Opinión | EL APUNTE

El cohete de Pedro Sánchez

El último en apuntarse a las revisiones del crecimiento al alza ha sido el Banco de España, hasta el 2,8% este año

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (c), firma junto a los representantes de la patronal y los sindicatos el nuevo acuerdo en materia de pensiones este miércoles en el Palacio de la Moncloa.

A un jugador de riesgo como el presidente Pedro Sánchez, acostumbrado a navegar en mares muy revueltos y en llegar, a pesar de ello, generalmente a buen puerto, le suelen salir bien las jugadas. Y es lo que, de momento, está pasando con la con una economía dinámica. El último en apuntarse a las revisiones del crecimiento al alza ha sido el Banco de España, hasta el 2,8% este año. Es la tercera vez que esta institución ha de modificar en positivo sus estimaciones debido al empuje de la actividad.

Hace unas semanas, Sánchez aseguró que la economía iba como un cohete. No sé si tanto, pero la verdad es que a medida que han transcurrido los meses, los pronósticos se han tenido que ir variando al alza. Y un ejemplo también es Catalunya, donde ya está en marcha un nuevo Govern presidido por Salvador Ila y donde la tasa interanual de crecimiento ha alcanzado el 3% en el segundo trimestre, frente al 2,9% a escala nacional. Las perspectivas, por el momento, son positivas.

De hecho, algunos asesores que tienen contacto con empresas en Catalunya, aseguran que el clima ha cambiado, para bien. "Hay más predisposición a plantearse inversiones a medio y largo plazo que hace unos meses", apuntan. Es algo bastante distinto a lo que sucedía en el periodo más convulso del 'procés' y que ha coincidido con la desinflamación de las calles. El último 11 de septiembre fue un ejemplo de ello, con un independentismo dividido y, en algunos casos, agotado.

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Dada la situación de la economía -durante las bonanzas es mucho más fácil acometer estos retos que durante las crisis- harían bien el Gobierno, sus socios y la oposición en ponerse las pilas para consensuar unos mínimos que permitan encarar problemas más estructurales como el bajo ritmo de crecimiento de la productividad y, por tanto, de mejora de la renta per cápita, que, a su vez, es el principal elemento que impulsa el progreso de un país. Así, el cohete en el que afirma Sánchez que se ha convertido la economía tendrá un destino concreto en vez de crecer sin un rumbo claro, como tras otros periodos de bonanza.

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