El queso es uno de los alimentos favoritos de muchas personas. Los amantes de este producto suelen consumirlo en cualquiera de sus tipos y variantes, pero a la hora de conservarlo pueden surgir dudas sobre si es mejor hacerlo en el frio de la nevera o si por el contrario también podemos almacenarlo en sitios como la despensa.
Los expertos lo tienen claro, el lugar idóneo es aquel que reúna una serie de condiciones favorables para que aguante el mayor tiempo posible sin estropearse y conservando todos sus matices y texturas. Para el caso de los quesos frescos, lo mejor es la nevera. Pero, ¿pero qué pasa con otros tipos?
El queso, a la despensa
De este manjar existen muchas variantes, y si hablamos de aquellos que cuando se endurecen están más ricos, la opción mas acertada para guardarlo es mantenerlo lejos del frigorífico y la humedad. Por tanto, lo aconsejable es hacerle hueco en la despensa, al aire o envuelto en un papel.
No hace tantos años era algo común encontrar en los hogares una quesera donde se guardaba este alimento, un recipiente pensado en exclusiva para conservar el queso. Lo que debes tener en cuenta es que es complicado que se mantengan las propiedades de este producto durante mucho tiempo si ya has cortado un trozo y vas a tardar un tiempo en consumirlo.
¿Qué debes hacer en este caso? Lo correcto sería echar un poco de aceite de oliva en la zona donde se haya producido el corte para que nos aguante más tiempo y se conserve jugoso.
Si lo vas a envolver...
Otro gran error que puede estropear la conservación del queso es envolverlo mal. Evitar, en la medida de lo posible, que permanezca un tiempo considerable envasado al vacío, porque no transpira. Lo mismo ocurre con otras formas de envolverlo, como hacerlo con papel de aluminio o introducirlo en tupper cerrados.