Opinión | LA NEWSLETTER DEL DIRECTOR
Taylor Swift
Enfrentada a la industria musical, ha cambiado las reglas del juego y facilitado que muchos artistas tomen el mando de sus carreras
Concierto de Taylor Swift en el Santiago Bernabeu / José Luis Roca
Quizás sea excesivo promover la candidatura de Taylor Swift al premio Nobel de literatura, como sucedió en su día con otro icono musical, Bob Dylan, pero quienes defienden que esta posibilidad no es disparatada tienen argumentos de peso: varias decenas de universidades de todo el mundo han incorporado cursos o seminarios dedicados a analizar la música de la cantante norteamericana y hay quien la compara con William Wordsworth, Samuel Taylor Coleridge e, incluso, William Shakespeare.
Formada en el country, Swift no tiene un repertorio de fácil digestión, aunque arrase entre los más jóvenes y por ello muchos la infravaloren; sus letras son densas, y su imaginación, desbordante. Saca todo el provecho a sus experiencias personales. Como explicaba Pedro del Corral este miércoles en EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, casi 18 años de carrera dan para mucho: 11 discos, 17 recopilatorios, 53 sencillos y 43 videoclips, un universo confeccionado sin prejuicios ni ataduras en el que es difícil encontrar un trabajo peor que otro. El alto nivel de excelencia es su principal marca personal.
Además, Swift se ha significado por hacer frente a la dictadura de las majors, las grandes productoras musicales, y ha conseguido cambiar las reglas de juego: desde 2019, ha regrabado gran parte de su discografía anterior para recuperar los derechos de sus composiciones, sobre las que no tenía ningún control. La cantante ha conseguido que muchos otros artistas hayan podido renegociar sus contratos con las productoras, que hasta ese momento tenían el poder casi absoluto del trabajo que realizaban. Ha demostrado a fans y artistas que es posible tomar el mando.
La cantante significa un antes y un después en la industria musical y por ello no deja de tener un punto esnob jactarse de no conocer ni una sola de sus canciones. Poca broma con Taylor Alison Swift, capaz de darle un arreón incluso al PIB de los EEUU.
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