ECONOMÍA REGIONAL

Aragón, una economía con luz propia que brilla en medio de la incertidumbre

Esta comunidad autónoma se alza como uno de los territorios más prósperos de España y con más potencial de futuro gracias al empuje de la industria, la logística y la energía

Un imagen de archivo del taller de baterías de Stellantis en Figueruelas. / JAIME GALINDO

Aragón va bien y aún puede ir mejor. De forma discreta, sin hacer mucho ruido, la economía de la comunidad autónoma ha superado con nota las últimas décadas, un periodo de la historia particularmente exigente. Y el potencial cara el futuro apunta buenas maneras. La tierra de "polvo, niebla, viento y sol" que cantaba José Antonio Labordeta en uno de sus más célebres composiciones, ha hecho precisamente del aprovechamiento de estos recursos uno de sus principales focos de inversión, con las energías renovables y la logística como estandartes. Pero las mayores alegrías le siguen viniendo de la industria, su gran motor en términos de riqueza y empleo de calidad, con el automóvil como máximo exponente de este baluarte.

En este sector hay grandes expectativas de futuro, con la vista puesta en la gigafactoría de baterías que Stellantis estudia instalar en Zaragoza, lo que blindaría el futuro del puntal automovilístico. Esta inversión milmillonaria se sumaría a otros grandes proyectos que han puestos sus ojos en este territorio, como los centros de datos de Microsoft y Amazon Web Services (AWS)

Ubicación privilegiada

Aunque no tenga salida al mar, goza de una privilegiada ubicación, en el centro del cuadrante noreste de la Península. A un radio de 300 kilómetros se sitúan las cuatro ciudades españolas más importantes de España, como son Madrid, Barcelona, València y Bilbao, así como las principales plazas del sur de Francia: Toulouse, Montpellier y Perpiñán. 

Esto supone una ventaja competitiva para las empresas aquí instaladas, con la consiguiente reducción en costes y tiempo de tránsito tanto de las materias primas como de los productos terminados. Además, se benefician de las oportunidades del área de influencia de la región, con más de 25 millones de consumidores a menos de tres horas por carretera y donde se concentra el 60% del PIB nacional. A estos mimbres hay que sumar la paz social y la estabilidad política que la comunidad enarbola para la captación de inversiones empresariales.

Cifras macroeconómicas de Aragón. / 'activos'

Aragón está logrando sacar partido al hecho de contar con un extenso territorio a la hora de dar cabida a grandes proyectos logísticos, industriales o agroalimentarios. Se trata de la cuarta autonomía en tamaño, con una superficie más de seis veces mayor que la del País Vasco o Madrid y que duplica la de la Comunidad Valenciana. Aunque tener una demarcación tan extensa y con una población dispersa y envejecida -de 1.351.492 habitantes, la 11ª en términos demográficos- es también uno de sus mayores lastres por implicar un coste mucho más elevado de los servicios públicos. De ahí, que la lucha contra la despoblación del medio rural y los desequilibrios territoriales que presenta a nivel interno -el 57% de los aragoneses viven en Zaragoza y el área metropolitana- sea una prioridad para su política económica y social.

Aragón en cifras. / 'activos'

El empleo, en niveles de récord

En el panorama laboral, las cifras de Aragón son favorables y progresan adecuadamente, hasta el punto de que la afiliación a la Seguridad Social está en máximos, con 607.237 de media hasta diciembre. El nivel alcanzado en 2023 es el más alto de la serie estadística. La tasa de paro (7,6%) es la tercera más baja de España (11,7%), según la Encuesta de Población Activa (EPA) del cuarto trimestre del año pasado, que contabiliza 608.800 ocupados, la cifras más altas desde 2008, año de la Expo de Zaragoza.

A todo ello hay que sumar que Aragón es considerada la tercera región con mayor calidad de vida, solo por detrás de las regiones vecinas de Navarra y La Rioja, según el INE. Los indicadores de riqueza revelan además que progresa por encima de la media nacional, pues es la quinta con un mayor PIB por habitante cuando hace 25 años ocupaba la séptima posición. En 2022, el PIB de la comunidad se incrementó en promedio el 3,8% frente al 5,8% de la media española, según los datos de la Contabilidad Regional de España que acaba de actualizar el Instituto Nacional de Estadística (INE). De esta manera, ha recuperado el nivel de riqueza previo a la pandemia tras la caída del 8,7% en 2020 y el crecimiento del 5,2% de 2021.

Uno de los motores del crecimiento regional y la resistencia de la industria ha venido del comercio exterior. Las exportaciones aragonesas alcanzaron un valor de 1.716,7 millones hasta noviembre, un alza anual del 21,9% que contrasta con la caída del 6,8% anotada por el conjunto de España. La tendencia hace presagiar que la comunidad cerrará 2023 con un nuevo máximo histórico. Serán ya 12 los años seguidos consiguiéndolo.

El sector regional que peor lo está pasando ahora es el campo, lastrado principalmente por una persistente sequía que ha mermado las cosechas y la rentabilidad de las explotaciones. Al margen de estos achaques, la autonomía tiene otro de sus grandes pilares económicos en la agroalimentación, donde ha logrado dar pasos para no ser solo granero de materias primas agrícolas y ganaderas, sino también despensa, con la transformación de los alimentos, lo que deja más valor añadido. 

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Aunque Aragón no es ajena a la tónica general de desaceleración económica, afronta el nuevo año con una mejor posición relativa. Las predicciones de casi todos los servicios de estudios y organismos apuntan a que crecerá por encima de la media nacional. El BBVA prevé incluso que sea la segunda que más repunte, tras el País Vasco. De lo que no cabe duda es de que, a pesar de las incertidumbres, soplan buenas vibraciones por estos lares. Tal es así que la tradicional falta de autoestima que ha caracterizado a sus habitantes tiende a revertirse. Aragón empieza a creérselo.

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