La guerra contra el plástico cuenta desde el 1 de enero de 2023 un nuevo instrumento. El Consejo de Ministros aprobaba a finales del año 2022 el Real Decreto de Envases y Residuos de Envases que establece el objetivo de reducir un 20 % las botellas de plástico de un solo uso en 2030 respecto a 2022 e impulsa que frutas y verduras enteras se vendan a granel o que los usuarios puedan llevar a la compra sus propios envases.
El impuesto tendrá carácter indirecto y gravará con 0,45 euros por kilogramo su fabricación, importación y adquisición intracomunitaria cuando vayan a ser objeto de utilización en el mercado español. Según el Ministerio para la Transición Ecológica, esta normativa permitirá avanzar en la implantación de la economía circular y alcanzar los nuevos objetivos de reciclado de envases para 2025 y 2030.
Entre las principales novedades que incluye, destaca el establecimiento de objetivos nacionales de carácter orientador, que no son aplicables de forma sectorial ni a un tipo específico de producto envasado.
De esta forma, son ya varias las compañías han comenzado a aplicar el impuesto al plástico a toda su gama de productos, después de que el Gobierno sacase adelante la Ley 7/2022 de 8 de abril, que grava todos aquellos envases de plástico no reutilizables, y con la que el Ejecutivo pretende recaudar unos 500 millones de euros. Burger King o McDonald’s han comenzado a cobrar a sus clientes un céntimo por cada producto de plástico no reutilizable que se lleve con su pedido, como puede ser la tapa que cubre los refrescos o el envase en el que se transportan las salsas.
También lo han decidido aplicar de la misma manera otras cadenas como Tim Hortons o Popeyes. Las bebidas con envase, los sobres de ketchup o los envases que sirven de tapa para las salsas son algunos de los materiales afectados.