DEFENSA
Tanques, trincheras y torniquetes: así se forma a un corresponsal de guerra en España
El Ejército de Tierra entrena cada año a una veintena de periodistas para trabajar en zonas de conflicto
Las jornadas han celebrado su vigésima edición con las maniobras nocturnas como novedad
Militares de la base de El Goloso (Madrid) entrenan a los profesionales de la comunicación / Elena Iribas
Son las 5:20 de la madrugada, la Hora H. Hace un frío que corta en los montes de Madrid. Una ráfaga de fusil Heckler & Koch rompe el silencio de la noche. Tras pasar varias horas al raso, los soldados de la Base El Goloso empiezan a atacar las posiciones enemigas, acorraladas en un cerro. Junto a cada militar viaja un periodista que sigue, a una distancia prudencial, a su respectivo binomio. La persona de la que no se puede despegar. Han llegado al lugar de la batalla a bordo de un tanque TOA M113 y ahora se disponen a atacar a pie. Y si el teniente que ordena 'cuerpo a tierra', el periodista va al suelo con él.
Las maniobras nocturnas han sido la novedad de la última edición de las Jornadas de Corresponsales de Guerra, que imparte anualmente el Ejército de Tierra para profesionales de la comunicación en España. Una formación de una semana en la que los militares instruyen a un contingente de periodistas para que sepan desenvolverse si han de cubrir un conflicto armado.
Un curso con solera: este año acaba de celebrar su vigésima edición. "Se inició en 2004 para acercar el mundo militar al periodístico y viceversa. Con la idea de que los profesionales tengan unos conocimientos mínimos para poder empotrarse o realizar cualquier actividad periodística dentro del entorno militar".
Lo explica la persona que está al frente del proyecto.El Teniente Coronel Manuel González Hernández, el hombre que, dicen, ostenta el récord de ser el militar que más veces ha aparecido en la tele de nuestro país explicando diferentes conflictos. Un tipo mitad militar, mitad comunicador. Lleva 36 años en el Ejército y tiene un Doctorado en la Universidad de Granada sobre el lenguaje no verbal en la comunicación.
Militares de la Base El Goloso aleccionan a los periodistas también en pinturas de camuflaje / Elena Iribas
Las actividades
"Si os encontráis en mitad de un tiroteo y os podéis parapetar detrás de un coche, debéis conocer cuáles son las partes que os ofrecerán más protección contra las balas: buscad siempre las ruedas y los ejes. Evitad la zona central del vehículo, porque le estáis dando al tirador un espacio desprotegido para que os alcance".
Toca simulacro de secuestro. Lo imparte un grupo especializado de la Guardia Civil a las afueras de Madrid. Los alumnos realizan varios ejercicios, entre los que destacan la evacuación de un coche que está siendo acribillado a tiros. Al grito de "¡Fuego, fuego!", los periodistas ruedan por el suelo si hace falta, para abandonar el habitáculo por el lado más seguro. Porque es un curso con más práctica que teoría. Y la práctica, a veces duele y cuesta sangre y sudor.
Es lo que sucede cuando toca la clase de primeros auxilios. Tu compañero se está desangrando y hay que cortarle la hemorragia para salvarle la vida. Hay que aprender a hacer un torniquete. Y hacerlo rápido de verdad. "El torniquete, para que funcione, tiene que doler", advierte el agente de la Policía Nacional que viene a impartir esa clase. Tres, cuatro, cinco vueltas. Berridos de dolor en el aula antes de obtener el dedo pulgar del profesor que da por bueno el ejercicio. "Es una pieza que hay que saber manejar, porque salva vidas. Las bandas latinas en la actualidad ya llevan torniquetes cuando van a pelearse, por si alguno se lleva un machetazo", alecciona.
Los trucos
Los vehículos están muy presentes durante toda la semana de formación. Desde conducir 4x4 en condiciones desfavorables hasta permanecer boca abajo en un turismo volcado para saber cómo salir, pasando por experimentar un latigazo cervical o tratar de revivir el motor de un viejo Nissan Patrol con unas nociones básicas de mecánica: "En algunas zonas de conflictos se conservan muchísimos vehículos con carburador. Y esos remedios españoles de coger un poco de alambre, un poco de cinta americana y salir del paso, son algunos de los trucos que les enseñamos", explica Glezher (seudónimo del Teniente Coronel por la contracción de las dos abreviaturas de sus apellidos).
También se desarrollan dinámicas de grupo. Un role playing en el que los alumnos interpretan una escena de una familia afgana siendo asaltada por agentes americanos sirve para aprender qué se debe hacer (y qué no) al ir a trabajar a una determinada zona del mundo cuya cultura se desconoce. Por qué no se debe entrar en una casa con gafas de sol, hacia dónde deben apuntar los pies al tomar asiento o qué alfombras nunca se deben pisar.
Los alumnos, antes de despegar desde la Base El Goloso a bordo de un helicóptero Chinook / Elena Iribas
Maniobras
Pero la actividad estrella es la de pasar una jornada entera en una base militar, conociendo a los integrantes de la compañía Uad Ras, que imparten una clase exprés de topografía sobre el terreno. Los alumnos, que se emparejan con los soldados en binomios, suben a los tanques con los que van a llevar a cabo de madrugada un simulacro de batalla a campo abierto, en una zona boscosa de la Base Militar El Goloso.
Tras la cena, charla táctica... y a pelear. Periodistas y militares se reparten en seis tanques que van a atacar a un contingente enemigo al despuntar el alba, tras haber pasado la noche escondidos al aire libre, entre ponchos y sacos de dormir. Un ejercicio que se complica cuando uno de los tanques empieza a perder gasolina y complica la misión. Un contratiempo que no fue óbice para acabar derrotando al ejército invasor.
"Fue interesante ver lo importante que es el trabajo en equipo y atendiendo a las órdenes, porque pones en peligro la vida de todos. Me dio la sensación como cuando sales a grabar con tu cámara, que él es también es tu binomio; dependéis el uno del otro. Es muy importante la conexión y el entendimiento entre las dos partes para que todo salga bien", explica Marina Lozano, periodista de Equipo de Investigación (La Sexta) que ha asistido a estas jornadas. Tras las maniobras, vuelta a la base en tanque, desayuno con los soldados y a subir a bordo de un helicóptero Chinook para llevar a cabo un vuelo táctico.
Las maniobras militares nocturnas han sido la novedad de las XX Jornadas de Corresponsales de Guerra / Elena Iribas
En auge
El curso, a pesar de que no cuesta dinero a los alumnos, cada año está más 'caro'. La reputación de estas jornadas hace que las solicitudes cuadrupliquen las plazas ofertadas. 27 admisiones para un centenar de candidatos. La periodista Elena Iribas, fotógrafa especializada en aviación militar, llevaba aplicando a este curso "desde que tenía los 16 años; ya por fin este año he conseguid que me admitan. Este curso es súper necesario para los periodistas que queremos hacer conflicto. Es imposible pasar de la facultad a una primera línea de guerra", cuenta tras acabar la formación.
Las Jornadas, que también contaron con una mesa redonda de periodistas expertos en conflicto (Esperanza Calvo, Carlos Franganillo, Pilar Requena y Óscar Mijallo) son una mili exprés para los periodistas que van a desplegarse en zonas de conflicto. Pero también un centro de intercambio de ideas entre la vida militar y el oficio del periodismo. Y no solamente de ideas; a veces, el intercambio va más allá: "En una de las Jornadas se conocieron una periodista y uno de los componentes de El Goloso. Y ahora están en una relación". Es lo que tiene el trabajo en equipo con tu binomio.
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