REPORTAJE

Las 100 bicicletas del coleccionista Galindo: desde la 'rompehuesos' de 1880 hasta la de bomberos de los años 30

  • Por la exposición personal en Salamanca de Antonio Galindo, un profesor jubilado que colecciona objetos antiguos, han pasado 27.000 personas

  • En su colección hay hasta 38 bicicletas de oficios y ha reconstruido un municipio en miniatura

  • Su proyecto trata de "revivir la España desde los años 30", asegura

La bicicleta de correos utilizada durante la dictadura / Paco Marcos

La bicicleta es un vehículo sencillo. Dos ruedas, una cadena, un manillar y un cuadro. Para desplazarse solo se utilizan las piernas. Una pedalada, luego otra. Sin embargo, su sencillez sirvió tras la Guerra Civil española para que la gente pudiera retomar sus costumbres.

El fin del conflicto entre nacionales y republicanos dejó un panorama desolador. La bicicleta no era un simple medio de transporte. Era una forma de vida.

Durante la posguerra tener coche era algo impensable. Por eso, este vehículo desde la década de los años 30 se convirtió en la pieza central de una economía errante que se movía de un lado a otro buscando un futuro mejor. Fue entonces donde el velocípedo se acomodó a las funciones específicas de cada artesano.

Los bomberos enrollaban su manguera en el cuadro, el heladero pedaleaba con el puesto a cuestas, el afilador tenía la 'tarazona' (rueda de piedra) incorporada y la Guardia Civil colocaba la funda del rifle en un compartimento especial de las alforjas. Todos los oficios hicieron indispensables las dos ruedas para desempeñar su labor.

"Las bicicletas servían para tres cosas: transportar a la gente a las fábricas, llevar mercancía y como propio taller de trabajo", explica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Antonio Galindo, un profesor jubilado que con el fin de trasladar el pasado de España a sus alumnos, construyó un museo en un pequeño pueblo de Salamanca a través de las profesiones de antaño.

La colección de Antonio Galindo

El profesor Antonio Galindo en el aula de los años 30

/ Paco Marcos

El museo de Antonio Galindo cuenta con más de 100 bicicletas. No es fácil hacerse con tantas. Para conseguirlo, el profesor ha tenido que viajar por toda España recopilando todo tipo de objetos. Como resultado, un pueblo en miniatura de los años 30 que recrea tal y como era la sociedad de la época. Con puesto de teléfonos, forja, escuela y cientos de piezas que componen el lienzo de la España en blanco y negro.

Lo que comenzó como un proyecto para dar a conocer a sus alumnos el mundo rural, terminó siendo la iniciativa ganadora del Premio Surcos en Castilla y León. A raíz de esto, gente de "toda Europa y hasta Turquía" se acercaron para ver la propuesta de Galindo. Incluso el Museo de Automoción de Salamanca le pidió que organizara una visita de toda las bicicletas que tenía guardadas. Más de 27.000 personas fueron a ver la colección del profesor.

La Rompehuesos

Entre todas las bicicletas, una de las más raras, por su diseño y su mote es la 'rompehuesos'. Un vehículo que, pese a su particular forma, se hizo icónica en el cine de la época debido a que se consiguió dar la vuelta al mundo con ella en 1855.

La 'penny farthing' -en su denominación original- se llamó así debido a que su rueda delantera de gran tamaño recordaba a un penique y, por el contrario, su rueda trasera se asemejaba a una moneda de medio penique (mucho más pequeño). Sin embargo, el mote que se acuñó en la península, la rompehuesos, no hacía honor a su forma, si no a las lesiones que producían sus caídas.

Según el profesor, esto era totalmente acertado: "La llamaban así porque, efectivamente, ocasionó fracturas a más de uno".

Esto se debía a que su aparatoso diseño incluía un único freno delantero que cuando se accionaba la desestabilizaba haciendo caer a su conductor. Entre otras de las muchas particularidades de esta bicicleta resalta la manera de montar que tenía, "había que colocar un caballete y subirse al sillín de un salto. De otra manera no se podía hacer", explica Galindo.

La bicicleta de los bomberos

Otra de las bicis que salta a la vista es la que usaban los bomberos de la época. "No pasa desapercibida", cuenta Galindo. Y es que solamente hace falta echarle un ojo por encima para comprobar la particularidad de este primitivo camión de bomberos.

"La bicicleta contaba con toda clase de artilugios: desde un carro de bomberos manual en el que se transportaba la manguera, hasta una sirena a modo de timbre", explica el profesor.

Estos dos ejemplos no son los únicos que se pueden visitar en el museo. Cada una de las bicicletas que Antonio conserva tiene una historia, un diseño diferente y una función única. Es por esto y por su afán educativo que el profesor no ha parado de buscar reliquias del pasado en España para enseñar a sus alumnos y a cualquier curioso que se acerque por allí, como se vivía después de la guerra.

Los años 30 en miniatura

La recreación de la España de los años 30

/ Paco Marcos

En la raya -así se conoce coloquialmente en la zona la frontera entre España y Portugal- se encuentra la pedanía de Gejo de los Reyes. Un pueblo en que desde 2016 ha perdido casi la totalidad de sus habitantes. Ahora apenas viven unas cuantas familias.

"Arto de huir de la España vaciada", Antonio Galindo decidió construir un proyecto aquí junto a sus alumnos de instituto para combatir la "despoblación", cuenta. Desde 2016 ha ido reconstruyendo el pueblo y en él ha edificado una recreación de un municipio de la España de la posguerra. Tiene su taberna, su barbería, una tienda de ultramarinos... todo tal y como lo recuerda, con objetos de la época y una caracterización que a los visitantes más veteranos les recuerda tal y como era su infancia. Incluso la Asociación de Alzheimer Salamanca ha ido allí a realizar una terapia: "Salen encantados, los recuerdos que le traen la escuela, los pupitres, la barbería; los resultados son fantásticos".

Por la zona todo el mundo conoce el museo. Se organizan grupos de 8 personas y hacen el recorrido. "Es digno de admirar. Te sorprende", cuenta Marta Torres, una vecina de Monleras que ha realizado una de las últimas visitas. Cuando Marta responde a este diario por lo que más le ha llamado la atención, contesta: "Sin duda, las bicicletas son lo más llamativo. No te lo puedes perder".