Opinión | AL AZAR

Trump y Musk, un planeta loco

Siempre se converge en despedir a trabajadores, como si no fueran votantes

Conversación en X entre el expresidente Donald Trump y el magnate tecnológico Elon Musk. / Europa Press

Elon Musk es periódicamente el hombre más rico del mundo, aunque este sudafricano se reconoce "un inmigrante legal" en el país de Donald Trump, que es sucesivamente el hombre más poderoso y famoso del mundo. El resumen de esta diarquía, alcanzado tras sus dos horas de divagación en Twitter, apunta a que el planeta ha enloquecido, tal vez en el sentido de la "exuberancia irracional" que Alan Greenspan olfateaba en los mercados. Hasta los eclesiásticos de las diferentes religiones verdaderas suenan más apetecibles que este despliegue de testosterona. Y antes de ser encasillado ideológicamente, sus adversarios no mejoran el menú ultraconservador. Los Demócratas buscaban a cualquier que no fuera Joe Biden, y por eso han acertado con una Kamala Harris risueña pero incapaz de pronunciar una sola palabra que no le presenten escrita en una pantalla.

Musk y Trump, el mayor enfrentamiento que vieron los siglos hasta que Musk y Zuckerberg se despedacen en una jaula según tienen prometido. Cuando el expresidente llama "estúpido" a Biden, se entiende que la polarización española está en mantillas, pero el magnate de la construcción siente en realidad nostalgia por "el peor presidente de la historia", que curiosamente fue votado por su interlocutor en 2020. El creador del coche eléctrico Tesla, con la virtud inigualable de ser tan contaminante como cualquier artefacto a gasolina, se definió como un trumpista converso en la cumbre de los dos grandes saurios. En el intercambio de gentilezas, Trump suspendió la negación del cambio climático durante dos horas, y diseñó un automóvil recubierto de plazas solares.

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Hasta los eclesiásticos de las diferentes religiones verdaderas suenan más apetecibles que este despliegue de testosterona

En el momento de mayor regocijo del encuentro que no entrevista, Trump le ofreció trabajo en la Casa Blanca a su interlocutor, "porque eres el más grande recortador del mundo". Siempre se converge en despedir a trabajadores, como si no fueran votantes. Llegados a la zona delirante, el candidato Republicano llamó "bella" a Kamala por un retrato dibujado en la portada de Time, para añadir que su rival se parecía a Melania. Enajenados en un mundo irreal, dictan las normas de este planeta.

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