Guía para familias

¿Qué hago si mi hijo me dice que es trans?

Los expertos aconsejan no educar en los roles de género y permitir a los niños disfrutar y experimentar con sus gustos sin colocar las etiquetas de "esto es de niño o de niña"

Axel, un niño identificado como trans.

Estos días de intensos debates en torno a la 'ley trans', en muchas familias ha aparecido o se ha acrecentado una preocupación profunda: ¿qué hago si mi hijo o hija me dice que es trans o simplemente que no está conforme con el sexo asignado al nacer? ¿Es una señal de alerta que empiece a llevar ropa, complementos o hacer actividades tradicionalmente típicas del sexo contrario?

La inquietud es lógica porque en la última década ha aumentado el número de personas que cuestionan su identidad de género. Al igual que ha crecido la cifra de gays, lesbianas o bisexuales, los armarios también se han abierto para las personas trans y no binarias (que no se sienten hombres o mujeres). En los jóvenes está más normalizada la diversidad sexual, pero entre los padres -o abuelos- aún persisten los miedos y temores, sobre todo en cuanto a los tratamientos médicos y a la posible exclusión que puedan sufrir en una sociedad en la que todavía hay mucha transfobia.

"Temor, miedo, eso lo sentimos todas las familias. Al principio te preguntas ¿qué está pasando? ¿será pasajero?, ¿será un juego? Porque no solemos tener referentes ni personas cercanas que hayan pasado por lo mismo", admite Olga Nadal, vocal de la Asociación Chrysalllis de familias de infancia y juventud trans y madre de una niña trans.

Permitirles explorar sin etiquetas

Hay que distinguir dos situaciones. Por un lado puede ocurrir que el niño o la niña tenga "gustos" que no sean propios de los "chicos" o de las "chicas". Por ejemplo, cuando un niño quiere hacer ballet o llevar las uñas pintadas y una niña rechaza las faldas, desea llevar el pelo corto y jugar al fútbol. "Eso no significa nada, hay que esperar y que crezcan con total libertad", señala Nadal. En sintonía con Chrysallis, Rosa Almirall, ginecóloga y fundadora de Trànsit, el servicio referente en Catalunya de atención a personas trans, aconseja a las familias que no encasillen a sus hijos en los roles de género, que les permitan "explorar" cómo se sienten con sus gustos, aunque no sean acordes a los estereotipos, para comprobar si su disconformidad "es solo una etapa" o en qué acaba derivando.

¿Cuándo cambiar de identidad?

Pero, en algunos casos llega un momento, según explica Nadal, que ya no son solo los gustos, "comienzan a hablarte de cómo se sienten, te preguntan por qué yo soy niño o por qué yo no soy niña, o viceversa, y entonces es cuando ves que no es algo pasajero" y que hay alguna otra cosa detrás. En ese momento, sea a la edad que sea, la vocal de la citada asociación de infancia trans aconseja que la familia comience a tratar a esa persona por su sexo sentido. "Hay criaturas que por la presión social y el miedo a que nadie quiera jugar con ellos, al principio solo quieren hacerlo en casa, y otros quieren dar también el paso en su entorno y entonces hay que comunicar a los amigos y el colegio" el nuevo nombre y la nueva identidad de género. 

¿Qué hacer en la adolescencia?

Puede ocurrir también que la inquietud o la necesidad de cambio llegue más tarde, en la adolescencia. En estos casos, la situación suele complicarse porque es una etapa en la que los jóvenes no suelen hablar mucho con sus padres y algunos no dan pistas hasta que han tomado la decisión de cambiar de identidad. En este caso, el consejo de los especialistas es incrementar la comunicación. "Se puede pedir a los hijos que hagan un relato o que contesten a unas preguntas de cuándo notaron por primera vez que no se sentían a gusto con su sexo asignado, cuándo lo han pasado mal por esta situación, qué fuentes de información han buscado", explica Almirall.

El momento de acudir al médico

Pero, ¿cuándo hay que acudir al médico o las unidades especializadas en diversidad sexual? "Cuando los padres o los hijos tengan preguntas que no saben responder", contesta la directora de Trànsit. "Hay gente que acude cuando llevan años socializando al niño con su identidad y otros en el inicio", señala. Por el contrario, el presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, Víctor Pérez, cree que hay no hay que esperar y, "tenga la edad que tenga el menor", siempre hay que llevarlo a un profesional, psicólogo, psiquiatra u otro especialista, para que haga una "valoración". Y si esta es "positiva, adelante, pero si la evaluación es negativa o dudosa, mejor esperar unos meses y ver si se mantiene el deseo de cambiar de identidad antes de empezar con la hormonación o pensar en operaciones".

Buscar el apoyo de otros trans y escuchar

Los expertos aconsejan también, sobre todo a los padres que tengan más dudas, que busquen asociaciones donde puedan conocer a otras familias con hijos trans, acudan a internet, lean libros o vean documentales sobre el tema. "A veces las dudas son por desconocimiento, conozco personas que conforme han ido conociendo a personas trans o han ido viendo que sus hijos eran felices con la nueva identidad, han ido cambiando su mirada", señala Nadal. "Si el miedo o el problema lo tienen los padres, que busquen ayuda psicológica para trabajar ese miedo", añade el psicólogo y activista LGTBI Alejandro Alder.

En cualquier caso, "la palabra mágica es escuchar", apostilla. "Todo padre busca que su hijo sea feliz y para serlo, tiene que permitirle ser como es, ayudarle, facilitarle que pueda expresarse en libertad, sin miedo. Si un niño siente que su sistema familiar le ama incondicionalmente, va a tener seguridad y aprender a sortear todas las adversidades del exterior", concluye.