Crisis en Brasil

El intento de golpe contra Lula implica a sectores de las iglesias evangélicas

Numerosos pastores incentivaron a participar de las manifestaciones de Brasilia e incluso estuvieron presentes en las escenas de destrucción

La ceremonia 8 Un pastor evangelista durante una misa en Río de Janeiro.

"Yo soy Dios que abre la puerta/ Si la cierro nadie abre/ Yo soy Dios que envía fuego/ Y el altar humeará". Salomão Vieira es un conocido cantante de góspel. Su condición de integrante de la Asamblea de Dios, una de las iglesias evangélicas más poderosas de Brasil, no le ha evitado ser procesado por estafa. Lo espera otra causa judicial como uno de los promotores de la toma de Brasilia por parte de la ultraderecha.

La intentona golpista arrojó más luz sobre las relaciones entre en sector de los pentecostales y el bolsonarismo. De acuerdo con la revista 'Carta Capital', los discursos de tinte religioso tuvieron "un papel central" en la movilización de extremistas. El portal 'Fuxico Gospel' señaló a su vez que la invasión de la sede de los tres poderes del Estado "contó con una masiva participación" de evangélicos que, a su paso, cantaron alabanzas e incluso citaron frases bíblicas o compararon lo que llevaban a cabo con el derrumbe de las murallas de Jericó.

El pastor Sandro Rocha, de la Iglesia Porto de Cristo de Guaratuba, en el interior del estado sureño de Paraná, "profetizó" que el Ejército y la policía se unirían al pueblo "para impedir el comunismo en el país". "Máscara, vinagre, gafas de natación... Y Dios será nuestro escudo", escribió en las redes sociales Mari Santos, una pastora de la ciudad amazónica de Manaos, antes de sumarse a las tareas de destrucción. El pastor Thiago Bezerra transmitió en vivo los hechos a través de su teléfono. El pastor Erlindo da Cruz también estuvo en Brasilia. "Mucho humo, muchos ojos ardiendo. El pueblo brasileño está subiendo la rampa del Congreso", hizo saber en una grabación.

Reacciones contrarias

De acuerdo con el diario paulista 'Folha', la unidad entre el bolsonarismo y un sector importante de esas iglesias que representan más del 30% de la feligresía de Brasil se ha desmoronado. Parte de los obispos evangélicos tomó de inmediato distancia de los protagonistas del golpe fallido. Estevam Hernandes, de la iglesia Renacer en Cristo repudió la forma "antidemocrática" de protestar. César Augusto había simpatizado con Jair Bolsonaro hasta el punto de participar de actos de campaña. Los sucesos del 8 de enero lo obligaron a olvidarse de las antiguas adhesiones. "Como pastor, sacerdote y ministro del Evangelio, no puedo aceptar ningún tipo de acción violenta, bajo ninguna circunstancia", dijo y llamó a valorar el diálogo por encima de las ideologías. En una misma dirección obró el diputado y pastor Marco Feliciano.

Sóstenes Cavalcante es líder de la bancada evangélica en el Congreso. Antes del domingo negro consideraba, en alusión a Lula, que "ver a un convicto convertirse en presidente causa revuelta". Sin embargo, frente al estupor de la mayoría de la sociedad dijo que no aprobaba los actos de violencia. Por eso, al ver las imágenes de la destrucción de los edificios de los poderes públicos, comenzó a rezar para que se restableciera el orden.

Arrepentimientos y ambigüedades

Magno Malta es uno de los "bispos" más cercanos al excapitán del Ejército. Electo senador, Malta utilizó sus redes sociales para llamar a los actos de Brasilia. Sin embargo, en la noche del domingo dio una pirueta política. "No apruebo el vandalismo, no es parte de nuestra cultura. No aplaudimos por eso. Brasil está dividido. La gente no es tonta. (...) Observé con tristeza todo lo que pasó y está pasando en Brasilia. Que haya armonía entre los Poderes y respeto a la Constitución".

Silas Malafaia, líder de la Asamblea de Dios Victoria en Cristo, fue más fiel al expresidente a quien acompañó en algunos de sus actos proselitistas. Habló de "la manifestación del pueblo" y criticó lo que considera un "doble rasero" en el tratamiento que la prensa ha dado a las manifestaciones bolsonaristas y a los movimientos de izquierda. "Me cansé de ver cómo el MST (Movimiento de Trabajadores sin Tierra) invadía edificios públicos y permanecía acampado dos o tres días. La militancia del PT (Partido de los Trabajadores) puede hacerlo, y nadie dice que sea un acto antidemocrático. ¿En qué país estamos? ¿O es que la gente, la prensa y los políticos tienen amnesia?", añadió.

Desafíos

Lula ganó las elecciones con el respaldo de un sector de las iglesias pentecostales y a pesar de las 'fake news' que auguraban un inmediato cierre de los templos si el PT volvía al poder. No en vano, al tomar posesión, garantizó la libertad absoluta de credos. De sus 37 ministros, tres son evangélicos: Marina Silva (Medio Ambiente), Daniela do Waguinho (Turismo) y Jorge Messias (Fiscal General Federal). Esos nombramientos no alcanzaron a atenuar suspicacias y enconos de los obispos más inclinados hacia la derecha o que han compartido los postulados de Bolsonaro. El intento de golpe obliga al Gobierno a repensar al menos aspectos de sus vínculos con algunas de las iglesias más influyentes que, por el momento, se han llamado a silencio.