OCIO

Viajar, una terapia para la mente

Los viajes de ocio ayudan a desconectar de la rutina, reducen los niveles de estrés e incentivan el aprendizaje | Escoger el destino en función de los objetivos y evitar la masificación, claves para que la experiencia sea placentera

Dos niñas miran un mapa sentadas sobre una maleta. / FDV

Los viajes vacacionales son una fuente de bienestar físico y psicológico. Numerosos estudios científicos así lo avalan. Viajar no solo nos permite vivir nuevas experiencias. En una sociedad que se mueve al compás de las agujas del reloj y en la que imperan las prisas, viajar es lo más parecido a comprar tiempo para uno mismo, tiempo para descansar, para desconectar de la rutina, para rebajar el estrés, para relajar –y enriquecer– la mente e incluso para profundizar en el autoconocimiento y fortalecer la empatía. Y no tiene por qué ser un gran viaje. Los destinos cercanos son suficientes para sacudirse la rutina de encima y recargar las pilas.

Para el psicólogo vigués Daniel Novoa, viajar es terapéutico y habla incluso de “viajeterapia” por los beneficios que reporta. El especialista aporta diez:

Romper con la rutina

“Rompemos la rutina y nos alejamos del aburrimiento. La estimulación de un viaje puede ser la gasolina que necesitamos en un momento plano o incluso bajo de nuestra vida. Viajar suele ser una apuesta segura”, afirma.

Antídoto contra las reflexiones negativas

“Mientras viajamos estamos distraídos y nuestras reflexiones tóxicas nos deberían molestar menos. El tiempo libre o el aburrimiento pueden ser un caldo de autodiálogos destructivos. Además, una etapa de duelo se puede llevar mejor si tenemos un oasis en forma de viaje”, dice.

Más activos

“Cuando vamos de viaje solemos andar y movernos más, por lo que descansamos mejor y estamos más activos. La actividad física nos hace más felices y el viaje hará que nos cueste mucho menos tener una vida más activa aunque sea solo durante el mismo”, explica.

Aprendizaje

“Durante el viaje se genera una motivación especial para conocer y aprender. Poder ver en directo, oler, tocar y en general, sentir, enriquece mucho la experiencia haciéndola mucho más atractiva que los clásicos libros de texto”, comenta.

Abre la mente

“Viajar nos ayuda a conocer otras culturas, diferentes puntos de vista y maneras de vivir, lo que nos empuja a ser más respetuosos y tolerantes. Saber de primera mano cómo viven y se comportan en otros lugares y culturas abre tu mente y te enseña a entender que tu forma de vivir no es la única válida, ni tiene por qué ser la mejor”, explica.

Cura antiestrés

Según Novoa, existen destinos ideales tanto para apaciguar el estrés como para buscar la máxima diversión. “Viajar crea espacios con diferentes emociones en función de las experiencias que planifiques. Informarse bien antes de ir te puede evitar experiencias desagradables”. comenta.

Empatía

“Si vas a un lugar con menos comodidades, podrás ser más consciente de la suerte que tienes de vivir en el primer mundo, trabajarás la gratitud. El ser humano tiene un tendencia competitiva que le puede llevar a compararse constantemente con el que es mejor o teóricamente más afortunado. Hay que tener cuidado con esta tendencia, ya que puede ser una fuente inagotable de sufrimiento”, expone.

Vacuna contra el miedo

“Cuando viajas, estás saliendo de tu zona de confort, y puedes generalizar esa valentía a otras áreas de tu vida. Viajar siempre tiene un punto impredecible, conforme lo hagas más y todo salga bien (salvo alguna que otra divertida anécdota), se convertirá en algo en cierto modo previsible y normal, e irás perdiendo el miedo”, afirma.

Positividad

“Conocer gente y sitios nuevos puede darte una visión más positiva de tu vida, de otras personas y del mundo. Las personas, cuando están de viaje, suelen mostrar su cara más amable, por lo que son contextos donde es fácil que si tienes una visión negativa de las personas te cueste mantenerla”.

Recuerdos positivos

“Mientras planificas y preparas el viaje ya puedes disfrutar. Después, siempre te quedarán buenos recuerdos, y las anécdotas más ‘desagradables’ suelen ser las más divertidas de contar”, sostiene.

Según el Informe de Hábitos y Comportamientos del Observatorio Nacional del Turismo Emisor, el 85% de los españoles tiene previsto hacer un viaje este verano. Sin embargo, viajar también puede tener un lado negativo. “Visitar lugares demasiado masificados puede generar estrés y ser decepcionante”, afirma el psicólogo vigués. También pretender tenerlo todo bajo control. “Pretender tener todo controlado puede generar un estrés perjudicial ya que tener todo controlado en la vida es imposible”, afirma Novoa, que recomienda evitar las masificaciones si es posible y planificar el viaje en función de los objetivos para que la experiencia sea placentera. “Mucho cuidado con pretender relajarte y tener la agenda sin espacios de relax”, advierte.

Temas

Ocio · Viajes