Urge una ley contra la esclavitud de las mujeres

Prostitución en la calle. / EPC

Hablar de prostitución es hablar de explotación sexual, es hablar de comercializar con el cuerpo de las mujeres. Es hablar de una realidad que no deja de crecer de forma muy alarmante entre nuestros jóvenes, que cada vez de manera más numerosa se introducen en el sexo a través de la prostitución y el porno.

Pero hablar de prostitución es hablar de trata, porque son dos realidades indisociables, porque es la demanda de prostitución la que hace rentable el negocio de la trata, porque el 80% de las mujeres que ejercen la prostitución son explotadas sexualmente. Sólo en 2020 fueron liberadas 1200 esclavas en España y detenidos 700 proxenetas.

Por tanto, hablamos de la gran esclavitud del siglo XXI, una auténtica violación de los Derechos Humanos y un grave atentado contra la integridad y la dignidad de las mujeres.

Los datos muestran cómo se he convertido en el tercer negocio ilícito tras el narcotráfico y el tráfico de armas, moviendo miles de millones de euros al año en España. Siendo el 80% de las víctimas mujeres y el 20% de ellas niñas.

Ante esta realidad urge una ley integral contra la trata, tal y como se aprobó en el Pacto de Estado contra la Violencia de Género en 2017 por el conjunto de los grupos parlamentarios, eso sí con la excepción de Irene Montero y Podemos.

Urge una ley integral que persiga todo tipo de proxenetismo, que sancione a los clientes, que mejore la prevención, la sensibilización y la educación, especialmente de los más jóvenes.

Una ley que garantice la recuperación de las víctimas, su inserción social y laboral, su protección y libertad.

Una ley que no puede quedar en un anuncio del PSOE para rellenar un Congreso Federal vacío de contenido, y que, lamentablemente, no parece que vaya a ver la luz esta legislatura como adelantó la ministra de Igualdad unas horas después de que Sánchez la anunciase a bombo y platillo.

Podemos marca territorio y proclama que ni Ley de Prostitución esta Legislatura, ni sanciones a los clientes, como mucho una enmienda en la Ley de Libertad Sexual.Las asociaciones expertas como APRAM responden que no valen parches y que urge cumplir con el Pacto de Estado.

Volvemos a las dos posturas enfrentadas entre los socios de Gobierno, por un lado la apuesta abolicionista del feminismo tradicional del PSOE por otra Podemos, más partidarios de la regulación y contrarios a las sanciones.

¿Quién ganará esta batalla en el feminismo de izquierdas? Hasta ahora Sánchez se ha rendido ante Podemos renunciando a la bandera del feminismo con la ley del sí es sí y con la ley trans, y si no que se lo pregunten a Carmen Calvo, destituida y apartada por intentar mantener vivo el feminismo tradicional del PSOE.

Ahora Sánchez tiene que elegir entre cumplir su promesa o plegarse, de nuevo, a las exigencias de Podemos. Si de verdad quiere aprobar una ley contra la esclavitud de las mujeres, sólo tiene que sentarse a negociar con el PP, promotor del Pacto de Estado y pactar una ley integral contra la trata. El tiempo dirá si Sánchez cumplirá su palabra o se lanzará, como hasta ahora, en brazos de Podemos y renunciará a su compromiso con las mujeres.