RETOS

La sombra de la recesión amenaza la economía europea en el inicio de 2023

Los grandes desafíos de la UE para el nuevo año se centran en energía, reforma de reglas fiscales y subsidios de Estados Unidos

Sede de la Comisión Europea en Bruselas.

La Unión Europea afronta el nuevo año con más sombras que claros en su horizonte. La guerra de Rusia en Ucrania, las consecuencias de la crisis energética y una inflación disparada, que superó el 10% en noviembre y que seguirá siendo elevada el próximo año pese al endurecimiento de la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE), empujarán al club hacia una recesión económica durante los primeros meses de 2023. Un año con grandes desafíos por delante en el que los Veintisiete tendrán que seguir vigilando estrechamente la evolución del mercado del gas y lanzar la reforma del mercado eléctrico para evitar que los precios continúen contaminando la factura de la luz, decidir qué respuesta dar al plan de subsidios anunciado por la administración de Joe Biden para financiar la transición energética de la industria estadounidense, ejecutar los fondos del programa 'Next Generation EU' y negociar la revisión de unas reglas fiscales que se han quedado obsoletas.

“Políticamente tendremos discusiones difíciles pero hay margen para llegar a acuerdos. Los países han cambiado mucho en los últimos años y han aceptado cosas que hace unos años jamás hubieran aceptado”, explica Gregory Claeys, analista de uno de los think tanks económicos de referencia en Bruselas como es Bruegel. Es el caso del tope de 180 euros por megavatio hora al precio del gas, acordado in extremis el pasado 19 de diciembre por los Veintisiete (con el solo voto en contra de Hungría y un par de abstenciones de Holanda y Austria) para evitar picos desorbitados de precios como los registrados en agosto pasado. Una medida a la que durante meses se resistieron la Comisión y muchas capitales europeas y que finalmente entrará en vigor a mediados de febrero.

Pese a esta medida -además de las compras conjuntas de gas, la aceleración de los permisos de proyectos de energía renovables o el ahorro de gas- la energía seguirá siendo uno de los grandes desafíos en 2023 debido a que los precios seguirán siendo “significativamente” más elevados que antes de 2021. “Los altos precios de la energía han estado detrás de la elevada inflación y de la mayoría de los demás problemas económicos a los que se ha enfrentado Europa desde la invasión total de Ucrania por parte de Rusia. La UE tardará años en poder sustituir el gas ruso y será difícil encontrar alternativas igual de baratas” así que “el próximo invierno podría ser aún más difícil que éste”, augura Phillip Lausberg, analista del European Policy Center (EPC), que subraya que los próximos meses serán “difíciles”.

De ahí la urgencia de la reforma del mercado eléctrico. La propuesta de Bruselas llegará durante el primer trimestre de 2023, antes de la cumbre de líderes europeos de mediados de marzo, y pondrá el foco, según los primeros documentos de trabajo, en lograr que los precios de las tecnologías inframarginales -como la nuclear o las renovables- se fijen en función de sus costes reales de producción y no el que marca la energía más cara como es el gas, en reducir el papel del gas a corto plazo y en mejorar la transparencia del mercado.

Otras de los grandes debates que dominarán la agenda europea durante estos próximos primeros meses del año será el plan de inversiones diseñado por Washington para luchar contra la inflación y financiar la transición energética de sus empresas (llamada Ley para la Reducción de la Inflación o IRA en sus siglas en inglés). Un estímulo de 370.000 millones de dólares que ha disparado las alarmas en Europa ante el temor a que este dopaje hunda la competitividad europea y provoque un éxodo masivo de empresas europeas al otro lado del Atlántico. Para algunos socios europeos la solución pasa porque la UE adopte una medida similar e incluso un fondo para la soberanía europea. Para otros algo así podría reavivar las tensiones y derivar en una guerra comercial. Bruselas presentará un plan antes de finales de enero y los líderes europeos darán una primera respuesta en una cumbre de líderes convocada para el 9 y 10 de febrero.

“Lo importante es no caer en una situación en la que las inversiones se hagan en Estados Unidos y no en Europa”, explicaba en el último Consejo Europeo la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, que todavía confía en arrancar excepciones específicas para la industria europea, como los fabricantes de automóviles, como las que tienen Canadá o México. Es lo que han pedido Berlín y París en un papel conjunto hace dos semanas en el que urgen a la administración Biden a extender las subvenciones a las tecnologías verdes de países aliados, incluida la UE, porque de lo contratio se situarán en desventaja frente a la competencia estadounidense. “Si no logramos suavizar la postura de Estados Unidos tendremos que venir con nuestra propio plan de subsidios y cambiar nuestras reglas de ayudas de estado. No nos gusta como europeos y no está en nuestro ADN -lo hace China y ahora lo va a hacer Estados Unidos- pero sería ingenuo no hacerlo”, opina Claeys. A pesar de las negociaciones en curso, Lausberg considera que es "poco probable que Estados Unidos revise los principales elementos discriminatorios del IRA” lo que “exigirá una política industrial europea mucho más enérgica” por parte de la UE en los próximos meses.

Es aquí donde entrarán en juego la simplificación de las normas sobre ayudas de estado aunque esto, opina el analista del EPC, “no será suficiente porque fomentará una política industrial a nivel de los Estados miembros que distorsionaría el mercado único, creará duplicaciones y aumentará la fragmentación. Aunque se seguirá aplicando el plan de recuperación, que hasta ahora ha tenido efectos muy positivos, debería invertirse aún más dinero a nivel europeo”. Es aquí donde entra en juego el posible Fondo de soberanía europeo sugerido por von der Leyen, que podría llegar tan pronto como en verano, pero del que recelan Alemania y Holanda cuya oposición se da por hecho ya que son partidarios de agotar primero los fondos 'Next Generation' antes de embarcarse en nuevos instrumentos. “La mejor forma de convencer a Alemania será demostrar que se utiliza el dinero europeo de forma inteligente. De lo contrario serán reacios a hacerlo de nuevo”, sostiene Claeys.

Más allá de la crisis energética y las relaciones comerciales, 2023 será otro año decisivo en la ejecución de los fondos de recuperación de los cuales ya han sido desembolsados 136.000 millones de euros. Llegaremos a la mitad de la vida útil del Mecanismo ('Next Generation') y más de la mitad de los hitos y objetivos se habrán cumplido a finales del año que viene”, explicaba hace unas semanas el comisario de asuntos Económicos, Paolo Gentiloni. Más allá del desembolso de fondos, la gran discusión en 2023 será la reforma de las reglas fiscales, suspendidas al inicio de la pandemia del covid19 con la activación de la cláusula general de escape que tocará a su fin a principios de 2024.

La Comisión Europea ya ha lanzado el debate para revisar las reglas del déficit y la deuda con un primer documento que incluye sendas para la reducción de la deuda, planes adaptados a cada país, más flexibilidad y multas más pequeñas pero efectivas. “Ha sido una propuesta bastante revolucionaria. Esperábamos mucho menos y a los académicos nos ha sorprendido en el buen sentido porque los cambios son mejores que lo que tenemos ahora. Pero no se si con la guerra en Ucrania y la crisis energética tendrán tiempo suficiente en el Ecofin para discutir con seriedad sobre ello. Espero que así sea”, explica Claeys. Según fuentes europeas, la propuesta legislativa de la Comisión Europea podría llegar en mayo y el debate concretarse en presidencia española de la UE durante la segunda mitad de 2023.