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La cara oscura de la plaza más emblemática de Alicante

Los hosteleros y comerciantes de la Plaza Gabriel Miró denuncian que han perdido casi un 40% de clientes ante el consumo público de drogas y alcohol y la falta de mantenimiento de los espacios públicos y la acumulación de basura

Plaza Gabriel Miró en Alicante. / Rafa Arjones

Beatriz Rico

Para los folletos publicitarios es uno de los rincones favoritos de los alicantinos y una parada obligada para los turistas. Sin embargo, la emblemática plaza de Gabriel Miró se ha convertido en los últimos años en reflejo de un deterioro urbano generalizado al que ahora se ha sumado la presencia de personas víctimas de adicciones, que además de consumir en la vía pública, también realizan sus necesidades en los jardines de la plaza y se asean en la propia fuente. Un fenómeno que ha empezado a afectar a los residentes, hosteleros y visitantes por el aumento de la suciedad en la zona y la presencia visible de conductas nada apropiadas. La plaza de Gabriel Miró, rodeada de históricos edificios y de centenarios ficus, ofrece en la actualidad una imagen nada idílica. Grupos de personas durmiendo en bancos o en el suelo, botellas de alcohol vacías, jeringuillas, acumulación de basura... Este deterioro no solo afecta a la imagen de la zona, sino que genera una creciente preocupación entre los vecinos y hosteleros que, hasta hace poco, consideraban su entorno como una zona alejada de problemas urbanos más habituales en otros puntos.

Los propietarios de los restaurantes de la céntrica plaza aseguran que la situación está afectando gravemente a sus negocios, ya que la afluencia de turistas y visitantes ha disminuido hasta un 40 %. Y es que ha ido ganando terreno la presencia cada vez más continua de personas con evidentes adicciones. Aunque en general el consumo ha sido un problema recurrente en áreas más desfavorecidas, su presencia en espacios más céntricos ha aumentado, creando tensión entre los residentes.

Así lo denuncian los habituales de la zona. Gastón Penisse es el encargado de un restaurante de la plaza de Gabriel Miró y asegura que la situación ha empeorado y que ha llegado un momento en el que es "insostenible". Según afirma Penisse, "hay drogadictos que se meten en nuestros bares a pedir dinero y se cuelan hasta en los almacenes". "Han llegado a robar comida y tabaco de los clientes", señala para alertar de la situación. El hostelero Jorge Vidal explica que trabaja en esta plaza desde 2018 y que en su tramo ni tan siquiera hay farolas. "En esta calle nunca se pusieron farolas. Es terrorífico pasar por aquí. Hemos pedido las farolas mil veces pero nadie nos hace caso", según agrega Vidal, quien admite que ve diariamente cómo los drogadictos y alcohólicos escupen a las bandejas de los camareros, roban tabaco a los clientes, hacen sus necesidades en la fuente y hasta llegan a amenazarlos con navajas: "Estamos desesperados, no hay día que bajes a trabajar y no exista un problema". La falta de mantenimiento de espacios públicos, la acumulación de basura y la aparición de grafitis son señales visibles de que algo está cambiando en el entorno. El hostelero César Anca también ha expresado sus quejas por el "nulo" mantenimiento de esta plaza: "Cada día vienen los turistas porque es una de las más plazas más bonitas y es una pena que vean jardineras destrozadas, gente orinando entre los arbustos o personas bebiendo alcohol. Es una vergüenza que no haya mantenimiento y cuidado".

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Hay ornamentas rotas desde hace años y no se reponen, además de la poca higiene y la presencia constante de cucarachas y ratas». Y la suciedad es, precisamente, uno de los principales problemas que los residentes mencionan. Los vecinos del barrio han alzado su voz reclamando una intervención por parte del Ayuntamiento. Carmen Nieto es madre de dos niños y asegura que no lleva a sus hijos a la plaza por considerarla peligrosa y sin iluminación. "Prefiero ir a otra plaza, aunque me quede más lejos", afirma. La presencia de jeringuillas o restos de drogas crea un ambiente de inseguridad, especialmente para familias, sobre todo de turistas, que quieren disfrutar de estos espacios. El Ayuntamiento de Alicante, consciente de esta problemática, ha reforzado la presencia de la Policía en esta zona desde el verano, aunque nada se sabe de intervenciones a nivel social. Los hosteleros aseguran que han llamado en multitud de ocasiones a la Policía, pero sin embargo el Ayuntamiento mantiene que existe un servicio permanente de agentes y que han realizado 61 intervenciones de diferente naturales durante los meses de junio, julio y agosto. Los responsables municipales de Seguridad tiene previsto reunirse la próxima semana con los representantes del sector de la hostelería de la zona. "En aras a seguir mejorando la prestación de ese servicio organizaremos esa reunión para abordar el tema", aseguran fuentes municipales.

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