COMISIÓN EUROPEA

El PP europeo apoya a Ribera pese al veto de Feijóo y los socialistas aceptan al candidato de Meloni

Teresa Ribera será vicepresidenta de la Eurocámara tras la luz verde de las comisiones en el Parlamento Europeo

Teresa Ribera en el Congreso de los Diputados. / José Luis Roca

Teresa Ribera será previsiblemente la próxima vicepresidenta para una Transición Limpia, Justa y Competitiva en la nueva Comisión Europea de Úrsula von der Leyen, después de que las principales familias políticas llegaran a un precario acuerdo para desbloquear la aprobación del colegio de comisarios, que deberá confirmar en bloque la Eurocámara la próxima semana. 

En torno a las cinco de la tarde, se hizo oficial. Populares, socialdemócratas y liberales habían pactado aprobar en bloque todos los candidatos pendientes, incluidos Ribera, y el ultraconservador italiano Raffafele Fitto, además del comisario húngaro Olivér Várhelyi.

El acercamiento se escenificó con la llegada conjunta de los líderes, Manfred Weber, Iratxe García Pérez, y Valerie Hayer, a la reunión de presidentes en la que se debatía el contenido de la agenda del próximo pleno de la Eurocámara. En ese pleno, que se celebra la semana que viene en Estrasburgo, está previsto que se voté la nueva Comisión. “Europa necesita estabilidad”, dijo Weber a su salida. 

Pero las grietas del acuerdo se dejaron ver pronto. A las siete de la tarde, los coordinadores de las distintas comisiones parlamentarias que evalúan a los comentarios se reunieron. Lo que debía ser un trámite, se acabó convirtiendo en una reunión de casi cuatro horas por el bloqueo, otra vez, de los populares. 

No fue hasta las once de la noche cuando se terminaron de redactar las cartas de recomendación tanto de Teresa Ribera como de Rafaelle Fitto, y se hizo efectiva su confirmación. El retraso se debió a que los populares pidieron incluir en su recomendación una línea pidiendo la dimisión de la vicepresidenta en caso de que sea encausada por su gestión de la DANA

La línea, pactada con los Patriotas de Europa, grupo en el que se sienta Vox, hace referencia al código de conducta de la Comisión Europea, según el cual Ribera solo tendría que dimitir si lo pide la presidenta. Además, no forma parte de la carta como tal sino que se ha incluido en un anexo y, además, no es vinculante. En respuesta, los socialistas incluyeron su rechazo a que el italiano sea vicepresidente.

Este fue el último obstáculo, tras una semana de cruces de acusaciones, bloqueos y negociaciones que concluyó con un precario acuerdo. La imagen y sobre todo la confianza entre los socios de la coalición pro-europea de centro, queda tocada.

Las condiciones del acuerdo

Respecto a Ribera, los populares rebajaron el tono. Una semana después de la durísima audición contra Ribera, el Grupo Popular Europeo levantó su veto a la vicepresidenta y lo hizo además suavizando sus condiciones, en contra el criterio del PP español. 

Por su parte, las fuerzas progresistas logran que varias de las competencias del candidato a comisario de Sanidad y Bienestar Animal, el húngaro Olivér Várhelyi sean reasignadas a otra comisaria. Los grupos pedirán a von der Leyen que la salud sexual y reproductiva de las mujeres, y todo lo que tenga que ver con la gestión de crisis y, en particular, de pandemias, pase a las manos de la belga Hadja Lahbib, candidata a comisaria para la Gestión de Emergencias e Igualdad. 

Los socialistas ceden y aceptan que el ultraderechista italiano Raffaele Fitto sea vicepresidente para la política de Cohesión y de Reformas, contra el criterio de varias delegaciones, como la francesa o la alemana. A cambio, socialdemócratas y liberales logran un compromiso escrito para cimentar la mayoría de centro que, junto con los Verdes, hizo presidenta a von der Leyen, y los populares se saltan desde hace meses para pactar con la extrema derecha. 

El contenido de ese acuerdo, sin embargo, no hace sino replicar el programa político en base al que von der Leyen fue confirmada el pasado mes de julio. Las partes se comprometen a cooperar durante toda la legislatura, pero no hay obligaciones, ni exigencias concretas. Nada impide que los populares sigan tejiendo alianzas hacia la derecha, como pasó apenas unas horas después de firmar el acuerdo. 

Malestar en los Verdes

Von der Leyen logró su confirmación el pasado mes de julio con 401 votos. La alemana contó con el respaldo de populares, socialdemócratas, liberales y verdes, con los que negoció hasta el final. Estos últimos, sin ningún candidato a comisario, han sido excluidos de la mesa esta vez. 

“Hemos dicho desde las elecciones que la única forma de conseguir una mayoría estable es trabajar juntos como pro-europeo. No están haciendo eso, están rompiendo el pacto”, aseguró el líder de los Verdes Bas Eickhout, que reconoció estar decepcionado. Por el pacto a tres y la forma en la que se han gestionado las audiencias.

Mientras, el líder de los Conservadores y Reformistas, el italiano Nicola Procaccini destacaba que no existen las coaliciones en el Parlamento Europeo. Y añadía que las mayorías se construyen tema a tema. 

Sobre cómo la política nacional ha dominado las negociaciones para la formación de la Comisión Europea, Eickhout argumentó que “probablemente no sea una buena idea traer la polarización de Madrid a Bruselas”.

Una vez se formalice todo el procedimiento administrativo, podrá convocarse oficialmente el voto previsto el próximo 27 de noviembre. Si von der Leyen cuenta con el apoyo suficiente, su nuevo ejecutivo podrá echar a andar, como estaba previsto, en diciembre. “Está bajo control”, aseguró Roberta Metsola, la presidenta de la Eurocámara. 

El anuncio llegó apenas unos minutos después. “Está bajo control”, aseguró la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, a la salida de la reunión. Pero solo Weber había comparecido ante la prensa al cierre de esta edición, dando una muestra de lo difíciles de asumir que han sido las condiciones para socialistas y liberales. 

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“Europa necesita estabilidad”, aseguró el popular que celebraba una comisión que considera “equilibrada” y que debe servir para “unir Europa”. Un acuerdo que sin embargo llega después de semanas de enfrentamientos y cruces de declaraciones y vetos entre las familias políticas de centro.

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