CONCIERTO

Rosa Torres Pardo, pianista: "La idea de la gran diva en la música clásica es un mito"

La intérprete ofrece un concierto homenaje a Alicia de Larrocha el domingo en San Lorenzo del Escorial mientras prepara un espectáculo de teatro y música sobre los 'Diarios de Manhattan' del compositor Ricardo Llorca

La pianista Rosa Torres-Pardo, que hará un concierto homenaje a Alicia de Larrocha el domingo en el Festival de San Lorenzo del Escorial / Michal Novak

Ángeles Castellano

"Ella nos abrió camino a los pianistas españoles, y en especial a las pianistas, porque fue la número uno. Es un espejo en el que mirarse". Rosa Torres Pardo (Madrid, 1960), pianista española, Premio Nacional de Música en 2017, se refiere a Alicia de Larrocha (1923-2009), considerada una de las mejores del siglo XX. "He aprendido muchísimo de ella. También la conocí y daba muy buenos consejos. Además era una mujer tímida y reservada, pero con cierta gracia y retranca. El sentido del humor siempre está muy unido a la inteligencia".

Torres Pardo ha dedicado varios conciertos a homenajear a de Larrocha desde el pasado año, cuando se conmemoraba el centenario de su nacimiento. El próximo será este domingo, en el marco del Festival de San Lorenzo del Escorial de la Comunidad de Madrid. A ambas pianistas les une el repertorio por el que son más reconocidas en España: los compositores españoles de finales del XIX y principios del XX: Enrique Granados, Joaquín Turina, Isaac Albéniz, Manuel de Falla... Pero para el recital en San Lorenzo, Torres Pardo ha elegido otras obras: cinco piezas de la Suite Levante, de Óscar Esplá, Variaciones serias, de Félix Mendelssohn, el primer volumen de Música callada, de Federico Mompou y Preludio, Coral y Fuga, de César Franck. "Por un lado, quería mostrar que ella interpretó mucha música española, pero también tocaba un concierto de Schumann o la música de compositores como Chopin, Mendelssohn o Schubert", explica la pianista por teléfono. "Hay dos compositores españoles que ella admiraba muchísimo, Esplá y Mompou, que es un gran desconocido fuera del ámbito musical, pero de Larrocha tenía verdadera admiración por él. Y luego obras que ella ha interpretado de maravilla, como las variaciones de Mendelssohn".

Les une el repertorio, pero les separa el estilo de interpretación. "Cada una respira la música de una manera diferente", dice Torres Pardo. ¿Y esto qué significa? "Ella tenía una forma de tocar más ligera, tenemos tempos distintos y eso es lo bonito también de la interpretación. Yo tengo un pulso más lento".

La pianista madrileña Rosa Torres Pardo. / Michal Novak

Humildad y divismo

De Larrocha era una mujer menuda, de manos pequeñas y de talento temprano. Comenzó a tocar el piano muy niña y en seguida mostró su especial sensibilidad y su talento en recitales públicos. Sin embargo, recuerda Torres Pardo, nunca perdió la humildad. "Yo la he admirado mucho por eso, ella jamás se creyó nada pese a su talento y esto es muy importante a la hora de ser intérprete, porque siempre hay que seguir aprendiendo, mejorando".

¿Y qué pasa con esa idea del intérprete de clásica que se comporta como un gran divo, que todo el rato pide silencio a su alrededor y necesita que se le haga una reverencia a su paso? La pianista se ríe ante la pregunta. "Eso es un mito. Es verdad que tenemos que cuidarnos y estar centrados, no nos podemos ir de juerga antes de un concierto, porque tocar un repertorio como este requiere estar bien en todos los sentidos. Hay que dormir las horas que corresponde, hay que prepararse... Esta es una carrera con ciertas exigencias, las cantantes tienen que cuidar mucho la voz... pero nada más". Y retoma: "Alicia de Larrocha tenía de hecho una humildad aplastante, nunca estaba satisfecha con lo que hacía en el escenario. Recuerdo que fui a saludarla después de un concierto de Beethoven y me dijo: 'qué horror, cada vez peor, cada vez peor...' Ella sentía mucha responsabilidad cada vez que salía a tocar, porque tenía que defender que era Alicia de Larrocha".

