CINE

La nueva comedia romántica ignora a Tinder, el poliamor... y a las veinteañeras

La 'rom-com', en declive en los últimos tiempos por su dependencia de los clichés, su excesiva cursilería y su flagrante falta de diversidad, ensaya ahora su resurgir con apuestas como 'Fly me tho the Moon' tras quedar relegada a las plataformas de 'streaming'

'Un asunto familiar', con Nicole Kidman y Zac Efron, Scarlett Johansson en 'Fly Me To The Moon' y 'La idea de ti', con Anne Hathaway / ARCHIVO

Hace un tiempo, la comedia romántica fue dada por muerta. No se conoce la fecha exacta del suceso, porque ocurrió gradualmente. A principios de la pasada década, o más bien a finales de la anterior, los estudios de Hollywood empezaron a interesarse casi exclusivamente en financiar o bien sagas de superhéroes y demás blockbusters de 200 millones de dólares, con los que mantener el negocio a flote, o bien cine de presupuesto medio diseñado para aspirar a premios, con el que darse aires de importancia.

Incapaces de encajar en alguna de las dos categorías, esas películas ligeras que hablaban del amor con humor fueron quedando relegadas al ámbito de las plataformas de streaming, dispuestas a producirlas por poco dinero, con actores desconocidos y a partir de guiones que bien podrían haber sido escritos por una inteligencia artificial. Y, considerando ese evidente proceso de decadencia, es inevitable sentir asombro ante la exhibición de fuerza que el género está ofreciendo en 2024.

Scarlett Johansson y Channing Tatum en 'Fly Me To The Moon'. / ARCHIVO

Acaba de llegar a los cines Fly Me To The Moon, rom-com ambientada en plena guerra espacial entre los Estados Unidos y la Unión Soviética que protagonizan Scarlett Johansson y Channing Tatum, y que sin duda es una de las apuestas de Hollywood cara a la taquilla veraniega. Solo dos semanas atrás desembarcó en Netflix la comedia Un asunto familiar, en la que Zac Efron encarna a una estrella de cien que inicia una relación con la madre de su asistente, a la que da vida Nicole Kidman.

Dos meses antes se había estrenado en Amazon Prime La idea de ti, en la que también Anne Hathaway se mete en la piel de una mujer que se enamora de un hombre notablemente más joven de ella, en este caso componente de una boy band, y poco después de eso aterrizaron en la cartelera Lo que sucede después, el regreso de Meg Ryan al género del que en su día fue reina indiscutible, y El especialista, mezcla de romance, comedia y acción protagonizada por Ryan Gosling y Emily Blunt. Y no olvidemos que el primer éxito comercial de Hollywood del año fue Cualquiera menos tú, relectura de Mucho ruido y pocas nueces que -en buena medida gracias al sex appeal de sus protagonistas, Glen Powell y Sydney Sweeney- llegó a recaudar casi 220 millones de dólares.

El resurgir

Para explicar el aparente resurgir, de entrada es necesario tener en cuenta el gran éxito obtenido en la taquilla hace dos años por La ciudad perdida (2022), remake no confeso de Tras el corazón verde (1984) también protagonizado por Tatum, junto a Sandra Bullock; y Viaje al paraíso (2022), que volvió a demostrar cuánta química compartida que Julia Roberts y George Clooney son capaces de exhibir en pantalla. Otro posible motivo aludiría al funcionamiento cíclico del negocio: si la comedia romántica entró en decadencia por culpa del auge del cine de superhéroes, es lógico que salga de ella ahora que las películas de justicieros de tebeo parecen atravesar su propia crisis.

A ese respecto, en todo caso, cabe decir que el amor, tema central de la rom-com, trasciende modas y épocas. Hollywood había estado construyendo comedias alrededor de los asuntos del corazón de forma regular desde los años 30 y 40 -protagonizadas por figuras como Spencer Tracy, Katharine Hepburn, Cary Grant y Rosalind Russell- cuando el orgasmo fingido por Ryan en la secuencia central de Cuando Harry encontró a Sally (1989) dio inicio a la edad dorada del género, de la que también destacan Pretty Woman (1990), Algo para recordar (1993), Cuatro bodas y un funeral (1994), Tienes un e-mail (1998) y Love Actually (2003), entre muchos otros títulos. 

Nicole Kidman, Joey King y Zac Efron, en 'Un asunto familiar'. / TINA ROWDEN / NETFLIX

Un género desfasado

Por supuesto, eso sí, el declive que el género afrontó algunos años después no fue solo culpa de los superhéroes sino también del género mismo, por su excesiva dependencia de los clichés -los mismos esquemas narrativos, las mismas escenas de besos bajo la lluvia, los mismos finales felices- y su cursilería, por ser lo suficientemente ilusorias como para hacer que muchas parejas se sintieran estafadas por ellas, y por su flagrante falta de diversidad en lo referente al género, la clase social, la raza y la orientación sexual: casi todas ellas se centraban en gente blanca y rica, daban por hecho no solo que el único objetivo de las mujeres en esta vida es encontrar a su príncipe azul sino también que están dispuestas a someterse a todo tipo de indignidades en cuanto creen haberlo encontrado, y relegaban a los personajes no heterosexuales a la periferia de la historia.

Y muchas de ellas, además, se sostenían sobre fundamentos narrativos que con el tiempo se han revelado como problemáticos. Mientras dormías (1995) contaba la historia de una mujer que se hace pasar por la novia de un hombre comatoso y luego se casa con el hermano de este -¿romanticismo o psicopatía?-; la premisa de La boda de mi mejor amigo (1997) -un hombre y una mujer acuerdan que se casarán si ninguno de los dos ha encontrado a su media naranja una vez cumplidos los 28 años- huele a naftalina; y El diario de Bridget Jones (2001), además de basar su humor en la gordofobia, daba por buenas dinámicas de pareja rayanas en el abuso.

Por último, el idealismo amoroso que esas películas promueven fue quedando en desuso a medida que el zeitgeist se dejaba contaminar por el cinismo y el desencanto frente al amor y la monogamia, sobre todo tras la eclosión de las redes sociales. En realidad, las redes sociales hicieron mucho para llevar las comedias románticas a la ruina, porque se encargan de hacer el trabajo que antes atribuíamos a la serendipia, o a Cupido. Actualmente, la tecnología se encarga de analizar la viabilidad de ciertas conexiones románticas incluso antes de que se produzcan, y aunque cualquiera de nosotros sigue siendo susceptible de experimentar el amor a primera vista, cinco minutos online son suficientes para echar por tierra todas las emocionantes incógnitas derivadas de él. 

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Ninguna de las comedias románticas estrenadas este año tiene en cuenta Tinder. Tampoco prestan atención a relaciones interraciales, ni a la comunidad LGTBIQ+, ni al poliamor; no son precisamente revolucionarias. Y no son prueba suficiente de que el género vaya a volver al lugar que una vez ocupó en Hollywood. En su intento, eso sí, contará con una circunstancia decisiva a su favor. Vivimos tiempos de incertidumbre, de crispación, de intolerancia y de violencia, y no andamos sobrados de lo que estas películas son capaces de ofrecer: un rayo de esperanza, una buena dosis de fe en el poder curativo del amor, y la garantía de un final feliz.

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