RESPÓNDAME

Manuela Carmena: "No comprendo por qué a los medios de comunicación no les atrae la gestión y sí el escándalo"

Exalcaldesa de Madrid, exmagistrada, experta en el tratamiento de víctimas, es autora de 'La joven política', donde aboga por la tolerancia y la renovación del sistema de partidos. Dice que fue feliz como alcaldesa, a pesar de los sinsabores, y reivindica sus magdalenas como forma de diálogo y acercamiento. Otros “están poco preparados para la pastelería empática”

Manuela Carmena. / José Luis Roca

-La llamaron para la auditoría de la Conferencia Episcopal sobre los abusos sexuales en la Iglesia, encargada al despacho Cremades-Calvo Sotelo. Y en principio aceptó.

-Porque creo que es interesante que nos relacionemos los que pensamos de distinta forma. Y me llamó el señor Cremades, que es del Opus Dei…

-¿La primera, en la frente?

-Bueno, en su despacho hay personas de todo tipo, entre ellas un magistrado amigo mío. Me pareció bien colaborar con personas diferentes. Pero después vi que tenían muy diseñado cómo querían hacer la comisión y no me gustó, especialmente el enfoque que hacían con respecto a las víctimas.

-Usted no cocinaba. Le daban el menú servido.

-Es que la comisión se basa en los datos que tienen las diócesis y las congregaciones religiosas sobre los posibles hechos delictivos o de abusos. Y a mí me parecía más necesario abrirlo a todas las víctimas que surgieran, y plantear entrevistas individuales con ellas, entendiendo que muchas veces la entrevista es el primer acto de reparación. Esto unido a que tampoco veía muy clara la necesidad de dar recomendaciones a la Iglesia. Y les dije que prefería no estar en la comisión. A los tres o cuatro días me volvieron a llamar diciéndome que les parecían interesantes mis ideas sobre la manera de tratar a las víctimas y preguntándome si me importaría hacerles un informe, aunque no estuviera en la comisión. A esto les dije que sí.

-¿Se confirma que, a cambio de aceptar sus sugerencias, le han pedido la patente de sus reputadas magdalenas?

-No quieren saber nada de las magdalenas. Eso que se pierden. Por cierto, ¿quieres probar una? 

-Ente tanta comisión y tanto encargo, ¿las ha catado el cardenal Osoro?

-Yo creo que sí, porque le invité a comer bastantes veces al Ayuntamiento y él me invitó a comer a su casa. Tengo amistad con el cardenal Osoro. Es un hombre excelente.

-¿Topa a menudo con la Iglesia?

-Yo siempre he estado cerca de la Iglesia, siendo agnóstica, por supuesto. Fui una niña educada en un colegio religioso y llegó un momento en el que no me convencieron los dogmas ni las creencias. Pero siempre respeté mucho a los que creen y a la Iglesia como magisterio de espiritualidad.

 Manuela Carmena durante la entrevista con EPE.

/ José Luis Roca

-Mucha espiritualidad. Pero de niña pagaba una bula para poder comerse los viernes un bocata de chorizo. 

-Es que en mi familia no eran creyentes y no teníamos la bula. Tuve que espabilarme y conseguir una. Me costó una peseta.

-Como impuesto revolucionario, realmente inapreciable. 

-Bueno, yo debía de tener doce o trece años. Una peseta era una peseta.

-Volvamos a la repostería. Ha escrito: "La magdalenización fue un éxito, porque contribuyó, y mucho, a ganar las elecciones de 2019".

-La magdalenización es mi manera de entender la política, una forma de buscar lo que nos une, de buscar los momentos para entendernos entre nosotros, intentar constantemente provocar empatía. 

-Aboga por la ruptura del viejo sistema de partidos. ¿Es del club de fans de Yolanda Díaz?

-Me parece una mujer interesante, pero es que no la conozco, no he hablado nunca con ella. Por tanto, no me atrevo a decir que formo parte de un club así. Me gustaría, desde luego, conocerla y profundizar más.

-Por cierto: qué soso era su Ayuntamiento. Ni un espionaje, ni millones en comisiones por material sanitario defectuoso ni nada de nada.

-Bueno, fuimos honestos, y yo creo que lo hicimos muy bien. 

-Pero un poco aburridos, ¿no? Con lo animado que está ahora el Consistorio.

-Nada aburrido, porque con esto lo que vivimos es el escándalo. Y para mí el escándalo no es divertido. Para mí lo que es apasionante es la gestión. Nosotros tuvimos muchísima gestión, y muy bonita, preciosa. Y no comprendo por qué a los medios de comunicación no os atrae la gestión y sí el escándalo.

-¿Almeida era igual que ahora cuando le conoció?

-Sí. No me gusta hablar de un alcalde que me ha sustituido, porque hay que ser prudentes y pensar que se puede entender siempre mal. Pero ahora, como una ciudadana más, una ciudadana que conoce bien el Ayuntamiento, creo que es un error un alcalde de partido, que enfoca parte de sus discursos a criticar a las instituciones. Me da muchísima pena ver las descalificaciones que utiliza contra ellas. Durante mi etapa de alcaldesa estaba el señor Rajoy como presidente del Gobierno y Cristina Cifuentes como presidenta de la Comunidad de Madrid, y con ambos tuve una actitud de respeto. 

-Cuando en 2015 se presentó a las elecciones municipales me dijo: “Pablo Iglesias no es mi tipo”. ¿Por qué lo tenía tan clarito?

-Bueno, creo que los años te hacen conocer bien a las personas y te sientes más próxima a unas que a otras. Me parece que es un hombre muy interesante y extraordinariamente inteligente, pero es un tipo de político muy ideológico y quizá con no mucha empatía. 

-¿Qué quiere ser de mayor?

-Pues la verdad es que tengo muchos proyectos. Uno que para mí es importantísimo es demostrar que se puede hacer una empresa social donde el capital no tiene beneficio alguno, en la que se dé trabajo y se cree una artesanía maravillosa, sostenible, distinta, como es Zapatelas. La tenemos en Malasaña. Los vestidos y los juguetes los hace, entre otros, un grupo de presos de la cárcel de Aranjuez. Y en el taller trabaja gente de la emigración, personas mayores como voluntarios, LGTBI. Intentamos abrirnos a todos aquellos sectores para los que puede ser una buena alternativa trabajar en la artesanía, crear belleza y tener un salario.