ENTREVISTA

Pedro García Cuartango, periodista: “Lo que nos pasa ahora tiene raíces profundas en el pasado de nuestra historia”

La serenidad y el sosiego siempre han acompañado al que fue el director de 'El Mundo'. Entre la sorpresa y el escepticismo, ha publicado el libro 'España Mágica. Un viaje por los grandes secretos arqueológicos y monumentales de nuestro país', donde habla de cómo el pasado vertebra el presente

El periodista y escritor Pedro García Cuartango. / MARTA G. BREA

Hay periodistas de todas las edades, de las más diversas tendencias. Y, además, está Pedro García Cuartango. La serenidad que muestra está cargada de razones culturales; es un estudiante de España, por así decirlo, nunca abandona la serenidad y el sosiego que mantiene le sirve para ser, en su oficio, y como persona, un apreciado maestro. Habla en tertulias variadas, como muchos de sus colegas, y fue director de periódico (El Mundo). Colabora en ABC casi cada día, con artículos que tienen que ver con sus apreciaciones personales de la historia humana, y pasó por otros diarios: Cinco Días, Diario 16, El Sol…

Cuartango nació en Miranda de Ebro en 1955, así que es un veterano de barba blanca que este agosto ha paseado la melancolía que mantiene su mirada, y que se nota en sus textos, por Baiona, en Galicia, donde veranea siempre. Ese modo de estar en la vida, dispuesto a la sorpresa y al escepticismo, lo ha aplicado a su libro España Mágica. Un viaje por los grandes secretos arqueológicos y monumentales de nuestro país (Ediciones B).

Sobre ese libro hablamos con él, para hallar el sosiego que reclama esta época en la que todo conspira para que no haya susurros sino gritos en la España de cuya historia sabe mucho más que la mayor parte de sus colegas, gritones o no. Él habla, por Skype, con esa serenidad que distingue su prosa.

Pedro García Cuartango veraneando en Baiona (Galicia).

/ MARTA G. BREA

P. 'España Mágica'. ¿Qué hay de mágico en este país?

R. Queda, algo queda. Está velado por la locura que impera de forma inconsciente, por nuestras actitudes. No somos conscientes de esa locura, proviene del pasado. España es un país muy antiguo. Los Tartessos llegaron a la Península mil años antes de Jesucristo. Luego vinieron los celtas, después los romanos y, por supuesto, los árabes, que estuvieron siete siglos. Todo eso ha dejado un legado, un sustrato, sobre el que se ha construido una mentalidad determinada. Creo que sí que existen huellas de ese pasado lejano. En Galicia, donde estoy ahora, se nota mucho el legado de los celtas. Por ejemplo, en el culto a la muerte en fiestas, en la rapa das bestas y en otras ceremonias. Todo eso llega de un pasado remoto que constituye una herencia de lo que se llama la España mágica, mucho más visible en los campos que en las grandes urbes.

Portada de ‘España Mágica. Un viaje por los grandes secretos arqueológicos y monumentales de nuestro país' de Pedro García Cuartango./ ARCHIVO


P. De modo que lo que permanece siendo antiguo también podría ser moderno…

R. Yo creo que la naturaleza humana no cambia especialmente en lo que son nuestros miedos, nuestros deseos, nuestra ansia de buscar la felicidad. Eso permanece a lo largo del tiempo. No creo que seamos muy distintos de los romanos que vinieron a la Península. Por eso sí que podemos identificarnos en estos restos arqueológicos, en esas leyendas, en esos mitos que al final expresan las necesidades de todos los seres humanos. De modo que esa película que se muestra a veces como antigua sí que tiene un componente de actualidad.

P. ¿Esa gente que vino en tiempos de los Tartessos era como nosotros? ¿Nos parecemos, físicamente también, a nuestros remotos antepasados, a esos que vemos en el cine o en las reliquias?

R. La literatura y el cine identifican el pasado y hay una tendencia a presentar tal como somos a los que vinieron antes. Y yo creo que en lo esencial, en lo genético, en su estructura cerebral, en sus miedos, en sus deseos, eran idénticos a nosotros. Pero la cultura era completamente distinta, así como sus valores. Para entender, por ejemplo, a los Tartessos o a los fenicios, tienes que hacer un ejercicio de empatía con toda su cultura, porque si no es imposible acercarte a ellos. En los bajorrelieves románicos, por ejemplo, hay una simbología religiosa que sólo se puede interpretar si la has estudiado, porque, si no, hay símbolos que no te dicen nada.