Reconocimiento internacional

Alicia de Larrocha dio su primer concierto con seis años, en la Exposición Universal de Barcelona de 1929, y en 1947 comenzó su carrera internacional, con 24 años. Fue requerida en los mejores escenarios del mundo, y solía pasar largas temporadas en Nueva York, donde se le apodó Lady Mozart. Torres Pardo destaca que, además de esto, fue capaz de mantener una familia, algo que para las mujeres que quieren desarrollar una carrera en la música no es tan sencillo. Ella también ha podido hacerlo, y preguntada por el machismo en la industria musical, niega haber sufrido grandes agravios, "más allá de cosas puntuales que nos pueden pasar a todas".

"Siempre se ha dicho que hay una manera masculina y otra femenina de tocar", explica. "Yo tengo las manos grandes y fuertes y me decían que tenía, en mi manera de interpretar, un carácter como más masculino, porque me gustaba tocar cosas más virtuosas". Y añade: "Con el tiempo he ido buscando otro tipo de repertorio más profundo, o menos de juventud".

La carrera de Torres Pardo no fue tan precoz, pero sus éxitos han sido muchos. Después de estudiar en el Conservatorio Superior de Madrid y obtener un premio extraordinario fin de carrera por unanimidad, siguió formándose en Nueva York (en la Julliard School of Music) y en Viena, con Hans Graff. También ha recorrido el mundo visitando sus escenarios principales con un repertorio variado, pero en el que ha prestado especial atención a los autores españoles.

Como de Larrocha, Torres Pardo ha dedicado mucho trabajo a los compositores españoles de principios del siglo XX y lo ha hecho, además, en colaboración con otras disciplinas artísticas: en Iberia, la película de Carlos Saura dedicada a la Suite Iberia de Isaac Albéniz, o en Una rosa para Soler, documental dedicado a la música de Antonio Soler y Ramos -el Padre Soler- dirigido por Arantxa Aguirre Carballeira, sólo por citar algunos ejemplos.

La más reciente es su trabajo junto a Rocío Márquez Flamencos: Falla, Granados, Albéniz, un disco que la Fundación Juan March publicó en 2022 y que contiene una grabación en vivo de las dos artistas con un repertorio de los tres compositores. "Yo la conocí cuando era muy jovencita y pensé que tenía una voz muy lírica y que podría interpretar muy bien la música de Granados", explica sobre su encuentro con la cantaora. "Dentro de la música de estos tres compositores está el cante jondo y están las canciones populares que grabó Lorca, así que hicimos un juego entre las dos en el que ella se lo llevaba a su territorio y luego yo me lo llevaba al mío. Disfrutamos mucho con ese trabajo".

Otras artes escénicas

"A mí me encanta hacer música con otras disciplinas porque exploras otras dimensiones, otro territorio del arte, y eso te hace crecer. Creativamente es muy inspirador", explica. En 2023 estrenó su colaboración más reciente, Nosotros, junto a Mario Gas y Luis García Montero, en el Teatro de la Abadía de Madrid, un espectáculo de música y poesía. "Yo oigo la voz de Mario Gas y me lleva a otro sitio para tocar, y además me divierto mucho. También aprendo mucho, estas experiencias me sirven también para hacer el concierto de San Lorenzo del Escorial ", añade.

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Ahora prepara, además, otro nuevo espectáculo, que estrenará en 2025, junto a Ricardo Llorca (Alicante 1958), compositor español afincado en Nueva York desde 1988, a partir de sus Diarios de Manhattan. "Está basado en sus propias vivencias, una serie de historias neoyorkinas de los años 90, con músicas de Philip Glass, John Adams y otras que aquí son menos conocidas, que tienen que ver con el minimalismo y la música repetitiva. Me parecía muy interesante mezclar un poco de teatro con historias de la sociedad neoyorkina, anécdotas de grandes artistas en el Metropolitan de Nueva York... Hilamos esas músicas con esas historias".

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