Belleza

Cuáles son los beneficios del retinol y cómo usarlo

El activo, uno de los más avalados en dermatología, fulmina las arrugas más profundas y manchas, mientras provoca una mejora generalizada de la piel facial

El retinol tiene múltiples beneficios, pero hay que usarlo siguiendo unas recomendaciones. / ShutterStock

La carrera para dar con el ansiado elixir de la juventud, por el momento, continúa sin éxito. ¡Tic-Tac! Los científicos siguen trabajando en la fórmula exacta que permita ‘rebobinar’ células adultas a etapas más tempranas, pero lo cierto es que el envejecimiento sigue ganando la partida. Jaque. Menos mal que siempre nos quedará… ¡El retinol!

No es magia, sino uno de los activos más avalados en dermatología. Un derivado de la vitamina A, perteneciente al grupo de los retinoides, que se ha convertido en el santo grial antienvejecimiento desde que se descubriera en la década de los años 80. ¿Su secreto? Un gran poder para alisar las temidas arrugas de expresión que aparecen en nuestro rostro cuando vamos cumpliendo años. Sobre todo, en la frente, la boca y los ojos (las denominadas patas de gallo). “El retinol evita que el daño de los radicales libres deriven en signos visibles de envejecimiento gracias a su acción antioxidante”, explica Helen Lisbonne, directora de exportación y formación del laboratorio madrileño Alchemy Care Cosmetics.

Fulmina arrugas y manchas

Pero los beneficios que atesora no terminan ahí. Su “acción multifunción” consigue en cuestión de semanas una visible mejora generalizada del cutis, ya que estimula la producción de colágeno y elastina. Dos proteínas naturales encargadas de sostener el tejido que el cuerpo humano deja de generar con la edad. “Cuando decae, se aprecia una falta de firmeza clara. El retinol es muy bueno para la piel porque estimula esa producción”, indica la experta.

Fulmina las arrugas más profundas y las manchas de forma inmediata, mientras reduce los poros porque nos encontramos frente a un potente exfoliante. Algo que le ha llevado, tal y como desvela la dermatóloga Sara Carrasco, a ser el elegido para combatir “patologías cutáneas”, como la rosácea, una afección común de la piel que causa rubor o enrojecimiento y vasos sanguíneos visibles en la cara, o el acné. “Interactúa con las células y logra un mecanismo en cascada que produce una mayor mejora”, añade.

A partir de los 30

Las nuevas generaciones han recogido debidamente el testigo y las mujeres jóvenes cada vez son más conscientes de la importancia del cuidado facial. Pese a ello, y a excepción de casos puntuales en los que el dermatólogo tomará una decisión, la línea de partida de este activo roza la treintena. “Puede estar presente en fórmulas como un ingrediente secundario, pero que un adolescente se aplique una crema con retinol no tiene lógica. Más que nada porque estamos hablando de un activo antiedad, y ellos no tienen arrugas. Hay otras opciones mucho más adecuadas para su piel”, advierte Lisbonne.

No es magia, sino uno de los activos más avalados en dermatología. /

ShutterStock

Pero una vez que se detectan los primeros signos de la edad, es el momento de incluirlo en nuestra rutina facial, siguiendo siempre varios puntos clave. Las expertas consultadas coinciden en que el retinol se debe aplicar únicamente a la noche, después de la limpieza del rostro, y antes de aplicar la crema de ojos, “ya que es cuando se produce la mayor renovación celular”. Y ambas apuestan por una primera fase de adaptación fuera de la temporada estival para evitar “irritaciones y descamaciones”. 

La ‘técnica del sándwich’

Un proceso que se debe llevar a cabo, sin excepción, de forma gradual. En concreto, Carrasco recomienda aplicar el retinol “3 días a la semana durante 2 o 4 semanas”, siempre con una crema o sérum con “una concentración baja”, como pueden ser un 0,01% o un 0,03. Y para evitar que la intolerancia a la sustancia no se manifieste con sequedad, quemazones o ardores, los profesionales han popularizado una técnica que se ha hecho viral en las redes sociales. Hablamos del ‘Moisture sandwich’, que consiste en aplicar una capa fina de crema hidratante antes de usar un sérum con retinol y hacer lo mismo después. “La piel lo va absorbiendo de forma más lenta y con una capa de hidratación de por medio. Así lo asimila mucho mejor”, señala Lisbonne.

No los 365 días del año

Una vez que la piel se ha adaptado con éxito al activo, y los resultados ya son una evidencia, el camino no termina aquí si uno no quiere. Muchos, embelesados por los efectos apuestan por seguir incluyéndolo en su rutina de ‘skincare’, y además lo hacen con cosméticos con mayor concentración. Eso sí, la experta aclara que no se trata de una sustancia a la que hay que recurrir “los 365 días del año”. “La recomendación general es que se alterne con otros tratamientos y que se use tan solo varias veces al año”.