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¿Se puede vivir sin mayoría?

Sánchez ha sufrido en el Congreso dos sintomáticas derrotas, sobre Venezuela y por su comparecencia por la crisis migratoria

Antonio Ledezma, ex alcalde de Caracas exiliado en Madrid celebra el resultado de la votación en el Congreso de los Diputados para que el Gobierno reconozca a Edmundo González como presidente electo de Venezuela / José Luis Roca

El viernes pasado escribí que si no aprobaba los presupuestos de 2025 –probable por la actitud de Puigdemont– quedaría patente que Sánchez no tenía la mayoría necesaria para gobernar. Y me preguntaba: «¿Podrá gobernar por segundo año sin presupuestos y sin mayoría? Sánchez cree que su resiliencia puede con todo». 

Por eso me sorprendió, ma non troppo, cuando en el Comité Federal del sábado siguiente –que dejó claro que no habrá rebelión del PSOE por el pacto PSC-ERC– afirmó: «Hay Gobierno para largo. Vamos a avanzar con determinación, con o sin apoyo de la oposición. Con o sin el concurso del poder legislativo».

Es una frase precipitada, quizás poco reflexionada y fruto de un exceso de autoconfianza, pero en todo caso muy desafortunada. La democracia es el gobierno de la mayoría y Aitor Esteban, el hábil portavoz del PNV, ya la sentenció: «Una cosa es querer y otra es poder. Claro que puedes momentáneamente, unas semanas o meses, pero…» Sánchez podrá aguantar –no hay moción de censura posible con éxito y el PSOE sabe que gobierna gracias a él–, pero vivir sin presupuestos, perdiendo votaciones y sin poder aprobar nuevas leyes, puede ser el Infierno. ¿Un infierno, tres años más? Claro que para él –y para el PSOE– peor sería estar, como Feijóo, en la oposición. ¿Aguantar hasta que las encuestas sean favorables?

De momento, quizás no es el Infierno, pero sí, pese a que ahora la Iglesia dice que no existe, un duro Purgatorio. Este miércoles el 'ABC' abría su portada con un titular espectacular: «Doble derrota de Sánchez en el inicio del curso parlamentario». Pero no es solo cosa del 'ABC', 'El País' (página 17) lo avalaba: «el legislativo se impone y propina un doble revés a Sánchez».

Cierto, una proposición no de ley del PP que pedía el reconocimiento de Edmundo González como presidente de Venezuela salió aprobada por 177 votos a 164 gracias a que el PNV (eso de que Sánchez despreciara el parlamento no debió gustar) se unió al PP, Vox, UPN y Coalición Canaria. Cierto, es un voto pío del Congreso (sin efectos), pero demuestra que la mayoría es evanescente y le incomoda porque afecta a su prestigio interno e incluso internacional. Uno de sus objetivos, como se ha visto en su viaje a China (segundo en 18 meses) y su encuentro con el poderoso Xi Jinping para frenar la guerra comercial entre China y Europa. Y si los 7 diputados de Junts no se hubiesen ausentado para ir a la manifestación del 11 de septiembre, el quebranto podía haber sido peor: 184 a 164.

Poco importa que Sánchez tenga razón. Edmundo González solo ha pedido asilo –y lo ha agradecido–, no que se le reconozca como presidente. Por eso González Pons se columpia cuando dice que ha sido un favor a Maduro. Además, es lógico que España se alinee con la UE, que no quiere repetir el fracaso del 2019, cuando reconoció como presidente a Juan Guaidó, que ahora anda perdido por Miami. Pero también es cierto que España ha hecho de avanzadilla de la UE (solo con otros cinco países) en el reconocimiento a Palestina. Conclusión: aprovechando la falta de mayoría, Feijóo se venga de Sánchez. No puede echarle, pero al humillarle saca pecho. 

Más relevancia tiene la decisión de la Mesa del Congreso (aunque sea por casualidad) de obligarle a comparecer con urgencia por la crisis migratoria de Canarias. El problema de los más de 5.000 menas, menores no acompañados (y creciendo) en el archipiélago no se soluciona y el presidente canario, Fernando Clavijo, un político constructivo, se ha hartado de cargar solo con el peso. Si Sánchez no lo resuelve, porque no sabe o porque no se entiende con Feijóo (que se venga por el ninguneo socialista), reacciona disparando contra Sánchez (porco governo). El control de la inmigración es un problema grave en toda Europa (veamos lo que pasa en Alemania) y Clavijo pone de relieve que Sánchez no sabe, no contesta. Lo peor es la impresión de continua impotencia, pero además el voto de Coalición Canaria es importante para Sánchez en el Congreso. ¿Otra vía de agua en sus apoyos parlamentarios?

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Aitor Esteban acierta. Sin mayoría se puede sobrevivir… pero solo momentáneamente. Con las derrotas parlamentarias acaba pasando como con lo del cántaro que tanto va a la fuente que al final se rompe.

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