ESTRENO ESTE LUNES

'La fiebre', en Movistar Plus+: cómo se crea un escándalo en días de redes

El guionista (Éric Benzekri) y el director (Ziad Doueiri) detrás de la célebre 'Baron noir' regresan con este relato desbordante sobre el papel de las pantallas en las batallas políticas

Ana Girardot (Marie Kinsky) en una imagen de 'La fiebre'. / MOVISTAR PLUS+

Juan Manuel Freire

"No comprendo el mundo de hoy. Es como si todo fuera un caos total", se oye decir a alguien al principio de La fiebre (Movistar Plus+, desde el lunes, día 8), en el curso de una inquietante encuesta cualitativa. La serie que sigue es un intento de desentrañar ese caos, de ordenarlo y estructurarlo. Más en concreto, de investigar la rapidez con que hoy en día, al ritmo imposible marcado por las redes, cualquier incidente se puede convertir enseguida en la mecha que enciende una batalla campal sin ningún vencedor, salvando quienes monetizan el ruido, de influencers sin escrúpulos a políticos capaces de instrumentalizar todo y a todos para conseguir sus ambiciones.

Después de la comentadísima Baron noir, el guionista francés Éric Benzekri se ha vuelto a mostrar capaz no solo de capturar con lucidez las batallas políticas de nuestro tiempo, sino también de influir sobre ellas, de infiltrarse en estrategias y discursos. Recordemos que su citada primera serie como creador pareció inspirar el abandono de Pablo Iglesias de la vicepresidencia del Gobierno. Curiosamente, en su discurso sobre la disolución de la Asamblea Nacional del pasado 9 de junio, Macron citó entre sus motivaciones "la fiebre que ha contagiado el debate público y parlamentario en nuestro país"; y tres días después, aprovechó su conferencia de prensa para llamar a la unión a "compatriotas y dirigentes políticos que no se identifican con la fiebre extremista". La realidad dialoga con la ficción hiperrealista de Benzekri, firmante de discursos de la Izquierda Socialista antes que creador de series. 

En el ojo del huracán

Todo empieza con ecos de Zidane. Durante la velada de los Trofeos de la UNFP, Fodé Thiam (Alassane Diong), el jugador senegalés estrella del ficticio Racing Paris y Les Bleus, asesta un cabezazo a su entrenador y le tilda de "sucio toubab". 'Toubab' es 'blanco' en wolof, una de las lenguas autóctonas mayoritarias de Senegal. Por supuesto, las redes arden. Cuando todavía queda mucho por saber sobre el incidente, todos se prestan a tener una opinión y surgen debates (por llamarlos de algún modo) sobre el supuesto racismo antiblanco, uno de los pilares del discurso de Marine Le Pen. 

En el intento de controlar la situación, el Racing, a cuyo presidente encarna Benjamin Biolay, solicita la ayuda de una agencia de relaciones públicas con Sam Berger (Nina Meurisse), experta comunicadora de crisis, como Jugadora Más Valiosa. A la vez que trata de gestionar las consecuencias mediáticas del escándalo, Sam ha de lidiar con su hipersensibilidad y depresión crónica. Según el director de la serie (y antes de Baron noir o la nominada al Oscar El insulto), el libanés Ziad Doueiri, es esencial tener personajes interesantes y por los que te preocupes: "[El alcalde de Dunkerque y diputado parlamentario] Philippe Rickwaert nos atrajo porque, a la vez que oscuro y maquiavélico, era muy humano", explica en entrevista con este diario. "Sam Berger es una persona muy frágil, pero a la vez es brillante y sabe predecir el futuro. Para mí es esencial que los protagonistas nos atrapen. También los antagonistas. De lo contrario, no hay drama. El drama es tensión y eso es lo que busco". 

Buena antagonista, haberla, hayla: es la antigua mejor amiga de Sam, una humorista reaccionaria que parece decidida a conducir a Francia a la guerra civil identitaria. La encarna una Ana Girardot (Les revenants) de perfidia desconocida. "No había oído hablar de Girardot antes del casting, ya que todavía no estoy demasiado familiarizado con quién es quién en el cine francés", explica Doueiri, nacido en Beirut hace 61 años. "Hizo sus pruebas, como todo el mundo, y pensé que sería capaz de bordar el papel. Entre los dos buscamos el tono correcto para el personaje de Kinsky". 

El nervio de 'Succession'

Para Doueiri, el mayor desafío era convertir un guion altamente discursivo, ejercicio intelectual y demostración de erudición, en un objeto visual atractivo: "No quería dedicarme solo a filmar cabezas parlantes. ¿Cómo podía ilustrar, a través de las imágenes, todas esas ideas de las que se habla en la serie? Los gráficos y animaciones hacían más comprensible el texto para el público". Aunque su frenética exploración de la comunicación o su banda sonora remitan a Succession, Doueiri afirma no haber visto el clásico de HBO. Se apoyó, sobre todo, en Un domingo cualquiera, la hiperactiva película sobre fútbol americano de Oliver Stone.

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Tiene todo el sentido: La fiebre debía ser agitada y es, además de una historia sobre política, raza y racismo o comunicación, una historia sobre deporte. La visionaria Sam Berger mira hacia el fútbol como una solución unificadora, una forma de "sustituir la verdadera violencia callejera con la violencia simbólica", un espacio mental que une a las clases e ideologías, que nos acerca más que nos separa. 

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