También se sabe que, en los pacientes con infarto de miocardio, la prevalencia de depresión es tres veces mayor que en la población general, y está infradiagnosticada.
Como explica la doctora Bárbara Izquierdo:
"En estos casos la depresión no es transitoria, sino que es a menudo crónica y recurrente. Además, los pacientes con depresión diagnosticada durante un síndrome coronario agudo muestran una peor evolución y más eventos cardiacos durante el seguimiento que aquellos sin depresión".
Sufrir depresión incrementa en un 60% las posibilidades de sufrir enfermedades cardiacas. / FREEPIK
¿Está asociada la ansiedad con los problemas de corazón?
En el caso de la ansiedad, a diferencia de lo que ocurre con la depresión, existe más controversia respecto a su relación con la patología cardiaca.
Algunos estudios han encontrado que puede ser un factor asociado tanto a complicaciones durante un ingreso hospitalario, como a complicaciones a largo plazo y a un aumento de la mortalidad en pacientes con infarto de miocardio. Sin embargo, otros estudios no han encontrado dicha asociación.
El mayor estudio realizado hasta la fecha, en 52 países, referente a factores psicosociales e infarto de miocardio sostiene que los niveles elevados de estrés se relacionan con un aumento del riesgo de aparición de infarto.
Otro elemento esencial para el bienestar emocional y la salud mental es dormir bien.
A este respecto, existen también varios estudios que relacionan los trastornos del sueño (insomnio) con una mayor incidencia de enfermedad cardiovascular.
Un análisis acumulativo para todos ellos muestra que los sujetos con insomnio tienen un 45% más de riesgo de desarrollar o morir de enfermedad cardiovascular que aquellos que no refieren alteraciones del sueño.
Ser optimista reduce a la mitad el riesgo de infarto
Por el contrario, ser positivo mejora la salud cardiovascular. En algunos estudios, el optimismo parece reducir a la mitad el riesgo de infarto frente al pesimismo, que supone un aumento del riesgo cardiovascular.
Además, tener una actitud optimista tiene otras ventajas:
- Mejora la evolución en caso de eventos cardiovasculares.
- Reduce las probabilidades de tener una recaída.
- Ayuda al mejor funcionamiento del sistema inmunológico y del sistema nervioso autónomo.
- Facilita la adquisición y mantenimiento de hábitos de vida saludables.
- Mejora las relaciones sociales y familiares.
Ser optimista puede reducir a la mitad el riesgo de infarto.
Cuidarse ayuda a la salud física y al bienestar emocional
El doctor Julián Pérez-Villacastín, presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), destaca que el organismo es muy agradecido a los autocuidados.
- "Si dejas de fumar, si empiezas a hacer ejercicio, si pierdes peso, enseguida vas a notar los resultados, y eso repercute de forma directa en el bienestar emocional generando una mejora tanto física como psíquica".
Y agrega que, además del ejercicio, otras técnicas como el yoga o el taichi están demostrado claros beneficios.
En relación con estos aspectos la conclusión es clara: “Si te cuidas no solo vives más, sino que vas a tener mucha menos dependencia y los años de vida van a tener una mejor calidad”.
Por su parte, el presidente de la FEC, el doctor Andrés Íñiguez, resalta que en los últimos años se está tomando cada vez más conciencia del vínculo entre las emociones y el corazón.
Y es que, como puntualiza: “El estrés vital crónico, los estados emocionales negativos y los trastornos de salud, como la depresión y la ansiedad, no solo aumentan el riesgo de enfermedad cardiovascular y la agravan, sino que se asocian a una mayor utilización de recursos sanitarios”.
La contaminación es la cuarta causa de las enfermedades cardiovasculares. / FREEPIK
Contaminación ambiental
La contaminación ambiental es otro de los factores de riesgo cardiovascular emergentes, en torno al cual lleva meses trabajando el
Grupo SEC-FEC Verde
. Y es que se ha posicionado ya en cuarto lugar en la lista de factores agravantes o desencadenantes de enfermedades cardiovasculares, solo por detrás de la hipertensión, el tabaquismo y la mala alimentación.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación atmosférica puede estar relacionada con el 25% de todas las muertes por cardiopatía isquémica.
Y como recuerda la doctora Violeta Sánchez, coordinadora del Grupo SEC-FEC Verde:
- "La contaminación favorece la trombosis, la inflamación, el estrés oxidativo y la disfunción endotelial. Entre el 40 y el 80% de los efectos nocivos de la contaminación afectan al sistema cardiovascular".
“Si queremos reducir el impacto de la contaminación en la salud cardiovascular son necesarias políticas que inviertan en un transporte público más limpio, hogares energéticamente eficientes, acceso a combustibles y tecnologías limpias y una adecuada gestión de los residuos municipales”, explica la doctora Sánchez.
“Individualmente, también podemos intentar reducir el impacto de la contaminación en la salud cardiovascular a través de pequeñas acciones como caminar o ir en bicicleta en lugar de conducir, comprobar los niveles de contaminación atmosférica y evitar zonas muy contaminadas, así como hacer ejercicio regularmente en rutas verdes”, añade la experta.
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