Comicios en la República Islámica
Irán vota en una segunda vuelta presidencial marcada por la abstención
Los dos candidatos a la presidencia, el moderado Masud Pezeshkian y el ultraconservador Saeed Jalilí, llegan empatados y con todo por decidir a los comicios que decidirán quién será el sustituto del fallecido Ebrahim Raisí
Votación en un colegio electoral de Teherán, este viernes. / EFE
Adrià Rocha Cutiller
Un parlamentario desconocido hasta hace poco, moderado y del ala reformista del régimen, o un alto funcionario ultraconservador y radical. Irán elige este viernes quién de estos dos hombres, el moderado Masud Pezeshkian o el radical Saeed Jalilí será el próximo presidente del país persa durante los próximos cinco años.
Pezeshkian o Jalilí sustituirán en el cargo a Ebrahim Raisí —también ultraconservador—, que murió el pasado mes de mayo en un accidente de helicóptero mientras volvía a Teherán tras un viaje oficial a Azerbaiyán. En el suceso también murió el ministro de Exteriores, Hosein Amirabdollahian.
Ambos candidatos empataron con poca diferencia en la primera vuelta de estas elecciones, celebrada la semana pasada, en la que Irán rompió el récord negativo de participación en toda la historia de la República Islámica: tan solo un 40% del electorado votó en esos comicios. Se espera que la cifra aumente unos puntos este viernes. Los resultados de la votación no se harán públicos hasta este sábado al mediodía.
Tras años de enorme crisis económica y represión social, sobre todo tras la ola de protestas de otoño de 2022 por el asesinato de la joven Mahsa Aminí, gran parte de la población iraní ha optado por abstenerse y boicotear estos comicios presidenciales. En Irán, la figura del presidente no es ejecutiva ni tiene un poder real: toda toma de decisión importante recae, sin excepción, a manos del líder supremo, el ayatolá Alí Jameneí. Y Jameneí ostenta su cargo desde 1989, y seguirá ostentándolo hasta su muerte.
El mal menor
Sin embargo, el presidente iraní y su Gobierno sí que pueden marcar el tono en las políticas domésticas e internacionales del país, y son muchos los iranís que han optado por votar a Pezeshkian como el mal menor, para evitar que Jalilí —el favorito de Jameneí— se alce con la victoria.
"Yo he votado personalmente para parar a Jalilí. Sería deprimente levantarme mañana y que él sea presidente. Sería una situación horrible si Jalilí gana este viernes, y Donald Trump gana en noviembre", ha dicho un votante anónimo a la televisión catarí Al Jazeera. "Ningún lugar del mundo será seguro si mandan Jalilí y Trump", ha continuado el hombre.
Durante toda la campaña, Jalilí se ha mostrado partidario de que Irán lleve una política de confrontación máxima contra EEUU. Su rival, Pezeshkian, en cambio, ha apostado por buscar una fórmula que rebaje las tensiones, tanto con Washington como con Israel, y que pueda servir para que Occidente retire sus sanciones contra Irán. Las llaves de una decisión de este tipo, sin embargo, no las tiene ninguno de los dos, sino Jameneí, líder de la facción ultraconservadora y radical dentro de las esferas de poder en Teherán.
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