ANÁLISIS

El nudo diplomático de España con Marruecos y Argelia persiste tras la cumbre Árabe

  • A pesar de la invitación a negociar de Mohamed VI al presidente argelino, los analistas consultados no ven ninguna relajación en la tensión entre ambos países magrebíes 

  • “España puede hacer bien poco, salvo tratar de no volver a meter la pata”, dice Laurence Thieux

  • “Marruecos quiere rebajar la tensión, pero en Argelia la decisión depende de la cúpula militar”, aporta Intissar Fakir

Argel (Argelia), 2 de noviembre de 2022.- El presidente argelino, Abdelmadjid Tebboune, durante la cumbre de la Liga Árabe en Argel / EFE/EPA/PRESIDENCIA ARGELINA

Cuando los medios afines al Palacio de Mohamed VI publicaron que el rey alauita iba a acudir a Argelia para la Cumbre Árabe de este martes y miércoles en Argelia, surgieron esperanzas de un acercamiento entre Argel y Rabat. Significaría un alivio para España, enredada en la confrontación histórica entre ambos vecinos; agradar a uno significa enemistarse con el otro. Hoy, terminada ya la cita de los países árabes, los analistas consultados por este diario no ven motivo alguno para la esperanza: no ha habido una aproximación relevante aprovechando la cumbre, sino roces de protocolo y continuidad. Así que la diplomacia española tendrá que trabajar por su cuenta, bilateralmente, si quiere enderezar las relaciones con ambos países magrebíes, asumiendo que seguirán compitiendo y encarándose. La buena noticia es que, al menos, no ha habido escalada en la tensión.

El rey de Marruecos ha declinado en el último momento asistir a la cita. Pero ha invitado al presidente de Argelia, Abdelmayid Tebune, a visitar Rabat “próximamente” para retomar el diálogo bilateral. 

“Marruecos siempre intenta mostrarse como el lado conciliador, y por eso llama al presidente argelino a reconciliarse. Pero en la realidad sigue el patrón de rivalidad y competición estratégica. No creo que haya habido absolutamente ningún avance para relajar la tensión diplomática en la cumbre”, opina para EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Laurence Thieux, doctora en Estudios Árabes e Islámicos por la Universidad Autónoma de Madrid. “España puede hacer bien poco en este contexto, porque su capacidad de actuación es limitada: básicamente, se trata de no seguir metiendo la pata y no provocar más crisis, y de fortalecer la relación con Argelia con gestos significativos”.

Argelia rompió relaciones con Marruecos en agosto de 2021. Argel acusó a Marruecos de espiar con el sistema Pegasus miles de teléfonos de sus funcionarios y ciudadanos, de bombardear con drones y matar a tres civiles saharauis y de apoyar a grupos independentistas en la región argelina de Cabilia. Argelia apoya al saharaui Frente Polisario, enemigo de Rabat. El Gobierno de Abdelmadjid Tebboune rompió también relaciones con España este año, después del cambio de posición de Pedro Sánchez en favor del plan autonomista de Marruecos para el Sáhara Occidental

En la cumbre de la Liga Árabe ha quedado en evidencia que las espadas siguen en alto entre Rabat y Argel, sobre todo en lo simbólico. Ha habido acusaciones mutuas de desplantes en cuestiones protocolo. De hecho, Marruecos ha justificado la ausencia de su jefe de Estado en la cita porque Argelia no ha hecho los preparativos necesarios para recibirlo. “Hace tres días que estamos aquí en Argel y nos hemos dirigido a ellos varias veces, a través de los canales de la cumbre, sin que hayan adoptado disposiciones para un encuentro bilateral al más alto nivel", ha dicho el ministro de Exteriores marroquí, Naser Burita. Su contraparte argelina había ofrecido recibir a Mohamed VI en la sala de honores del aeropuerto, como el resto de jefes de Estado. Burita ha desechado la propuesta porque un encuentro de esa “envergadura e importancia” no puede ser “improvisado en un salón de honores en el aeropuerto, necesita una preparación y un compromiso por las dos partes para garantizar su éxito”.

Esas susceptibilidades simbólicas recuerdan a los episodios vividos este año por España. Pedro Sánchez envió en marzo una carta a Mohamed VI respaldando, como la base “más seria, realista y creíble”, su plan de mantener el Sáhara Occidental como parte de Marruecos, pero dándole autonomía. Unos días después, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, tuvo que cancelar su viaje a Rabat para oficializar las nuevas relaciones entre Marruecos y España. El reino alauita quería simbolizar la nueva etapa con una visita oficial de Pedro Sánchez, el jefe del Gobierno, y no de un mero ministro.

La cúpula militar argelina

“Marruecos lleva tiempo queriendo bajar la temperatura con Argelia, porque no le conviene tener una situación tan tensa con Argelia: es malo para su economía y para sus perspectivas regionales”, analiza para EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Intissar Fakir, directora del programa de Norte de África y Sahel del Middle East Institute de Washington. “Así que la invitación de Mohamed VI a Abdelmadjid Tebboune está en línea con su posición de siempre. La cuestión es cómo va a responder el liderazgo argelino. La decisión la tiene que tomar la cúpula militar, en concreto el jefe del Ejército Said Chengriha, más que el Gobierno de Tebboune. Y el estatus de confrontación con Marruecos es bueno para ellos. No veo un incentivo para que rebajen la tensión”, opina la analista.

El Ejército de Argelia prevé dar un salto de gigante en gasto el próximo año, en medio de un escenario global de inestabilidad y rearme. Argel ha presentado un proyecto de presupuestos en el que el gasto militar total para 2023 subirá un 120%, alrededor de 23.200 millones de euros desde los 9.300 millones de 2022. Un 15% de su PIB. La cifra será similar a la de Israel, unas cuatro veces la de Marruecos y el doble de la española, según los datos oficiales de cada país. 

En este contexto, las exportaciones españolas a Argelia se han hundido como consecuencia de las represalias del Gobierno de Argel tras el cambio de postura de España respecto al Sáhara Occidental. Las relaciones “no están normalizadas” y hay “bloqueo en algunas operaciones”, según ha reconocido el propio ministro de Exteriores, José Manuel Albares. Los datos reflejan la situación de ruptura. Las ventas de las empresas españolas a Argelia registraron importes de sólo 29 millones de euros el pasado julio y de 67 millones en junio, con sendos hundimientos del 82% y del 62% en relación al año pasado, respectivamente, según los registros de la Secretaría de Estado de Comercio española.

En este contexto, no es de esperar una relajación de las represalias argelinas contra España. Máxime porque la cumbre no ha dado para Argel los resultados diplomáticos y de influencia regional esperados. “Argelia ha intentado aparecer como mediador en la región, pero le han fallado varios países del golfo y otros han mandado representaciones diplomáticas de nivel medio, no se ha cerrado nada concreto sobre Palestina, y se han obviado otras cuestiones”, concluye Thieux.