MÚSICA Y ACADEMIA

La UNED explora la singularidad y el universo que se construyó Tino Casal

Será el primer curso de verano que la Universidad a Distancia le dedique al asturiano, con enfoques desde la sociología, la musicología o la historia del arte

Tino Casal, en una antigua imagen promocional. / ARCHIVO

A. Rubiera

El fenómeno artístico que fue Tino Casal (Tudela Veguín 1950-Madrid 1991) va a tener este verano un análisis academicista en la Universidad. Al mejor estilo Taylor Swift. En torno a Tino Casal: música, imagen y artes plásticas es el título del primer curso que organiza la UNED en su centro Asociado de Asturias, a finales de julio. El profesor de Sociología Fernán del Val dirige un curso con el que quiere volver la mirada sobre "una figura clave de las músicas populares españolas recientes".

Un curso que no hace sino ratificar que su obra y su figura ha ido ganando peso con los años: "las generaciones actuales le reivindican, al tiempo que las plataformas le dedican documentales", recuerdan los organizadores. Y se centrará en diversos aspectos de la carrera del artista, principalmente en la dimensión musical, pero también en su trabajo como artista plástico, sus colaboraciones con el audiovisual, y sus aportaciones a la moda.

"Tino Casal es un artista con una carrera amplísima en las músicas populares españolas. Desde los años sesenta hasta los noventa, tocó muchos palos: pionero del rock, canción melódica, productor, compositor, estrella del mainstream... Lo que a mí me llama poderosamente la atención es que Tino Casal a partir de los años ochenta es un torrente creativo que no encaja con los análisis habituales sobre el pop español de esa época. Ni era joven, ni venía de familia bien, ni era de una ciudad cosmopolita. Y, aunque no encaje en el perfil habitual de los músicos de la Movida, fue un avanzado, fue vanguardista. Y no solo eso: produjo a grupos de heavy metal, como Obús, cuando rockeros y modernos eran dos escenas separadas. La suya es una carrera fascinante", suscribe Fernán del Val.

Para abordar un fenómeno de esta naturaleza, el curso plantea un enfoque desde la Sociología, la Musicología, la Historia del Arte o la Historia de la cultura popular…, entre otras. Un curso, además, "diverso en sensibilidades personales y generacionales, a fin de entender mejor el universo que construyó Tino Casal, y el mundo que le rodeaba".

"Es único, y todo ello le ubica en un altar específico en la memoria popular", dice Igor Paskual

Igor Paskual, cantante, guitarrista, compositor y productor, licenciado en Historia del Arte y colaborador habitual de Loquillo, será uno de los ponentes. "El aspecto que más destacaría de Tino es que es único. Verdaderamente particular sin perder atractivo popular. Por una parte, puedes emparentarlo con Alaska y demás gente de la movida, pero él no era tan joven, estaba más hecho y tenía más bagaje, sin que eso le convirtiese en un Camilo Sesto. No pertenecía a nada realmente. Es como si fuese el último folclórico o el primer moderno. Esa singularidad le ubica en un altar específico en la memoria popular", señala.

El análisis de la moderna estética audiovisual le correponderá hacerlo al profesor de la Universidad de Oviedo Eduardo Viñuela. " Lo bueno es que con él se puede hacer todo un recorrido de cómo se ha transformado la producción audiovisual relacionada con la música con las diferentes épocas de Tino. Desde el videoclip en blanco y negro de Lamento de gaitas con Los Archiduques, posiblemente el primer videoclip rodado en Asturias, a producciones independientes muy profesionales, como el videoclip de Embrujada, que es una creación postmoderna muy acorde con la estética de los 80, pasando por las diferentes actuaciones en televisión española. Es decir, todos los formatos de audiovisual del siglo XX. Y hay cosas alucinantes por lo posmoderno que es", suscribe por su parte.

Para Del Val, entre las claves que han hecho tan inmortal su música y su figura está que "algunos de sus discos de los ochenta han envejecido bien. Neocasal sigue sonando actual. Tiene algo atemporal su música. Con algunas canciones (Eloise, Embrujada) que entraron en el canon del pop español y de ahí no salen. Y por otro lado, estéticamente su figura sigue siendo rompedora: la combinación de lentejuelas con barba y bigote aún nos sorprende. Sus chaquetas, cortes de pelo, estética en general, es inimitable". Añade Paskual otro mérito: "esa mezcla entre ese aura de gran divo, pero sin perder cercanía. Y su música produce el mismo efecto: es novedosa, moderna, va por delante de su época, pero sigue siendo pop. Parece marciana, pero te llega. Hace que nos percibanos como modernos sin necesidad de serlo. Nos acerca a la vanguardia sin sentirnos estúpidos o fuera de lugar".

Para Viñuela, ahora que se habla tanto de las "eras" de Taylor Swift o de los coreanos BTS, hay que reconocer que Tino Casal también las tuvo. "Siempre que vuelvo a él me alucina su faceta de baladista, su momento a lo Nino Bravo, muy bueno, o su giro final. Tiene sus eras muy marcadas también".

Dicho lo cual, aprender del de Tudela Veguín, treinta años después de su muerte, no está de más. "Vivimos en una cultura retro en la que continuamente buscamos en el pasado, por nostalgia o por curiosidad. Una figura tan excesiva e iconoclasta como la de Tino Casal es perfectamente reivindicable en la actualidad. Esa ambigüedad sexual, esa performance en la que los elementos ‘masculinos’ y ‘femeninos’ se combinan de maneras impensables, es algo que sigue siendo moderno y provocador", sostiene Del Val.

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Es habitual, reconoce Paskual, que después de un gran éxito llegue "una temporada de cierto olvido, por no decir de abierto desprecio. Les ha pasado a muchos. Y, poco a poco, cuando las modas pasan, se va arrojando cierta luz, se coge cierta perspectiva y se ven cosas en las que antes no habíamos caído. También, ahora tenemos una valoración distinta de nuestro patrimonio y eso afecta, por fin, a la música. Y que haya surgido un artistazo como Rodrigo Cuevas ha ayudado mucho, todo hay que decirlo. Digamos que Tino es el eslabón perdido entre Rocio Jurado y Rodrigo Cuevas. O el link necesario para que Rodrigo fuese una mezcla entre un Bowie rural y el El Presi".

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