EL GALLEGO DA EL SALTO A MADRID

Los pactos con Vox amenazan con crear las primeras grietas entre Feijóo y Ayuso

  • La dureza del nuevo PP con Vox choca con la posición de Ayuso, que lo ve como único aliado

  • La madrileña aconseja a su partido no acercarse al PSOE mientras Feijóo piensa en ensanchar y moderar

  • El partido quiere exhibir unidad, pero algunos dirigentes no descartan que las tensiones afloren ya

Isabel Díaz Ayuso, Alberto Núñez Feijóo y Juanma Moreno Bonilla. / JORGE GIL.

Con la candidatura de Alberto Núñez Feijóo formalizada, el PP pone rumbo a una nueva etapa rodeada aún de incógnitas, pero que pondrá fin en todos los sentidos a la era de Pablo Casado y Teodoro García Egea. El partido está convencido de que exhibirá unidad con el presidente de la Xunta, al menos, hasta el congreso extraordinario del mes de abril. En esa conjura también está Isabel Díaz Ayuso, que respalda el nuevo liderazgo tras haberle ganado el pulso a la anterior dirección nacional. Sin embargo, los primeros compases de esta transición ya apuntan a grietas y tensiones que podrían aflorar incluso antes del cónclave.

El pacto de gobierno que alcance Alfonso Fernández-Mañueco supondrá la primera gran decisión del nuevo PP. Con independencia de si Feijóo ya ha sido proclamado presidente nacional, todas las miradas se centran en el posible pacto con Vox dentro del ejecutivo de Castilla y León. Mañueco insiste en poner por delante los acuerdos programáticos (ya se ha reunido con todos los partidos), pero la formación ultra exige tener consejerías a su cargo. Presidir las Cortes castellanoleonesas no es un elemento excluyente y, según insisten fuentes del entorno de Santiago Abascal a este diario, el partido no dará un paso atrás en su petición de entrar en la gestión. En el núcleo duro de Mañueco van asumiendo ese escenario.

Los resultados del 13 de febrero resultaron más endiablados de lo previsto para el PP y los acuerdos con Vox no forman parte, en ningún caso, de las prioridades del nuevo liderazgo popular. Más bien lo contrario. Feijóo ha mantenido una distancia muy notable con el partido ultra, alejándose a menudo de las posiciones de la dirección nacional saliente y de la que defiende Ayuso sin complejos. La presidenta madrileña vaticina que los mayores errores de su partido se han cometido al acercarse al PSOE, mientras que hay dirigentes populares (entre ellos, Feijóo) que consideran imprescindible ensancharse hacia la moderación y apostar por una opción fuerte de centro derecha.

Las palabras de Esteban González Pons, hombre de confianza del presidente gallego y a cargo del Comité Organizador del Congreso de abril, refiriéndose a Vox sin tapujos como “extrema derecha” frente a la tibieza que a menudo venían defendiendo otros dirigentes (evitando, entre otras cosas, esa descripción) no ha sentado bien en el entorno de Ayuso, donde están convencidos de que el PP necesitará al partido de Abascal en prácticamente toda España a partir del próximo ciclo electoral.

A la espera de ver la influencia del ‘efecto Feijóo’ en las encuestas, la tendencia muestra a Vox en ascenso o, como mínimo, consolidado en sus posiciones actuales. En Castilla y León creció de uno a trece procuradores y en Andalucía sus perspectivas aumentan con las semanas a pesar del optimismo del popular Juanma Moreno. Ayuso ha sido por ahora la dirigente popular que ha podido frenar a los ultra (con la excepción de Feijóo, que directamente evitó su entrada en el Parlamento al alcanzar su cuarta mayoría absoluta en 2020). Y en la Puerta del Sol cierran la puerta a otro posible aliado. Su postura es que si el PP se arrima al PSOE, Vox no dejará de crecer. Consideran, además, que González Pons no deja en una situación fácil a Mañueco con esas expresiones.

Dicho de otra manera, las fisuras empiezan a verse aunque sea de manera soterrada. Y dirigentes de distintos territorios no niegan que los caminos pueden volver a chocar, especialmente a la hora de establecer políticas de pactos. La clave, insisten, es que nada de eso ocurra antes del congreso para que la imagen de unidad no se vea empañada. Otros cargos ponen en duda que en estas cuatro semanas no se vaya a producir alguna tensión pública.

En el fondo, los mensajes del llamado ‘nuevo PP’ ya afloran algunas discrepancias. A las posiciones sobre Vox (en el caso de González Pons, su postura lleva siendo nítida desde hace meses en el Parlamento Europeo, donde habla con total claridad de la ultraderecha) se suma la ‘rehabilitación’ de Casado e incluso Egea por la que apuesta el presidente del Comité Organizador del Congreso. 

Sobre el aún líder nacional no dudó en afirmar que sigue viéndole dentro del PP, y del ya ex secretario general, a pesar de dejar en su mano la decisión que pueda tomar, aseguró que le aconsejerá “no dejar la política”. Todo ello después de un discurso de Ayuso que fue percibido por medio partido como “un ajuste de cuentas innecesario” y en el que pidió expulsar de la formación a cualquier persona relacionada con el caso de su supuesto espionaje.

El propio Feijóo dejó muy claro el perfil por el que apostará desde la presidencia del PP. “No soy un político de manual. No creo en los laboratorios ni soy un político de eslogan, ni de un par de tuits. No soy un político comentarista, sino de hechos. No soy un recién llegado”, dijo con total contundencia desde Santiago de Compostela con su partido volcado y mientras en el resto de España, también en la capital, tomaban buena nota.