LEÓN
Espeleólogos descubren un 'tesoro' en la cueva de Valporquero: una enorme galería virgen con estalactitas y huesos de animales
Una sombra misteriosa a 50 metros de altura resultó ser una preciosa cavidad de mil metros cuadrados repleta de estalactitas inmaculadas
Vista de la enorme sala desconocida hasta la fecha hallada por los dos espeleólogos en la Cueva de Valporquero / CEDIDA
La impresionante cueva de Valporquero, en León, lleva abierta al público desde 1966. Decenas de miles de turistas y espeleólogos han recorrido desde entonces sus entrañas, llenas de cavidades, crestones y grietas, formadas en el Pleistoceno por la erosión sobre la piedra caliza del río Valporquero, que fue abriéndose paso por la roca durante milenios. Se crearon así dos niveles de galerías. [VEA UN ÁLBUM]
El primero, el superior, el más antiguo, es el que se ha habilitado para las visitas turísticas a lO largo de un kilómetro. El segundo, el del 'Curso de Aguas', es el que utilizan los amantes de la espeleología, el barranquismo y la aventura atravesando dos kilómetros de la montaña hasta llegar a las espectaculares Hoces de Vegacervera. Durante el trayecto se cruzan grandes salas y galerías de hasta 100 metros de altura, donde no se alcanza siquiera a ver el techo con las luces LED y halógenas más potentes.
Una sombra misteriosa
Es en el segundo nivel, el más cercano al río, donde hace unos días los espeleólogos Pedro González y Tania García han encontrado una enorme sala, de unos mil metros cuadrados, desconocida hasta la fecha, lo que convierte el hallazgo en histórico. "Llevaba varios meses pensando lo rara que era esa sombra que veíamos a 50 metros de altura en la parte intermedia del curso del agua. Era como una pequeña oquedad que no se veía claramente", explica vía telefónica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA González, que destaca la difícil visibilidad de la cueva, donde las partículas de agua en suspensión forman como una fina niebla que provoca que no se vea con claridad.
Detalle de la enorme sala hallada en la cueva de Valporquero. / CEDIDA
Para llegar a esa altura tuvieron que estar llevando material durante varios días un kilómetro adentro de la cueva, ya que este tipo de escalada no es como la escalada deportiva, ya que "no hay adherencia, hay que llevar taladros, usar anclajes de escalada artificial...", señala González, que junto con su pareja Tania García, tienen una empresa de turismo activo, Guheko, con la que realizan actividades de exploración de cuevas.
"Buceamos en cuevas también, es una de las últimas fronteras", afirma González, que junto con Tania afrontó un total de ocho horas de escalada artificial en la que había que vigilar cada movimiento para no caer. "La verdad es que cuando lo iluminamos flipamos del tamaño. Lo que se veía era una pequeña sombra en el pared, pero era un espacio muy grande, de unos mil metros cuadrados y unos 20 metros de altura. Un volumen muy importante. Es sin duda una de las salas más grandes de Valporquero", cuenta.
Tres millones de años
Según explica el espeleólogo, la sala podría tener entre dos y tres millones de años de antigüedad y "es realmente muy bonita, porque el techo está casi todo forrado de estalactitas en su primer estadio de formación porque han tenido menos tiempo para crecer; son una especie de tubitos finos, blancos, que se les llama macarrones. Sin ningún tipo de estropicio ni de roturas" por la manipulación del hombre. Un espacio inmaculado porque no había sido conquistando por el hombre hasta ahora.
Durante un recorrido por la sala pudieron encontrar también varios "huesos de micromamíferos que habría que datar y identificar", lo que ayudaría a saber el origen de la cueva. Entre las posibilidades que hay están que la cavidad hubiera tenido una comunicación con el exterior, algo que no es infrecuente debido a que se cierran espacios "por derrumbes o porque las coladas crecen", o que los animales llegaran hasta allí arrastrados por el propio río, cuando circulaba 60 metros más arriba, o que corriera por ahí un antiguo afluente del río Valporquero.
González valora el descubrimiento, pero recuerda que la espeleología todavía no ha llegado a sus límites. "Es raro que aparezcan cosas así. Los 14 Ochomiles son los que son, no va a haber más, pero en espeleología la cueva más profunda del mundo es la que lo es hoy en día", destaca el experto, que señala que aunque no haya una obligación estas exploraciones "se documentan, se hacen topografías y se envían a la Federación de espeleología de tu región para que haya constancia de que eso existe".
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