Opinión | MIEL, LIMÓN & VINAGRE

Broncano, viva el 'zapping'

La Revuelta es algo auténtico pero minoritario, muy plúmbeo a ratos, gamberro pero dentro de un orden, subversivo de andar por casa

David Broncano / EPE

David Broncano es la viagra de TVE, su misión (algunos vaticinaban sumisión) será la de levantar la audiencia de la pública en el prime time, y antes, compitiendo con otros machos alfas de la televisión: Pablo Motos, Carlos Latre y el Wyoming. Este lunes se estrenó su espacio, La Revuelta. Que no es La Resistencia, pero casi.

Ya lo dijo la propia cuenta del programa en la red X: «Creían que íbamos a hacer otro programa pero no sabemos». El no sabemos, con mayúsculas, que es como gritar. En este caso, gritar tus principios, tu tozudez, tu autenticidad pero también tu incapacidad de adaptación. Que eso es la inteligencia: la capacidad de adaptación a las condiciones nuevas. La Revuelta es algo auténtico pero, vete a saber, en teoría, en teoría, minoritario, muy plúmbeo a ratos, gamberro pero dentro de un orden, subversivo de andar por casa. Su misión es contrarrestar a Pablo Motos y llegar a una gran audiencia todas las noches. La del estreno, el de Antena 3 se trajo nada menos que a Victoria Federica y ahí quedó un poco retratado el duelo, dado que, mientras, Broncano entrevistaba a un surfista ciego, Aitor Francesena, que perdió un ojo a los 14 años por un glaucoma y el otro por el golpe de una ola en 2012 y que fue lo mejor del programa, aunque al final se pusieran los dos un poquito pesaditos y redundantes. Ese tramo captó una gran audiencia en Euskadi. La segunda noche, vuelco. Broncano ganó a Motos. Hostía, tú.

Solemnemente, muchos dicen que ahí, en esa pugna, están las dos Españas, con lo cual se ve lo necesitado que está el país de una tercera vía, por mucho que si hay que elegir, las simpatías de este cronista se vayan más por la historia de superación del vasco y el oleaje que por la influencer aristócrata. Tercera vía y hasta una cuarta y quinta. Me quedo con First Dates. Ahí sí que hay pasión y celos, o sea, política, vida, poder. Conquista. Más que atraer a esos jóvenes que ya no ven televisión convencional, Broncano, podría cautivar a público que jamás se acercaría a determinados canales y convertirse, más allá de la audiencia que tenga, en una suerte de elemento contrarrestador de la ñoñez, el oficialismo, la consigna y la telenovela. Va a hacer más por la imagen de TVE que por su audiencia. O eso pensábamos. Broncano es como ponerle un neumático nuevo (uno solo de cuatro) a un coche que anda bien pero renquea a veces.

David Broncano, durante un momento del primer programa de 'La Revuelta'. / RTVE

El hombre de moda, que protagoniza hoy esta sección, es un andaluz nacido en Galicia, que picoteó varias carreras como Publicidad y Física sin terminar ninguna y que se estrenó en el espectáculo haciendo monólogos en Paramount Comedy. Ha hecho radio, tiene un hermano músico, un físico de baloncestista y una estudiada pose de embobamiento, a veces, que lo hace un magnífico escuchante. Se nota en las entrevistas. De una audiencia de 58.000 personas que tenía algunas noches en Movistar ha pasado a un canal emblemático y generalista al que se ha traído a todo su equipo. No tiene dos hormigas pero sí a dos músicos de ingenio guadianesco, a dos imitaciones como de peluche y a un troupe insulsa y con códigos que mucha gente no entiende.

El programa aburre a ratos y comenzó con un buen intento de mearse en todo, en la oficialidad y la política, aludiendo a Sánchez y a una supuesta operación política impulsada desde Moncloa para llevarlo a Prado del Rey, que ni siquiera es Prado del Rey, es un teatro de la Gran Vía donde se graba el programa, lo que lo dota de un aire distinto y desenlatado. Un late night que empieza a emitirse cuando aún hay zangolotinos en la preadolescencia luchando contra los macarrones y manchando la tablet de tomate mientras la tele habla sola.

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Broncano, de 39 años, con tres Premios Ondas, no ha hecho más que empezar su andadura en la pública, que tiene sus vértices de impertinencia en la mañana, Silvia Intxaurrondo (bendita impertinencia periodística) y en él mismo por la noche. Se ha estrenado con un datazo, 17 por ciento de share en la primera entrega (El Hormiguero, 23) y más de dos millones de espectadores, muchos de ellos jóvenes. En la segunda (Javier Cámara con Motos y Nawja Nimri con Broncano en duelo de tartamudeos) se impusieron los de La Revuelta. Lo más difícil, como en un periódico, no es sacar el primer número; es seguir trabajando en el segundo y el tercero… la campaña de expectativas ha sido brutal y exitosa, basta saber si se afianza o se desmorona. Pobre Carlos Latre. Nadie le echa cuentas. Para una vez que no quiere imitar a nadie. Desde el hoyo del share mira cariacontecido.

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