"El periodismo consiste en escarbar la tierra y buscar en los sustratos más profundos"

P. En este libro está la prosa de un periodista. ¿A qué obliga la historia a un periodista?

R. Creo que el periodista es una persona que tiene una mirada original sobre las cosas, y gracias a eso es capaz de realizar una interpretación de la realidad más allá de la pura apariencia. Y eso es lo que yo he intentado. Este es un libro de indagaciones, de investigación. Hay capítulos que me ha costado mucho escribirlos, porque hay muy poca investigación y has de acudir a muchas fuentes orales. Así que el periodismo, en esta faceta de la historia pero también en lo que se refiere a la actualidad, consiste en escarbar la tierra y en buscar en los sustratos más profundos.

P. Mientras escribía este libro sobre el pasado, el presente le ha estado haciendo guiños, como ciudadano, como periodista. Van de la mano.

R. Siempre me ha apasionado la historia, y eso tiene que ver con la vida de mi familia, con la Guerra Civil; desde que soy un adolescente me interesaron mucho la República, la guerra, así que he estado siempre leyendo libros de historia, que es la maestra de nuestra vida. Si queremos saber cómo somos y por qué hacemos lo que hacemos, tenemos que admitir que todo es historia. Y para entender muchas de las cosas que pasan nada es mejor que acudir a lo que ya pasó… Este sectarismo, este cainismo, esta incapacidad política de llegar a pactos de Estado… todo eso proviene del pasado. Yo creo que lo que queda de estos últimos siglos, al menos desde la vuelta de Fernando VII, es una historia trágica, llena de asonadas, de guerras civiles, de polarización entre bloques. Eso es lo que estamos viviendo ahora. Lo que nos pasa tiene raíces profundas en el pasado.

"Si queremos saber cómo somos y por qué hacemos lo que hacemos, tenemos que admitir que todo es historia"

P. Su libro es sobre el pasado, pero le hace justicia a un hecho reciente: el Estado de las Autonomías, que sucede a aquella 'España Una Grande y Libre…'

R. Aquella España de Franco, la del nacionalcatolicismo, esa concepción del Estado que viene de los Reyes Católicos, la Reconquista, la expulsión de los judíos… Pues sí. Yo creo que el Estado de las Autonomías ha sido un gran paso porque reconoció que España es un Estado con muchas identidades. A mí me interesó siempre mucho la polémica entre Américo Castro y Claudio Sánchez Albornoz. Éste apelaba a las raíces, al cristianismo y a Roma, mientras que don Américo decía que éramos la consecuencia de la fusión de tres culturas: islamismo, cristianismo, judaísmo. Y ésta creo que es la tesis acertada. España es un país diverso, y ese es el que representa sin duda el Estado de las Autonomías, del que soy rotundamente partidario.

P. El partido político Vox quería dejar las autonomías fuera de las leyes…

R. Lo llevaba en su programa. Es inviable, no puede hacerse. El modelo autonómico que contempla la Constitución está desarrollado a lo largo de cuatro décadas y se ha consolidado. Las comunidades autónomas gestionan en torno al 70% del gasto público. Es una norma económica y una realidad social. Me parece ya prácticamente imposible dar un paso atrás en ese sentido, aunque considero que hay que poner coto a las exigencias del independentismo, que son incesantes.

La pasión por el pasado de Cuartango venía de lejos, ya en 2005 publicó la serie 'Vidas paralelas' en 'El Mundo', en las que comparaba personajes históricos del pasado con figuras políticas del presente. 

/ MARTA G. BREA

P. ¿Este es un buen momento, o hubo mejores momentos de España?

R. No añoro el pasado. Estimo mucho lo que pasó con la Transición. El debate contra ella lo propició Podemos, lo impuso Pablo Iglesias. Decían que la Transición fue un apaño, un borrón, una manera de conceder impunidad a los crímenes del franquismo… Yo no estoy de acuerdo. La Transición fue un salto adelante. España pasó de una dictadura a una democracia. Los que hemos vivido los dos mundos sabemos el gran valor que tiene la democracia. Ha traído libertad, igualdad, prosperidad. Hoy España es un país mejor que el de 1985, y es cierto que ha habido problemas. Hay épocas mejores y peores, pero evidentemente yo creo que hay razones para sentirse orgulloso de cómo es España, a pesar de todos los problemas, incluso a pesar del sectarismo que hay en la política de nuestro país. Es mejor el nivel de vida. Es un país desarrollado culturalmente. Es un país vivo, un país con una gran historia. Un país con una gran diversidad geográfica. Todo eso lo tenemos que valorar.

"Hay épocas mejores y peores, pero evidentemente yo creo que hay razones para sentirse orgulloso de cómo es España"

P. Libertad, igualdad, prosperidad, ha dicho. ¿Y cómo vamos de fraternidad?

R. Nada de fraternidad, es cierto. Es una asignatura pendiente que a mí me preocupa mucho. En la noche electoral última pedí un pacto de Estado al saber el resultado que daban las urnas. Esta falta de fraternidad me desagrada mucho y me parece que es una involución.  

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