El puente románico de Segovia sumergido en un embalse que solo puede verse unos pocos días al año

Con la llegada del otoño, Maderuelo, una preciosa villa medieval de Segovia, vuelve a recuperar a la vista uno de sus mayores tesoros, sumergido en el embalse de Linares y que queda al descubierto unos pocos días al año.

La falta de lluvias este principio de otoño hasta la llegada de la DANA provocó que el embalse de Linares del Arroyo no llegara al 46% de su capacidad (alrededor de 26,10 hectómetros), lo que sacó a la luz buena parte del puente románico, que durante largas temporadas está oculto bajo las aguas del pantano. 

"Con la DANA ya se cubrió todo", advierte Javier, el técnico de Turismo de Maderuelo. De estar al 46% de su capacidad ha pasado a estar estos días al 53,70%, casi cinco puntos más que su media habitual.

Este fenómeno de brotar desde el embalse no ocurre todos los años. En 2022, con la tenaz sequía que asoló nuestro país y que dejó el pantano a menos del 25%, se pudo ver entero el puente y cientos de personas acudieron a cruzarlo como si fueran habitantes de la Edad Media.

Los señores del puente eran los Marqueses de Villena

En esos momentos es cuando se puede disfrutar en todo su esplendor y se puede apreciar perfectamente lo que es la parte románica (XIII-XIV) de la que se añadió en la época medieval (XV-XVI). 

"La parte medieval la construyeron los marqueses de Villena, que eran señores de Maderuelo y del puente", comenta Javier sobre los escudos de armas que adornan el petril del puente y que vendrían a probar que se cobraba el pontazgo a quien quisiera cruzar el río Riaza a su paso por la comarca de Ayllón, principalmente ganaderos. 

Un pueblo situado sobre una colina

El puente llevaba desde la ermita de la Vera Cruz a Maderuelo, que está incluido dentro de los Pueblos más bonitos de España y está catalogado como conjunto histórico-artístico. Los orígenes de la localidad, que apenas tiene cien habitantes censados en la actualidad, datan del siglo X y, de hecho, sigue manteniendo su condición de Villa y Tierra, como cabeza de comunidad, por la importancia que tuvo en su día. 

El pueblo está situado sobre una colina y estaba rodeado de una imponente muralla que lo protegía y que todavía puede disfrutarse en parte, así como la Puerta del Arco, que data del siglo XII.

Una ermita templaria al lado

Al lado del puente medieval de Maderuelo, que tiene arcos de medio punto, sólida sillería y tajamares singulares, en la hondonada desde la que se divisa imperial el pueblo amurallado, se encuentra la ermita de la Vera Cruz, ordenada construir por la Orden templaria también en el siglo XII. 

Durante ocho siglos albergó una de las obras más excepcionales de la pintura española de la Baja Edad Media y actualmente uno de los tesoros del Museo del Prado. Su pintura más antigua. En la actualidad se puede disfrutar en el interior de la iglesia de la recreación que se hizo en 2011 de la pintura, que fue trasladada a la pinacoteca madrileña en 1947. 

La obra se salvó del paso del tiempo y del hombre. El lugar, en estado de semiabandono durante décadas -en 1830 pasó a manos privadas-, llegó a ser usado como almacén de paja y establo pero, cuando a principios del siglo XX, se tuvo conocimiento del valor de la pintura y se convirtió en un objeto de deseo de los anticuarios de Madrid, que querían hacer fortuna vendiendo piezas históricas a EEUU.

Afortunadamente, la ermita de Maderuelo fue declarada Monumento Histórico Artístico en 1924, hace justo 100 años, protegiendo el espacio. No fue hasta 23 años después, sin embargo, cuando expertos del Prado extrajeron la obra con la técnica del ‘strappo’ para llevársela a la pinacoteca de Madrid. 

Una momia en el interior de la iglesia mudéjar

La ermita de Maderuelo, que con cada pocos años se anega por la crecida del embalse, es uno de los muchos tesoros que guarda la villa, además del puente románico. Cada rincón de la población, que llegó a albergar hasta diez parroquias, tiene su historia... y su leyenda. Sobre todo la que rodea a la momia encontrada en 1864 y que sigue exhibiéndose en la Iglesia mudéjar de Santa María del Castillo en muy buen estado de conservación.