Relevo en la cúpula
Goirigolzarri renuncia a la presidencia de CaixaBank y Tomás Muniesa le sustituirá
La salida del expresidente de Bankia y su relevo por el histórico directivo del grupo La Caixa se hará efectiva el 1 de enero
El banquero vasco deja el grupo catalán antes de la presentación de su nuevo plan estratégico para el periodo 2025-2027
De izquierda a derecha, José Ignacio Goirigolzarri y Tomás Muniesa. / NACHO GARCÍA
Fin de ciclo. José Ignacio Goirigolzarri ha anunciado este miércoles al consejo de CaixaBank su renuncia voluntaria a la presidencia del banco. La entidad ha confirmado que será sustituido por Tomàs Muniesa, vicepresidente desde 2018 e histórico directivo del grupo La Caixa. El relevo, que se hará efectivo el próximo 1 de enero y ha sido adelantado por 'La Vanguardia', se produce unos meses antes de que se agote el mandato de cuatro años del banquero vasco. Así, fue nombrado consejero en diciembre de 2020 y presidente en marzo de 2021, una vez consumada la absorción de Bankia -que presidía- por parte del grupo catalán.
Diversas fuentes vinculan el momento elegido por Goirigolzarri para anunciar su salida adelantada al nuevo plan estratégico de CaixaBank para el periodo 2025-2027, que el banco tiene previsto presentar en Madrid el próximo 19 de noviembre. Así, afirman que el ejecutivo vasco ha querido dar por cerrada su etapa en la entidad catalana antes de que se anuncie la estrategia del banco para los próximos tres años, ya que tenía decidido desde hace tiempo que no sería presidente durante ese nuevo periodo.
El propio Goirigolzarri lo ha venido a confirmar en unas declaraciones distribuidas por la entidad. "Tras haber finalizado el mayor proceso de integración del sector en España, el banco está en un momento excelente y estoy seguro de que tendrá un gran éxito en el futuro. Y, en este momento en el que CaixaBank inicia una nueva etapa, yo doy por terminado un ciclo que inicié con mi incorporación a Bankia en 2012", ha apuntado.
Éxito para la fusión
Goirigolzarri, según fuentes próximas, aceptó ocupar la presidencia de CaixaBank tras la fusión con Bankia para facilitar que dicha operación se culminase con éxito y por sentido de responsabilidad hacia los empleados del banco nacionalizado que presidía desde 2012. Pero su intención desde el principio fue ocupar el puesto de forma temporal, una idea que sus últimos casi cuatro años al frente del banco no le han hecho cambiar.
Como es habitual tanto en él como en el sector bancario, la separación ha sido presentada no solo como voluntaria, sino como amistosa. En la nota del banco, Goirigolzarri se ha declarado "tremendamente agradecido por el excelente trabajo que ha realizado el consejo para llevar a buen término esta fusión, y en particular, la gestión de Gonzalo Gortázar como consejero delegado". En justa correspondencia, el consejo ha destacado su "contribución fundamental en el ejemplar y exitoso proceso de integración de Bankia" y Gortázar le ha agradecido su "gran compromiso y dedicación", así como la "enorme complicidad profesional y personal que han mantenido”.
Con su salida, en cualquier caso, el ya de entrada mermado peso de Bankia en la entidad resultante de la fusión con CaixaBank se ve aún más empequeñecido. Es lo habitual en las fusiones bancarias, por más que en ocasiones se presenten como uniones entre iguales. Solo quedarán tres de los 14 consejeros del banco que procedan de la entidad heredera de Caja Madrid: un 21%, frente 25,8% del capital de la nueva entidad que correspondió a los accionistas de Bankia. Curiosamente, es la misma desproporción que se produjo de entrada en los puestos del comité de dirección (78,5% de miembros provenientes de CaixaBank y 21,5% de Bankia).
Preferencia del BCE
Otras fuentes del en torno de CaixaBank, por su parte, han vinculado la salida de Goirigolzarri a la preferencia del Banco Central Europeo (BCE) porque los presidentes de las entidades financieras de la eurozona no tengan poderes ejecutivos y se dediquen a supervisar el trabajo de los directivos encabezados por los consejeros delegados. En la nota donde ha anunciado los cambios, de hecho, el banco ha destacado muy especialmente que Muniesa asumirá el nuevo cargo como presidente no ejecutivo.
Es verdad que el BCE prefiere desde hace muchos años ese modelo de gobierno corporativo propio de los bancos anglosajones. Pero no es menos cierto que ha permitido en los últimos años que los presidentes del Santander, Ana Botín, y el BBVA, Carlos Torres Vila, renueven en sus puestos cediendo algunas competencias, pero manteniendo amplios poderes ejecutivos. Goirigolzarri, además, era un presidente ejecutivo un tanto sui géneris, ya que tenía competencias sobre unas pocas áreas muy acotadas (auditoría interna, secretaría general y comunicación).
De hecho, si el escollo para su continuidad hubiera sido el carácter ejecutivo de su presidencia, podría haber renunciado a él y seguir en el puesto, como hizo a finales de 2020 el presidente del Sabadell, Josep Oliu. El hecho es que la mayoría de los poderes del banco recaían ya en el consejero delegado y primer ejecutivo, Gonzalo Gortázar, una persona de gran confianza de Isidro Fainé, presidente de la Fundación La Caixa, la primera accionista de CaixaBank. La salida del banquero vasco, en cualquier caso, permitirá a CaixaBank volver a tener un presidente no ejecutivo, como sucedió durante el mandato de su antecesor, Jordi Gual (2016-2021).
Banqueros históricos
Goirigolzarri (Bilbao, 1954) es un histórico de la banca española. Licenciado en ciencias económicas y empresariales por la Universidad Comercial de Deusto, comenzó su carrera en el Banco de Bilbao y en 1994 pasó a formar parte del comité de dirección de BBV, fruto de su fusión con el Banco de Vizcaya. Tras la integración con Argentaria, pasa a ser consejero delegado del BBVA, cargo que desempeñó entre 2001 y octubre de 2009. En mayo de 2012, fue nombrado presidente de Bankia y de su matriz, BFA, para tratar de dar la vuelta a una entidad que acababa de recibir un rescate público de 23.000 millones de euros.
Por su parte, Muniesa (Barcelona, 1952) ingresó en la antigua caja de ahorros en 1976, donde ocupó distintas responsabilidades en las áreas de recursos humanos, mercados de capitales o gestión de la cartera de deuda pública. Fue elegido director general adjunto en 1992 y director general del grupo asegurador y de gestión de activos de CaixaBank (el banco heredero de la caja) en 2011. También fue vicepresidente ejecutivo y consejero delegado de VidaCaixa, filial aseguradora del grupo, desde 1997 hasta 2018. Actualmente es vicepresidente de VidaCaixa y SegurCaixa Adeslas, además de CaixaBank.
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